la reevangelización de Benedicto XVI empieza por el (propio) nombre propio

Benedicto XVI, decidido a combatir el laicismo en todos los frentes, cree que la moda de los nombres exóticos es perniciosa porque aleja aún más a Occidente de sus raíces cristianas. El Papa se refirió a este problema el pasado domingo, día en que bautizó a 21 neonatos - 13 niños y 8 niñas-en una ceremonia en la Capilla Sixtina. En el posterior rezo del ángelus, Joseph Ratzinger recordó que cada bautizado "adquiere el carácter de hijo a partir del nombre cristiano, signo inconfundible de que el Espíritu Santo hace nacer de nuevo al hombre del seno de la Iglesia". La frase, dicha así, podría parecer una neutra reflexión aislada del Papa teólogo, pero los vaticanistas italianos, llevados quizá por un excesivo celo interpretativo, la destacaron mucho y la vieron como una clara voluntad del Pontífice de defender el santoral y de criticar las veleidades laicistas en la elección del nombre.

La polémica sobre el menguante apego al santoral ha tenido un notable eco en la prensa italiana. Se ha recordado que los personajes famosos son especialmente proclives a la originalidad. La hija del guitarrista Frank Zappa se llama Moon Unit. El músico Bob Geldof llamó a la suya Peaches (melocotones). Gwyneth Paltrow eligió Apple (manzana) para la suya y Tom Cruise se decidió por Suri (rosa roja, en persa) para su pequeña. En Italia también hay numerosos ejemplos. El hijo de Flavio Briatore y Elisabetta Gregoraci responde al nombre de Nathan Falco. La primogénita de Monica Bellucci está registrada como Deva. Y la presentadora de televisión Ilary Blasi optó por Chanel para la suya.

Los políticos no se sustraen a la tendencia, con decisiones que son toda una declaración de principios. El líder de la autonomista Liga Norte, Umberto Bossi - con nombre de monarca-prefirió raíces celtas para sus hijos: Renzo, Eridano Sirio y Roberto Libertà. El ministro de Defensa, el ex militante posfascista Ignazio Benito Maria La Russa, llamó a los suyos Geronimo, Lorenzo Cochis e Leonardo Apache.

Las estadísticas muestran, pese a todo, que la tradición resiste. Los nombres preferidos de los italianos para sus hijos continúan siendo cristianos. Encabezan la lista Francesco, Alessandro y Andrea, para los niños, y Giulia, Sofia y Martina para las niñas. Un alivio para la inquietud papal.

13-I-11, E. Val, lavanguardia