Un comando armado embosco y ejecuto a Hermila García Baeza, que se desempeñaba como jefa de la policía del poblado de Meoqui, localidad de 21,000 habitantes, era la segunda mujer que asumía el mando de Policía en el estado de Chihuahua, informó la fiscalía local.
García Baeza, abogada de profesión llevaba un mes en la jefatura de la Policía, quedó tendido a un lado de su automóvil, cuando salía de su domicilio rumbo a la estación de Meoqui, comunidad dedicada a la agricultura y localizada en la zona central de Chihuahua.
Esta zona chihuahua es considerado el más violento por las disputas entre carteles de las drogas, por el control de las rutas hacia Estados Unidos, principalmente en Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas.
Hermila García Baeza se desempeño como secretaria del Ministerio Público de la Federación y en la actualidad ocupaba el cargo de directora de Seguridad Pública de Meoqui, al que tomo protestas el pasado 10 de octubre y sus principales logros en ese breve tiempo fue el dotar de armamento a la policía a su mando y rehabilitar la comandancia desde donde operaba.
Platicaba que sus antepasados fueron integrantes de la División del Norte del General Francisco Villa, además consideraba que no tenía nada que temer, pues no había hecho nada malo y contar con un ángel muy grande que la protegió hasta el día de hoy.
29-XI-10, oaxacaentrelineas
Un mes y medio después de asumir su cargo, la primera mujer en llegar a ser jefa de policía en México ha sido acribillada a balazos. Un grupo de hombres armados la asaltó cuando se dirigía en coche a su puesto de trabajo en el municipio de Meoqui, a unos 70 kilómetros al sur de Chihuaha, capital del Estado de idéntico nombre.
El portavoz de la Fiscalía General de Chihuahua, Carlos González, informó de los pormenores del asesinato. Al parecer, los sicarios la seguían en dos camionetas y le dieron alcance a la altura del poblado de Los García, a unos 10 kilómetros de Meoqui. Allí, la obligaron a bajar de su coche y le propinaron al menos tres disparos. Sucedió en menos de dos minutos frente a una tienda de importaciones. Con impunidad. Sin testigos. Según el alcalde, Salvador García Esquivel, la directora de Seguridad Pública no había recibido amenazas.
Ése es el riesgo que se corre en México al aceptar un cargo policial y el chantaje que la violencia narcotraficante emplea con tozudez. Según cifras oficiales, más de 28.000 personas han muerto en los últimos tres años como resultado de los ajustes de cuentas entre cárteles de las drogas o en operativos contra el crimen lanzados por el gobierno federal.
El miedo hace mella entre los operativos policiales, que no quieren asumir puestos de visibilidad. Junto a la asesinada Hermila García Quiñones, al menos otras tres mujeres mexicanas han asumido este tipo de cargos ante el temor de otros candidatos más experimentados.
Hace un mes, Marisol Valles García, una joven universitaria de 20 años, asumió la jefatura de la policía del municipio de Praxedis G. Guerrero, al este de Ciudad Juárez. "Aquí toda la gente tiene miedo, todos tenemos miedo, pero vamos a cambiar ese miedo por seguridad", dijo con firmeza al asumir su cargo esta estudiante de Criminología.
Tras su paso al frente, en otras dos localidades cercanas a Juárez otras dos mujeres fueron elegidas como responsables de la seguridad. Se trata de Verónica Ríos Ontiveros, que fue elegida por la Presidencia Seccional de Samalayuca, al sur de Ciudad Juárez, comisaria en El Vergel, y de que Olga Herrera Castillo, encargada de la seguridad en el poblado Villa Luz.