Los Radicales piden nuevas fuerzas y apoyo en vista del “último tramo” a recorrer con mira a la aprobación, a mediados de diciembre, de la moratoria contra la pena de muerte por parte de la ONU. En una conferencia de prensa a cielo abierto, en la plaza Argentina, junto a una de las muchas mesas radicales de recogida de firmas contra la pena capital, Sergio D’Elia, diputado de La Rosa en el Puño y secretario de ‘Que Nadie toque a Caín’, y Rita Bernardini, secretaria de los Radicales Italianos, presentaron los motivos de la movilización nacional de apoyo al importante acto político que el Palacio de Cristal está en vías de aprobar.
D’Elia reconoció al gobierno italiano haber dado un fuerte impulso a la moratoria y acusó, sin embargo, a la “burocracia de la Unión Europea haber intentado hasta el último momento, apoyada incluso por el actual presidente de turno, relegar la aprobación de la moratoria en la Asamblea de la ONU hasta el año de nunca jamás”.
El secretario de la mesa de la Cámara de los Diputados explicó que la resolución de la ONU no será obligatoria para los 192 países que la componen, pero que ciertamente “a la vuelta de muy pocos años será cada vez más difícil para los países que aplican la pena de muerte proseguir por esta vía criminal: la moratoria de las Naciones Unidas situará de hecho fuera de la ley moralmente a los estados recalcitrantes”.
También Rita Bernardini reconoció al gobierno italiano “habernos hecho una buena jugada”, recordando cómo también el gobierno de Berlusconi apoyó plenamente la causa de la moratoria.
Tanto D’Elia como Bernardini subrayaron, con todo, la importancia de la lucha de los Radicales que ha durado 13 años, y sin la cual la pena de muerte con toda probabilidad seguiría siendo plenamente lícita. Según la secretaria de loa radicales italianos también las cosas habrían ido de otra manera respecto a la guerra de Iraq, cuando Pannella intentó hallar una solución a través del exilio de Sadam Hussein. “Nadie quiso prestarnos atención, pero ahora sabemos –concluyó Bernardini- que el dictador estaba dispuesto a aceptar la solución propuesta por Pannella”.
La primera ministra neozelandesa, Helen Clark, aseguró el apoyo de su país a la iniciativa en el foro de la ONU liderada por Italia, para una moratoria mundial de la pena de muerte.
En un discurso en el parlamento, la primera ministra expresó un juicio muy severo sobre la pena de muerte, y subrayó que Estados Unidos y China, dos países con los que Nueva Zelanda está negociando la firma de un tratado de libre comercio, practican ejecuciones capitales.
“La pena capital es la última forma de tratamiento cruel, inhumano y degradante.La pena capital viola el derecho a la vida y es más que sabido que se aplica incluso a personas inocentes”, afirmó la señora Clark.
La primera ministra, al dar su apoyo a la iniciativa a favor de una resolución de la ONU, justamente coincidiendo con la jornada mundial contra la pena de muerte, recordó que la última ejecución en Nueva Zelanda “se remonta a hace cincuenta años” y que “ninguna de las fuerzas políticas y sociales del país está a favor de poner de nuevo en vigor aquella pena”,
elmercuriodigital, 11-X-07.