guerrilla de ganchillo
Craftivismo en la red y otras acciones futuras
Os dejo algunos enlaces interesantes, por si queréis bichear un ratito y enteraros de qué se cuece. Y recuerda esta fecha: 11 de junio, es el Día Mundial de Tejer en Público, ¿te vienes a la calle?
Si os gusta el cine:
Handmade Nation (2010), de Faythe Levinson, que recorrió su país, Estados Unidos, documentando la nueva ola de artesanía y DIY. Si picáis veréis el trailer y ¡también hay hombres cosiendo!
Making it Handmade (2010), de Anna Brownfield, que hizo algo parecido en su país, Australia.
Cuki Colorinchi Evolution, de Eduardo del Olmo Condado, corto español que participó en el Notodofilmfest de Jameson. Lo puedes ver picando y reírte un rato con su ironía.
Leer más en huelva24.com http://huelva24.com/not/3086/el_craftivismo_otro_mundo_es_posible____con_aguja_e_hilo/#ixzz1VfntC2EH
La actualidad de la provincia en la red
Lo he intentado, os prometo que lo he intentado. Escribir sobre cocina, decoración o manualidades, ofreciendo un espacio de relax a todos los que me leéis fielmente (por cierto, muchas gracias, cada vez sois más). Un rincón en el que olvidaros de la que está cayendo. Pero no puedo. No sería yo. No puedo obviar el mundo que me rodea, la elecciones y el espítiru que ha inundado las calles, también en nuestra ciudad.
Así que hoy os escribo sobre acción social, sí, pero sin olvidar el espíritu de ´Jugando a las casitas´. Por eso hablaremos de craftivismo. ¿Sabéis lo que es? Pues seguid leyendo, seguro que os enganchará.
Ya no podemos seguir pensando en el croché y el punto de cruz como algo de abuelas, de mesa de camilla, de pañitos de sofá. Algo naif e incluso hortera. Los hilos, las lanas y las agujas han tomado las calles y están protagonizando reivindicaciones estéticas, sociales y políticas.
A este movimiento de acción social a través de las manualidades lo llaman craftivismo. Ya sabréis que me encanta el DIY (Do it Yourself o Hazlo Tú Mismo), el pachtwork y las manualidades en general. Siempre meto pinceladas de todo esto en lo que escribo. Pero hoy voy más allá.
Craftivismo, bonito palabro
La palabra craftivismo une el vocablo inglés craft y el español activismo. Lo más cercano a la palabra inglesa es manualidades, aunque craft significa mucho más. Hace referencia a lo artesano, a lo manual y a lo creativo. El craftivismo es un movimiento social que reconoce en la capacidad creadora la herramienta principal de lucha. Lo hecho a mano pasa de ser un mero pasatiempo a tener un valor social y cultural. Con esta filosofía han surgido en todo el mundo expresiones como el urban knitting o las guerrillas de ganchillo, arte callejero hecho con lanas.
Y es que podemos usar nuestras habilidades particulares para demostrar que otro mundo es posible. Los que defendemos lo hecho a mano como valor para cambiar las cosas que no nos gustan, hablamos de la conciencia del que crea como piedra clave.
No importa si hacemos un cuadrito de punto de cruz o un sampler de patchwork, si usamos unas telas muy chic o reciclamos restos de cortinas. Lo verdaderamente importante es valorar nuestra creatividad y la de los otros, establecer una nueva relación con el objeto hecho a mano, como poseedor de una historia particular, y diferenciarla de la pieza que viene de una cadena de montaje. Éste es el cambio. Eso es el craftitvismo.
Además, si no se consume lo que ya viene de fábrica, si se crea algo nuevo, ¿no es esto un pequeño acto de levantamiento en contra del consumismo que nos inunda? Si me hago una bufanda en casa, nadie me controla el punto ni el color que pongo, es mi bufanda, pieza única. Y, si además comparto mis creaciones con los demás, creo redes sociales sin que nadie me venda nada de por medio. Lo más divertido es que no existen dogmas en este movimiento: cada quien crea lo que quiere y como quiere.
María Laura Flores, una bloguera y columnista de Babelenprosa.net, lo resumía así de bien: “… hacer cosas con tus manos es hacer política. Haces política cuando eliges consumir productos hechos a mano y locales en vez de los importados y hechos en serie…”
¿Pero esto, desde cuándo existe?
La reivindicación política y social a través de las artesanías es algo contemporáneo. El término surge a principios de este siglo y ha ganado mucha presencia gracias a la red y a páginas como craftivism.com (desde 2003).
Antes de la Revolución Industrial, tejer jerseys o hacer mantas y de más cosas a mano para uso particular o para ganar algún dinero extra en casa era una realidad muy común. Pero cuando la producción en masa creció estas actividades se hicieron innecesarias. Lo manual había pasado de moda y “el espíritu del DIY quedó relegado al área de la creatividad del propio armario”, dice Betsy Greer en Craftivism, una enciclopedia sobre justicia social y activismo de 2007.
Y si la gente hace cosas a mano desde hace tanto tiempo, sin ninguna intención política ¿por qué ahora sirve como instrumento de lucha para cambiar el mundo? En las filas craftivistas esta cuestión suscita un continuo debate.
La realidad es que ha habido recientemente un levantamiento en contra de todo lo producido en masa, del materialismo y la sociedad de consumo en la que vivimos. Además, el movimiento feminista, en continua evolución también, dejó de ignorar lo domestico, lo hecho en casa, y empezó a darle valor.
