Peter Sloterdijk, filósofo, escritor
"Como animales, hemos fracasado"
Tengo 60 años. Nací y vivo en Karlsruhe (Alemania). Soy filósofo. Soy rector de la Universidad de Creación de Karlsruhe. Tengo una hija de 14 años. ¿Política? Migramos de la cueva a la ciudad, y seguimos migrando. ¿Dios? Está celoso de nosotros porque no le hacemos caso
VÍCTOR-M. AMELA, lacontra/lavanguardia, 22-XI-07.
¿Qué preferiría hacer ahora en vez de esta entrevista?
Lo que ahora quiero hacer es lo que estoy haciendo.
¿Cuándo sintió que sería filósofo?
¿Cuándo sintió Ratzinger que sería Papa?
¿Es comparable?
Hay indicios, 25 años atrás, que sugieren que Ratzinger ya lo pensaba. ¡Todos vivimos, en parte, de anticipaciones de nosotros mismos!
¿Tuvo temprana ambición de filosofar?
Pero descubrí que nada de lo que leía lograba convencerme. Todo era demasiado… ordenado, epidérmico, mediocre, democrático, mesocrático, puré recalentado… ¡Pálido!
¿Y qué hizo?
Me largué a la India. Fue una ofrenda de juventud, fue mi último acto romántico.
¿Por qué a la India?
Por haber leído a Hesse. Por creer que el espíritu sopla desde Oriente. Por ser de la retaguardia del 68. Me acerqué al gurú Osho…
¿Y allí se convenció de algo?
¡Es fácil convencerse si te brindan el revolucionario cóctel de sexo más iluminación! Tuve atisbos, volví a casa con ganas de desenredar intuiciones y dudas, y publiqué mi Crítica de la razón cínica. Y luego 200 libros más.
¿De que está ahora convencido?
¡De la necesidad de civilizar la cultura, todas las culturas!
¿Nos queda mucho para alcanzar eso?
Como animales, hemos fracasado. Hemos salido de la naturaleza y somos una existencia extática, pues estamos a la vez dentro y fuera…
¿Entre dos mundos?
Entre la naturaleza y los monstruos. Las ciencias naturales estudian la naturaleza… y luego está la monstruología, de la que la teología es una rama.
¿Llama monstruo a Dios?
El principal talento del animal humano es el de crear monstruos. Y Dios es uno: somos un animal que crea dioses. Creamos dioses.
Pero seguimos siendo animales.
Un animal hiperbólico. Somos una exageración. Tú estás en ti y, a la vez, estás a tu lado, como testigo de ti. Es como si tuvieses un orificio en la cabeza por el que entra el otro. ¡Vivir como humano es ser observado!
Y en una vida como animal, ¿cuál sería?
¡Un elefante indio! ¡Eso lo sé desde siempre!
¿Por qué?
No sé, es una evidencia innata, ja, ja…
¿Filosofar es un modo de humorismo?
Lo cómico y lo sublime son derivados de la monstruosa dimensión del existir humano.
¿Y el miedo? ¿A qué teme, Sloterdijk?
A no disponer del tiempo para culminar mis anticipaciones. Eso en lo personal…
¿Y en lo colectivo?
A que las tensiones mundiales sigan aumentando: ¡la aguja del manómetro político está acercándose a la zona roja!
¿Y aquí? España es la tensión entre dos nacionalismos: el unitarista y los periféricos.
El Estado nación es hijo de los medios impresos: los escribientes forjaron las naciones. Y son tan artificiales que tienen que afirmarse mediante unitarismos histéricos… ¡Europa es una docena de histerias! Que de sus senos emerja un pluralismo creciente resulta fértil.
¿Lograremos alcanzar la felicidad?
En vez de querer alcanzar la felicidad corriendo tras ella, párate un ratito para que la felicidad pueda alcanzarte a ti.
¡Procuraré recordarlo!
Sucede igual con la verdad: solemos encontrarla en cuanto reducimos la inversión que hacemos en no reconocerla.
Somos grandes inversores en infelicidad...
Somos los esmerados intérpretes de una comedia, la comedia de la necesidad: no paramos de inventar problemas.
¿Por qué somos así?
Porque provenimos de Necesitania, continente en que todo era necesidad, y hemos evolucionado hacia Posibilitania, este continente en que todo es posibilidad. Y tener que andar siempre eligiendo… ¡es muy torturante!
Me pasa con la carta de los restaurantes.
La primera vez que fui a América me dieron a elegir entre doce salsas, ¡y casi lloro, desesperado! Por primera vez en la historia de la humanidad ¡hay añoranzas de Necesitania!
Con lo que nos ha costado huir de allí...
Este continente, tan rebosante de posibilidades, nos resulta a la vez tan incontrolable…
Pero aún quedan islas de necesidad, y allá acuden los cooperantes de las ONG…
Que tienen que elegir entre quedarse en Necesitania o traerse a sus habitantes a Posibilitania, este continente en que nos complicamos la vida con listas de posibilidades que te obligan a sentir deseos que antes no conocías.
Posibilitania es también Deseolandia, así.
Es un continente en el que, para ser libre, hay que aprender a desear y elegir bien.
¿Es lo que usted llama posthumanismo?
El humanismo corresponde a la cultura impresa, al libro. El posthumanismo corresponde a la cultura audiovisual, a la pantalla. Y aquí estamos viviendo ya, globalmente.
Y... ¿habrá una posglobalización?
Vaya, va usted muy lejos... Bien, digamos que de culminar la globalización con un apocalipsis... bien pudiera haber un postapocalipsis.
Descríbame el postapocalipsis.
Si ahora vamos hacia la alta velocidad y la sincronización de todos los humanos, el postapocalipsis consistirá en un mundo más lento y en una desincronización entre los humanos.
Peter Sloterdijk tiene migraña. Sale a dar una vuelta por la calle mientras le espero en el hotel Palace de Madrid, donde ha dado la charla inaugural del congreso Diálogo y Acción 2007 (organizado por la Fundación Bertelsmann) sobre la identidad europea en España. Me apetece más preguntarle por su celebrado trabajo filosófico (véanse sus obras en Siruela: Burbujas,Esferas,Espumas...¡Vaya, este Sloterdijk es el Ferran Adrià de la filosofía!). No le ha gustado nada posar para la foto, así que me cercioro de que le apetezca la entrevista. Parece que sí. Pero sólo me convenzo cuando se le iluminan los ojillos de elefante al contarme que le gustaría ser eso: un elefante indio.