El P-Lib afirma el derecho inalienable de todos los niños a la educación, y de todos los padres a escoger con libertad la manera de cumplir con su obligación de facilitar a sus hijos ese derecho. En la práctica, esta sentencia arbitraria, injusta y colectivista obliga a los padres a escoger entre la enseñanza estatal o la ofrecida por empresas vinculadas a la religión mayoritaria, ya que pocos centros educativos (casi ninguno en ciudades pequeñas o en zonas rurales) son ajenos a una de esas dos categorías.
El movimiento home schooling es internacional. Ofrece una respuesta legítima a la soberana voluntad de muchas personas. En muchos países está permitida y regulada la enseñanza en casa y el P-Lib no comprende las misteriosas razones que han llevado al TC a considerar que esa opción no cabe en nuestra carta magna. La enseñanza en el hogar es una opción adecuada para grupos minoritarios de personas que están en viaje constante, o para familias en las que los padres son profesionales de la enseñanza retirados que simplemente prefieren su propia labor a la de un centro, o para quienes pertenecen a comunidades religiosas, filosóficas o culturales minoritarias y viven en zonas donde no hay suficientes familias similares para la escolarización colectiva de sus hijos. Y puede haber muchos otros casos. En su afán de homogeneizar la sociedad mediante una pavorosa ingeniería social, los colectivistas de todo signo político, representados desde luego en el TC, desconfían de la enseñanza en el hogar y, sin confesar sus razones últimas, se agarran a tecnicismos constitucionales para negar a las personas y a las familias una faceta importante de su libertad.
El P-Lib reivindica nuevamente una educación enteramente privada, puesta al alcance universal de todos los ciudadanos mediante mecanismos de cheque escolar para que quienes no puedan atender el coste no se vean condenados al sistema estatal. La sana competencia entre miles de empresas educativas, una vez eliminada la competencia desleal del pésimo sistema público, generará mayor calidad y diversidad y precios más reducidos, por lo que la necesidad de emitir cheques de escolarización será cada vez menor. En este marco educativo cabe, por supuesto, la opción de acometer la enseñanza en el hogar, sujeta a criterios y pruebas de homologación similares a los de cualquier otra escuela.
El P-Lib alerta a la ciudadanía sobre el riesgo grave de que nuestra Constitución se pervierta por este tipo de interpretaciones aberrantes, deviniendo un corsé que oprima nuestra libertad en lugar de ser el texto legal que la articula.