las bazas de Damasco
las bazas de Damasco
Ha resultado sorprendente el tono diplomático, moderado e incluso conciliador mostrado por el régimen sirio durante la reciente cumbre de los países no alineados celebrada en La Habana.
A diferencia del belicoso e intolerante léxico exhibido por Cuba, Venezuela e Irán, que han utilizado el foro simplemente para reiterarse y legitimar su burdo antiamericanismo, con sus dardos envenenados contra Israel y Occidente, Siria se ha mantenido en un cauteloso segundo plano, ha evitado un protagonismo innecesario y ha secundado sin demasiados alardes la deriva izquierdosa de un foro tan contradictorio como inútil, tal como los tozudos hechos demuestran y la historia misma revela.
SIRIA OPTA POR EL PRAGMATISMO
¿Para qué empeñarse a fondo en la retórica cuando produce tan pocos resultados?, se habrán dicho a sí mismos los ladinos e insondables dirigentes de Damasco. Algunos en Washington, Bruselas y Madrid deberían tomar nota y sacar las oportunas conclusiones.
Aún siendo uno de los países más antiisraelíes del mundo, casi antisemita, pues la persecución de los judíos en tierras sirias fue tan sistemática y cruel como en la Alemania nazi, Siria es uno de los Estados más modernos y liberales de la región si lo comparamos con las anacrónicas monarquías proamericanas del Golfo y los semiautoritarios regímenes de Egipto y Jordania. Por no hablar de la adorada y vetusta satrapía del Reino de Marruecos, primer violador en Derechos Humanos del Magreb y ocupante ilegítimo del territorio saharaui.
En Siria circula libremente la prensa occidental, el acceso a Internet no está restringido, los sirios pueden viajar libremente al extranjero, las minorías religiosas son semitoleradas y las mujeres gozan de unos derechos que ya quisieran para sí en el resto del mundo árabe. ¿Les parece poco? Vean el mapa de la región, comparen con sus vecinos y luego opinen.
DAMASCO, ELEMENTO CLAVE PARA LA PAZ REGIONAL
Ahora, una vez comprobado y analizado el fracaso de la reciente operación militar israelí en el Líbano, habrá que volver a la política y, desde luego, para resolver por la vía de la negociación el conflicto global de Oriente Medio, pues no hay un contencioso sino varios, la paz definitiva pasa por Damasco.
Las bazas de Siria son muchas: Israel tan sólo tendrá paz y seguridad definitivas en el interior de sus fronteras una vez que haya cerrado sus diferencias con Damasco; la desactivación y neutralización de Hizbulla y sus aliados en los territorios palestinos pasa por acuerdos con los sirios; y, por último, es absolutamente necesario para Occidente atraer a Siria a su esfera de sus intereses y aislar de una forma efectiva a Irán, que sigue su imparable viaje en su carrera nuclear y en afianzarse como el principal centro para la desestabilización de Oriente Medio.
Luego está el asunto de la estabilidad de Líbano, siempre muy ligado a lo que ocurre en Damasco y a las “interferencias externas”, por llamarlas de alguna forma, que sufre periódicamente el País de los Cedros cada vez que se aleja de la órbita de sus poderosos y siempre temidos vecinos.
LA CEGUERA DE ESTADOS UNIDOS
El problema reside en que todas estos planteamientos, que son básicos para resolver de una vez por todas los problemas de Oriente Medio, no son comprendidos de una forma clara y meridiana por los Estados Unidos. “Los esfuerzos de paz de Carter y Clinton han sido abolidos por la torpeza incalculable de Bush. Si antes , en Oriente Medio y el mundo, se solía distinguir al gobierno de los Estados Unidos del pueblo y la cultura estadounidense, hoy esa distinción se ha desvanecido. La junta gobernante de Washington es vista, casi universalmente, como promotora de violencia, políticas bélicas e ignorancia de los terrenos culturales y políticos que, como son búfalos, entran a pisotear”, escribía recientemente el escritor mexicano Carlos Fuentes al referirse a la situación en Oriente Medio.
LAS LECCIONES DE LA GUERRA DEL LÍBANO
Esperemos que esta ceguera casi congénita de Washington no “empape” a los dirigentes israelíes y que los Olmert y Peretz, llevados por su bisoña inexperiencia, se vean tentados de seguir por los mismos y erráticos caminos en sus relaciones con los vecinos. Ya han fracasado estrepitosamente, como señalaba recientemente Benjamín Netanyahu: “Fracaso en identificar la amenaza, fracaso en la preparación y el manejo de la guerra, fracaso en el frente interno”. ¿Qué más se puede decir?
Esperemos que este reciente desastre que ha significado la ofensiva en el Líbano, que no consiguió sus objetivos iniciales y debilitó militarmente a los israelíes ante sus vecinos, no haga olvidar a Israel que la paz en la región pasa por dos premisas básicas: 1) Todos los países árabes, incluyendo aquí a los palestinos de Hamas y a Siria, deben reconocer a Israel; y 2) Israel debe volver a las fronteras establecidas en 1967 y devolver los territorios ocupados en aquella guerra, cumpliendo con las resoluciones de las Naciones Unidas y reintegrando a Siria, pese a las implicaciones estratégicas del asunto, los Altos de Golán.
No hay terceras vías, ni soluciones intermedias. Mientras Hamas no reconozca al Estado de Israel y los israelíes no vuelvan a las fronteras de 1967, por decirlo de una forma sucinta, el camino hacia la paz estará bloqueado.
En este horizonte final, que fue el comienzo de la Conferencia de Madrid, todo hay que decirlo, las bazas de Damasco son muchas y muy valiosas; no se deberían desdeñar en aras de cimentar un definitivo y estable marco de seguridad y estabilidad en esta convulsa región.
CONCLUSIÓN: ¿HACIA UNA PAZ DEFINITIVA?
Si Occidente, e incluyo aquí a Israel, piensa que se pueden lograr resultados parciales que lleven a una paz definitiva sin contar con Damasco, una idea que inspiran algunos neocon, vamos en la peor de las direcciones y los resultados serán desastrosos. Desdeñar el valor político y estratégico de Siria en estos momentos es un error imperdonable que podrían pagar, quizá para siempre, las futuras generaciones de europeos y sobre todos israelíes que añoran y desean una paz sólida, justa y definitiva para Oriente Medio.
Es hora de hablar de política y dejar las pasiones a un lado. ¿Serán capaces nuestros líderes políticos y diplomáticos de estar a la altura de las circunstancias o, por el contrario, harán caso a los cantos de sirena de los más recalcitrantes neocon, incapaces de asumir, de una vez por todas, sus incalificables errores de cálculo?. El tiempo nos dará la respuesta.
infomedio, 22-IX-06