A Marruecos no le gustan las visitas de los periodistas españoles, ni siquiera si van como turistas y con la única intención de pasar unos días de descanso en el país. Desde hace un mes y a raíz de los conflictos en el campamento saharaui de El Aaiún, Rabat veta la entrada a ciudadanos españoles por el sólo hecho de estar relacionados con el mundo de la comunicación. Fuentes consulares y del Ministerio de Exteriores apuntan a unos treinta casos de expulsados de Marruecos cuando trataban de entrar como turistas a través de los aeropuertos. El primer caso que salió a la luz fue el del colaborador del diario El Norte de Castilla Guillermo Sanz, hace ya un mes. El periodista de COM Ràdio David Collantes también tuvo que volver a Barcelona nada más pisar el aeropuerto de Marrakech la semana pasada.
El conflicto aumenta y afecta ya a personas de perfiles muy diversos que ni tan si quiera ejercen en medios de comunicación, explica Raquel Sanz, periodista de 28 años que viajó desde Madrid a Marrakech el domingo para pasar sus vacaciones. A la llegada al aeropuerto la policía de aduanas le retiró el pasaporte y el visado que rellenó durante el vuelo. "Los agentes comenzaron a hacer llamadas, gritaban...", cuenta Raquel desde Madrid en conversación telefónica. ¿El motivo? En su visado, confesó ser periodista. Raquel trabaja para una agencia de comunicación en Santander.
La situación en el aeropuerto de Marrakech adquirió tintes surrealistas.
- ¿En qué diario trabajas? - preguntó un policía.
- En ninguno.
- ¿En qué televisión trabajas?
- No trabajo en ningún medio de comunicación, es una asesoría.
El policía se fue y cuando Raquel se acercó a preguntar si había algún problema le comunicaron que no podía entrar en el país y que estaba expulsada. "La policía me acompañó a la pista y le dijeron al piloto que nos había traído desde Madrid que me llevasen de vuelta a España", recuerda. El piloto se negó al principio porque llevar pasajeros en vuelos no regulares está prohibido, pero pronto cambió de opinión. La policía marroquí le dijo que si no lo hacía pasarían la noche todos en el calabozo. Raquel subió al avión poco después. Le acompañaba otra española expulsada, una empleada del grupo Prisa, de la sección de publicidad, que llegó a la ciudad marroquí el sábado y que había estado encerrada en el calabozo del aeropuerto hasta ese momento. El acompañante de Raquel tuvo que quedarse en tierra.
Desde Exteriores admiten el problema y se limitan a decir que se trata de "un tema prioritario para el Gobierno". Mientras, los afectados no reciben información. "No sé de qué se me ha acusado para expulsarme del país, la indefinición legal es total", se queja Raquel. El lunes puso una reclamación en Exteriores para esclarecer su caso, pero las noticias que recibió no fueron demasiado buenas: en el ministerio le explicaron que "las relaciones con Rabat son muy tensas", así que "poco se puede hacer".
¿Pueden entonces los periodistas viajar a Marruecos de vacaciones? Nadie sabe ni dice nada. Exteriores no ha emitido ninguna comunicación oficial al respecto yel Gobierno marroquí guarda silencio.
22-XII-10, M. Gutiérrez, lavanguardia