En el 2006, los integristas islámicos inundaron de amenazas al semanario satírico francés Charlie Hebdo por haber osado publicar las controvertidas caricaturas del profeta Mahoma. Cinco años después, han pasado al acto. Unos desconocidos perpetraron en la noche del martes al miércoles un atentado contra la sede de la publicación, situada en el bulevar Davout (en el distrito 20 de París), sobre la que lanzaron al menos un cóctel molotov. El fuego prendió en el sistema informático y destruyó completamente la redacción del semanario. Debido a la hora en que se produjo el ataque, no hubo heridos.
Al cierre de esta edición, el atentado - así lo calificó el ministro del Interior, Claude Guéant-,no había sido reivindicado y la policía no daba por cerrada ninguna pista. Sin embargo, el director de Charlie Hebdo,el diseñador Charb, no dudó en vincularlo directamente a la aparición del número de esta semana, dedicado al triunfo de los islamistas en las elecciones tunecinas y titulado provocativamente Charia Hebdo."En los últimos días hemos recibido numerosas cartas de protesta, insultos y amenazas, a través de Facebook y Twitter", explicó. Como para corroborar sus palabras, el sitio web del semanario sufrió ayer el ataque de piratas informáticos, que colgaron de su página principal una foto de la gran mezquita de La Meca y la frase en inglés "Not god but Allah" (No hay más dios que Alá).
El ataque no evitó, sin embargo, que el número saliera ayer a la calle. Ya fuera por curiosidad, por solidaridad, por afán coleccionista, o por todo un poco, el semanario se agotó en la mayoría de quioscos en unas horas.
"Todo ha quedado destruido", se lamentaba ayer Patrick Pelloux, cronista del semanario, afectado por los efectos del atentado. Para evitar que la publicación deje de salir la semana que viene a causa de este ataque, el director del diario Libération,Nicolas
Demorand, ofreció albergar en sus locales a la redacción de Charlie Hebdo el tiempo que haga falta. Dicho y hecho, los responsables del semanario empezaron a instalarse a primera hora de la tarde.
"Nosotros sólo hemos hecho nuestro trabajo. Nosotros hacemos humor. La provocación la hacemos todas las semanas", explicó el director de la revista en la emisora de radio Europe 1, donde aclaró que el número dedicado al empuje islamista en Túnez y Libia no incluye ninguna caricatura de Mahoma, que aparece presentado como "un tipo gracioso".
Toda la clase política francesa reaccionó de forma unánime para condenar el ataque contra Charlie Hebdo y defender la libertad de expresión...
La reacción política fue muy diferente a la que suscitó, en el 2006, la publicación por este mismo semanario de las polémicas caricaturas de Mahoma aparecidas en varios medios de Dinamarca. En aquel momento, el entonces presidente de la República, Jacques Chirac, deploró la reproducción de las caricaturas, por considerar que eran una "provocación manifiesta" y podían herir la sensibilidad de los ciudadanos que profesan la religión musulmana.
Organizaciones ultracatólicas han mostrado su indignación por la mofa que, según ellas, hace de Jesucristo el artista Dieudonné en un monólogo teatral en París. Si un día rezaron el rosario en la sala, el pasado sábado se manifestaron en la plaza de Pyramides, donde hubo choques con la policía...
3-XI-11, Ll. Uría, lavanguardia
Si no te mueres de risa
Ayer, de madrugada, en París unos encapuchados tiraron proyectiles contra las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo,en el número 62 del bulevar Davout. Un molotov entró por la ventana y empezó el incendio. Las llamas lo han devastado todo y el local ha quedado inservible. Previamente había habido amenazas en Twitter y en Facebook, y unos hackers habían entrado en la web de la revista.
¿El motivo? Que en el número de esta semana Charlie Hebdo habla de las elecciones en Túnez, que han tenido como resultado la victoria de los islamistas moderados. ¿Qué puede haber indignado a los fanáticos? Pues que el editorial lleva por título "Aperitivo halal". O que, sobre la cabecera de Charlie Hebdo,han puesto una franja roja donde se lee "Charia Hebdo", siendo charia la palabra francesa por charía, la ley islámica que regula las actividades públicas y privadas de todo musulmán y que pasa bastante de los derechos del hombre y de la mujer. En esta misma franja se explica que esta semana, por los motivos indicados, Mahoma es el redactor jefe invitado. Mahoma, evidentemente, aparece en primera plana: con turbante, simpático y sonriente mientras dice: "Cien latigazos si no te mueres de risa".
Que cosas como esas desencadenen ataques como el que sufrió ayer Charlie Hebdo demuestra hasta qué punto el diálogo con los bárbaros es imposible. Indigna la impunidad con que actúan en Europa sin que nadie les pare los pies. Hace cinco años el periódico danés Jyllands Posten fue objeto de ataques - ¡por unas caricaturas!-y Charlie Hebdo,que las reprodujo, sufrió también las consecuencias. Para tener claro de qué tipo de gente estamos hablando basta recordar los atentados que, en nuestro país, durante la transición, sufrieron muchas revistas, con aquella bomba en la redacción de El Papus como culminación de la barbarie. Basta establecer los paralelismos evidentes para tener claro que tanto unos como otros son, pura y simplemente, fascistas. Que aquellos llevasen camisa azul y estos turbante es un puro detalle indumentario.
Todo eso es indignante y también lo es que los bárbaros encuentren en nuestra sociedad la acogida y la comprensión de muchos buenistas que, si se te ocurre criticar esas carnicerías, lo primero que hacen es decirte que no todos son iguales y que los hay fanáticos y bondadosos. Eso es lo primero que hacen, porque lo segundo es llamarte racista. Es la coartada perfecta: todo el mundo tiene que callar la boca y la ironía, uno de los valores más altos de esta mínima libertad que nos ha costado siglos conseguir, queda prohibida de facto porque si se enfadan te tiran un molotov y te vuelan la redacción para los aires, mientras un coro de papanatas, vestidos de negro como en las tragedias de Sófocles, levanta el dedo índice y te riñe: "Ya te advertimos que tenías que ser más respetuoso con su cultura".
3-XI-11, Quim Monzó, lavanguardia