Benedicto XVI considera que ciertos cursos de educación sexual impartidos en algunos países europeos suponen una amenaza para la libertad religiosa, tal como esta es entendida por la Iglesia católica. El Papa hizo ayer reflexiones en este sentido durante su discurso ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Según el portavoz del Vaticano, el padre jesuita Federico Lombardi, el Pontífice podría haber aludido implícitamente a la situación en España, donde la Conferencia Episcopal -como recordó Lombardi a este diario- ya manifestó su inquietud por la publicación de manuales de sexualidad y por la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
La intervención de Joseph Ratzinger ante los embajadores se centró en las amenazas a la libertad religiosa que se producen en los países - sobre todo en el ámbito musulmán, pero también en China-donde los cristianos sufren ataques físicos, coacciones y represión. Pero luego el Papa dirigió la mirada a Occidente y recordó la "marginación creciente" de la religión en estados que se dicen muy plurales y tolerantes. Hizo hincapié en el derecho a la objeción de conciencia de médicos y de juristas -en asuntos como el aborto o la adopción de niños por parejas homosexuales- y alertó del "destierro" de la vida pública de fiestas y símbolos religiosos. Con esa marginación, según el Papa, "se cortan las raíces culturales que alimentan la identidad profunda y la cohesión social de muchas naciones". Más adelante se adentró en el terreno de la educación sexual y dijo: "Continuando mi reflexión, no puedo dejar de mencionar otra amenaza a la libertad religiosa de las familias en algunos países europeos, allí donde se ha impuesto la participación a cursos de educación sexual o cívica que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón".
11-I-11, E. Val, lavanguardia