Lo que tanto antes criticó como herramienta del patriarcado para aplastar las conciencias de las mujeres, lo abraza ahora con cariño, viendo en el ganchillo, las lanas o el punto de cruz armas arrojadizas de lucha. Pero de una lucha pacífica, sin las prisas y sin los estreses propios del mundo que nos rodea y con mucha, mucha ironía.
Una craftivista llamada Cat Mazza
Desde que surgió el movimiento craft, muchas han sido las acciones que se han llevado a cabo. Dar clases a quien no ha cogido una aguja en su vida o hacer gorros de ganchillo para pacientes de quimioterapia, entre otras cosas.
Una de las primeras y más interesantes craftivistas es la norteamericana Cat Mazza. Una de sus acciones más importantes fue el proyecto The Nike Blanket Petition, que reivindicaba condiciones laborales justas para los trabajadores de Nike. Entre 2003 y 2008 se recogieron muestras de pequeños cuadraditos tejidos en punto. Estaban elaborados por comunidades y personas particulares de más de 30 países. Unidas, las piezas formaban una manta enorme con el conocido logo de la marca y fue expuesta en una galería de Estambul que se encuentra al lado de la empresa en cuestión.
Además, en un acto antibelicista instó a las parejas de los soldados americanos que luchaban en Afganistán a tejer pasamontañas y enviarlos al Senado (Stitch for Senate). Por un lado, proponía tejer en grupo para crear debate mientras tanto. Por otro, al mandar las piezas tejidas a cada miembro del senado se le pedía que acabara con la guerra enviando a los soldados de vuelta a casa.
Cuando pasé por Estados Unidos en esta época, pude observar un verdadero espíritu antibelicista, en contra de lo que se pueda pensar desde fuera. Muchos americanos estaban ya hartos de tanta tomadura de pelo y tanta muerte injustificada (de uno y otro bando). Yo estaba en Louisville, Kentucky, donde casi ningún jardín está vallado. Los vecinos aprovechan sus casas para lucir, no sólo enanitos de cerámica, sino también placas protesta. Entonces podías ver muchas que decían: “Support the troops, bring them home” (Apoya a los soldados, tráelos de vuelta a casa)
Cat Mazza fundó en 2005 microRevolt, un punto en la red interesantísimo donde se discute acerca de activismo a través de las manualidades, acerca de la manera de transformar este sistema económico en algo más justo para todos gracias también a las redes sociales. En ese mismo año recibió un premio por su programa informático Knitpro 2.0, con el que podemos convertir en un patrón cualquier imagen que se nos ocurra.
“Teja, por favor” y las guerrillas de ganchillo en España
Parece que en España empieza ya a despuntar también este activismo social con las lanas y agujas como protagonistas. En Valencia, Bilbao y Barcelona se encuentran los centros más activos y sería fantástico que se extendiera por el resto del territorio español.
El arte callejero hecho de lana ha empezado a tomar nuestras calles. Las llamadas guerrillas knitting (tejer) visten el mobiliario urbano con prendas tejidas a mano, dando a las ciudades un toque más humano y menos gris, y desde luego, provocando la risa.
El origen de estos grafitis lanudos está en Estados Unidos, en Houston concretamente, donde se gestó el proyecto Knitta Please (Teja, por favor) que se ha convertido en todo un referente en arte urbano. Una de las pioneras es Magda Sayeg, que cuenta así el origen de todo: "Todo empezó en 2005 cuando estaba sentada en mi tienda de ropa en Texas. Mirando la calle veía todo muy gris y duro. Y pensé: esto sería mucho más lindo envuelto en un poco de tejido de colores."
Desde entonces ha surgido al menos una docena de grupos similares en todo el mundo y se han hecho muestras en ciudades como Los Ángeles, Nueva York o París. Incluso el MOMA de Nueva York ha adquirido obras de Sayeg.
Probablemente el hecho de que los materiales usados no dañan el mobiliario urbano y se retiran fácilmente, han hecho que estas expresiones de arte urbano no hayan sido retiradas de inmediato o criticadas. Estos grupos ya han dejado muestras en lugares tan emblemáticos como la Gran Muralla China o el Notre Damme.
En nuestro país, como decíamos, la denuncia constructiva tiene como punta de lanza las ciudades de Bilbao, Valencia y Barcelona. En la ciudad condal llevan ya cinco guerrillas de ganchillo, a cada cual más interesante. Entre otras acciones, tejieron entre los vecinos del barrio gótico una manta de pequeñas piezas de ganchillo en tonos verdes, imitando a un jardín, para pedir más zonas verdes en la ciudad. También vistieron para el invierno al gato de Botero que se encuentra en el Raval. Le tejieron unas orejeras y una bufanda de 14 metros.
¿Y en Huelva? ¿Alguien se anima? A mí me encantaría ver el Monumento a la Fe Descubridora con un gran gorro de ganchillo, para que no pase frío en invierno, o al Colón de la Plaza de las Monjas con una toquilla para resguardarse. Yo estoy dispuesta a compartir mis pocos conocimientos de ganchillo y punto, y también a aprender de quien quiera enseñarme más. Si además quienes enseñan son personas de mediana edad, mejor que mejor, ¡me encanta el intercambio generacional! Yo creo que Huelva está falta de grafitis de lana y punto de cruz. Si queréis formar un Knitta Please en nuestra ciudad, no dudéis en escribirme.
Leer más en huelva24.com http://huelva24.com/not/3086/el_craftivismo_otro_mundo_es_posible____con_aguja_e_hilo/#ixzz1VfnghbBj
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