La necesidad de abastecer los mercados de oro tiene su cara amarga. La extracción de este mineral está teniendo una fuerte contestación en Sudamérica por su impacto ambiental. El profesor Joan Martínez Alier pronostica que por esto cada vez será más difícil sacar oro y que también se incrementará el precio.
Entre los conflictos más graves está el causado por las extracciones en la mina a cielo abierto de Yanacocha, a 800 km al nordeste de Lima. La contaminación de estas minas fue denunciada hace unos meses en Barcelona por Marco Arana, un popular sacerdote ecologista que ha hecho campaña en la UE para que la legislación prohíba el cianuro como elemento para amalgamar la tierra y obtener el oro. En las minas a cielo abierto, las tierras extraídas y apiladas son lavadas mediante una solución de agua y cianuro para capturar el oro y procesarlo. Pero los impactos ambientales de esta técnica son enormes y se producen tanto en los tajos en las montañas (con los que se destruyen las lagunas bajo las cuales se esconde el oro, y se interrumpen fuentes y manantiales) como por el depósito de tierras. Fugas de cianuro bajo la tierra apilada, alteración de la calidad de las aguas, niveles de mercurio por encima de los aceptables en peces y cíclicos periodos de mortandad de las truchas son algunas de las consecuencias, denuncia Arana.
Mientras, unos mil buscadores de oro trabajan ilegalmente en territorio yanomami, un área de selvas y montañas del norte de Brasil y el sur de Venezuela, donde viven unas 32.000 personas. Survival International viene denunciando la contaminación causada por el mercurio utilizado para amalgamar el oro y separarlo de las rocas. La consecuencia es que el mercurio acaba en los ríos. La Fiscalía de Venezuela investiga la muerte de seis yanomami en la sierra de Parima (Venezuela), posiblemente causada por la contaminación del agua.
Los yanomami también protestan contra la precaria situación de la salud de sus comunidades, agravada los últimos
años por la transmisión de enfermedades. “La presencia de buscadores de oro se ha incrementado en los territorios ancestrales de los pueblos indígenas y operan de manera ilegal”, dice Sarah Shenker, de Survival.
Las protestas se dirigen también contra Barrick Gold, la mayor multinacional del sector (con minas en Chile, Argentina y Perú). Greenpeace ha publicado un informe en el que la acusa de ser responsable de la destrucción de los glaciares en los Andes. Barrick (cuyo director internacional es José María Aznar) cuenta con proyectos contestados en Pascua-Lama, entre Chile y Argentina, y en Cerro Casale (Chile).
13-VIII-11, A. Cerrillo, lavanguardia