Menezes y Martínez
El pasado 22 de julio, mañana hará un mes, la policía británica abatió a tiros al electricista brasileño Charles de Menezes en el metro de Londres, al tomarlo erróneamente por un terrorista. Dos días después, el 24 de julio, el agricultor Juan Martínez Galdeano falleció en extrañas circunstancias en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería), donde había acudido por un problema de tráfico.
El jefe de la Policía Metropolitana de Londres, sir Ian Blair, intentó frenar una investigación independiente, pero, finalmente, el Ministerio del Interior británico ordenó que ésta se realice. La llamada Comisión Independiente de Investigación de Quejas a la Policía investiga la muerte de Menezes, aunque sus conclusiones pueden tardar bastante tiempo, motivo por el cual los familiares del fallecido exigen una investigación más rápida y con mayor publicidad. No obstante, las primeras filtraciones indican que se produjo una cadena de decisiones equivocadas que nadie cortó. Crecen las presiones para que el jefe policial dimita, sobre todo porque le achacan haber abonado la desinformación.
El ministro del Interior español, José Antonio Alonso, compareció en el Congreso de los Diputados. En su intervención oficial, hizo recaer toda la responsabilidad del suceso en el teniente implicado, del que dijo que golpeó a Martínez Galdeano con armas ilegales y ocultó pruebas. Alonso descartó cualquier responsabilidad del director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, aunque el ministro explicó que el primer conocimiento de los detalles del caso los tuvo a través del delegado del Gobierno y no del máximo responsable del cuerpo. Alonso añadió que tuvo que llamar a Gómez Arruche para refrescarle los principios de acción que debían mover su actuación y su deber de tomar prontas medidas cautelares. Los análisis forenses no han podido determinar la causa de la muerte del agricultor, pero la defensa de los guardias insiste en que "un pequeño fallo cardiaco, como mínimo, sí existió". Alguien hace chistes.
En España, no existe una Comisión Independiente de Investigación de Quejas a la Policía y tampoco nuestras cadenas de televisión se interesan tanto por Martínez como las británicas por Menezes. Mientras Scotland Yard es una policía civil, la Guardia Civil es un cuerpo militar que, en última instancia, está sujeto a ciertas excepciones. Mientras Scotland Yard expresó, ayer mismo, palabras de autocrítica y apuntó la posibilidad de revisar medidas como la de tirar a matar,los más altos responsables de la Guardia Civil callan. Un poco de estilo british no nos iría nada mal. Sólo un poco.
lavanguardia, 21-VIII-05