Ahmed Basiony, el artista asesinado en Tahrir

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El pasado 27 de enero, el artista, músico y profesor egipcio Ahmed Basiony se compró una máscara antigás y se echó a la calle para participar registrando con su cámara lo que estaba sucediendo en la plaza Tahrir. Horas después escribía en Facebook: "Las fuerzas de seguridad nacionales me han golpeado, sin embargo mañana iré de nuevo. Si ellos quieren guerra, nosotros queremos paz". Y, efectivamente, salió. Hacia las siete de la tarde lo separaron de sus amigos y luego desapareció. Cinco días después, su cuerpo sin vida fue encontrado en el hospital Um Al Masreyeen en Giza. El informe médico hablaba de cinco impacto de bala y añadía que posteriormente había sido atropellado. El material filmado aquel Viernes de la Ira nunca ha sido encontrado.



Su rostro risueño, felizmente mezclado con los miles de jóvenes que lucharon por "recuperar la dignidad" -así lo entendía él- se asoma estos días en Venecia a través de alguna de las cinco pantallas que ocupan el pabellón de Egipto. Un homenaje que resuena como una bofetada en una Bienal plácidamente sumida en una fiesta sin fin.



Ahmed Basiony tenía 32 años y dos hijos, de 6 y 1 años de edad. "Era el hombre más amable y entrañable del mundo", explica Shady El Noshokaty, comisario junto a Aida Eltorie de un pabellón ante el que, a medida que corre la voz, comienza a registrar grandes colas para entrar. El comisario habla también de Ahmed Basiony como de un revolucionario y, sobre todo, de "uno de los más importantes de la nueva generación de jóvenes artistas egipcios contemporáneos". Ahmed Basiony se movía en el ámbito de los nuevos medios y las instalaciones interactiva, de las que era un pionero en su país. Participó, en el 2008, en el primer taller interactivo de arte español/ egipcio, coorganizado por Hangar, y como músico y tenía previsto actuar este año en el Sónar.



La mañana en que fue asesinado, hacia el mediodía, escribió en su Facebook: "Es necesario estar completamente equipados durante nuestra participación en la revolución: una botella de vinagre para sobreponerse a las bombas lacrimógenas, máscaras de protección y pañuelos para inhalar vinagre, sprays de defensa personal, zapatos deportivos, tabletas Pradoral, alimentos y bebidas… Está prohibido el uso de la violencia contra los agentes de seguridad y los insultos. El vandalismo es también prohibido, pues este es nuestro país. Traiga una cámara y no tenga miedo".

La exposición que el renacido Egipto le consagra en Venecia se titula 30 días de funcionamiento en el espacio,que hace referencia un trabajo realizado un año antes del levantamiento que acabó con los 30 años de Mubarak. Un año antes de los levantamientos, Basiony había trabajado en un proyecto titulado 30 días de funcionamiento en el espacio. Lo presentó en el exterior del Palacio de las Artes de El Cairo, dentro de una estructura cuadrada de plástico transparente, en cuyo interior el artistas se movía aleatoriamente enfundado en un mono de plástico a los que había incorporado unos sensores que medían el nivel de sudor y el número de pasos realizados durante 30 días. Los datos eran trasladados a una pantalla cuyos colores iban cambiando en función de la energía gastada.

En la instalación de la Bienal, las imágenes de aquel trabajo se yuxtaponen, en una instalación de cinco pantallas, con documentación inédita de los días la revolución en las calles de El Cairo. Son imágenes sin editar, filmadas durante sus tres últimos días de vida: jóvenes corriendo ante las Fuerzas Centrales de Seguridad, gritando en la plaza o hablando directamente a la cámara sobre su futuro. y hablando del futuro, Basiony filmaba sobre todo a sus colegas, aquello que tenía más próximo, y por las noches descargaba en su ordenador portátil lo rodado por el día. "Las imágenes del día de su desaparición aún están en paradero desconocido", explica el comisario.

4-VI-11, T. Sesé, lavanguardia