"El matrimonio gay no debe ser la meta"
Sectores del mundo homosexual valoran la medida del Gobierno, pero advierten que el matrimonio es una figura obsoleta
La reforma del Código Civil para reconocer el derecho al matrimonio de los homosexuales no ha tenido la misma aceptación por parte de todos los colectivos de gays y lesbianas, que unánimente agradecen la medida del Gobierno pero la consideran en algunos casos un caramelo envenenado que propone un modelo de sociedad y un estilo de vida del que siempre han huido. Ferran Pereda, del Col·lectiu Gai de Barcelona, Marta Estella, de Lesbianes Feministes y Eugeni Rodríguez, del Front d´Alliberament Gai, junto a otros miembros de sus asociaciones, exponen a La Vanguardia sus argumentos para no lanzar las campanas al vuelo. Al menos no las de boda.
Eugeni: El matrimonio ha sido reinvindicado para conseguir una plenitud de derechos, pero para nuestra organización nunca ha sido una prioridad. La prioridad son las libertades. Zapatero dice que hemos dejado de ser ciudadanos de segunda, pero no es cierto. Esto no acaba con la homofobia y la desigualdad histórica. Cuando se nos reconozca el derecho a ejercer nuestra opción sexual, se nos deje de insultar por la calle, haya referentes homosexuales en la escuela o la televisión... podremos abordar derechos binomiales. Lo del matrimonio puede acabar siendo una cortina de humo. Como primer paso vale, pero no puede ser la meta. Que inviertan en una educación no homófoba.
Marta: Contribuye a la no discriminación y la igualdad, pero esta igualdad puede conseguirse de dos modos: equiparándonos gays y lesbianas al modelo que han seguido hasta ahora los heterosexuales, es decir, casarse, o bien buscar un sistema distinto para ambos. El matrimonio protege relaciones entre adultos autónomos y emancipados, pero los derechos que contempla (herencias, Seguridad Social, nacionalidad, etc.) ¿por qué tienen que estar vinculados a una relación de pareja? Se puede abolir el matrimonio civil y establecer una serie de contratos con matices para evitar relaciones de poder, abusos, etc. Esto sería una igualdad al revés. Como feministas pensamos que si la sociedad o el Estado deben proteger algo no es una relación entre adultos emancipados, sino las de dependencia y cuidado: reivindicamos una renta básica.
Montse: Yel matrimonio, además, no acabará con las desigualdades: el matrimonio no vende más seguredad y reconocimiento para un individuo que puede tener una relación sexual con alguien de su sexo, sino que te vende al príncipe o princesa azul, un modelo de dependencia basado en una jerarquía que perpetúa el papel de mujer como cuidadora de los suyos.
Ferran: El gesto de Zapatero es muy valiente, pero es curioso que nos otroguen el derecho al matrimonio ahora que está en crisis y los únicos que se quieren casar son los gays y los curas. Es una institución obsoleta, feudal. Ahora nos espera una fuerte presión social: "En enero te quiero con novio y casado", me dice mi hermana. Perderé incluso mi coartada ante el banco para pedir un préstamo sin una pareja que se responsabilice. Ya veremos la persecución que sufriremos los solteros y promiscuos.
Eugeni: No estamos en contra del matrimonio como derecho, sino porque apostamos por un tipo de sociedad en la que seamos libres y el derecho a relacionarse sexualmente sin dar explicaciones es básico. Que ahora se diga que el matrimonio es una victoria de los gays... Esto es un bumerang, un caramelo envenenado. Nos espera una ola de conservadurismo del mundo gay y una persecución de los que nos definimos como promíscuos. Nos acabarán diciendo que "nos pasa porque queremos, porque ahora nos podemos casar". No hemos luchado todos estos años para que ahora me obliguen a encerrarme en una casa con un chico.
Marta: El Código Civil te obliga al casarte a establecer un domicilio conyugal, guardar fidelidad y socorrerse mútuamente.
Montse: A menudo la violencia de género parte de la posición de poder que una de las personas de la pareja cree que tiene sobre la otra.
Ferran: Las relaciones entre gays son a menudo abiertas y libres. Se habla de lo que significa una relación de dependencia, de fidelidad o de puro sexo. Y no acabamos a hostias a la mínima infidelidad. Es otra manera de establecer la relación de pareja, algo que podemos aportar los homosexuales. El matrimonio asegura el establecimiento social como familia y no deja de ser un espacio de represión, una educastración.
Marta: Hemos contribuido a crear nuevas formas de relación de las que se pueda enriquecer la sociedad. ¿Por qué deberíamos empobrecernos nosotros con la fórmula heterosexual?
Montse: Con ello vuelve a la esfera privada lo que nosotros queremos que sea un cambio en las relaciones sociales y afectivas. Implica que los gays se queden en casa, se reproduzcan, trabajen, sean una unidad de producción.
Eugeni: El derecho al matrimonio es conservador, no emancipador. El movimiento gay, lesbiano y transexual viene del de liberación sexual de los 60. Si a algo hemos contribuido es a separar el placer de la reproducción, e inventamos otras formas de relación. Se pueden formar parejas intergeneracionales, tener amantes de mutuo acuerdo, vivir con otras personas que no sean tu pareja. Además en nuestro argot se contempla la figura de la hermana,que es el amigo del alma: redefinimos la familia. El matrimonio nos devuelve al modelo de siempre.
Montse: No reivindicamos ser soltero para ser un pendón, sino para tener un margen de libertad y poder decidir a quién quieres cuidar y a quién dejar tus bienes.
Gerard: Es curioso. El debate sobre el matrimonio gay o bien te enfrenta a otros colectivos gays que lo consideran lo máximo o bien genera rechazo de los heterosexuales que no entienden que no les agradezcas la generosidad de otorgarte su modelo y encima quieras aportar el tuyo. El precio de la aceptación es que siguas su modelo heterosexual, que no te manifiestes ni te enfades cuando alguien diga maricón omariconada y que tengas una relación estable.
Marta: Y además existe una vertiente sexista: la ley ha sustituido la frase "padre y madre" por la de "padres" La reinvindicación que ha atendido el Gobierno viene del sector gay desde una perspectiva masculina.
Ferran: Matrimonio para la mujer, la que manda, cría a los hijos... y patrimonio para el hombre, el que trae el dinero a casa. Lo que no cambiará es la estructura económica.Yno olvidemos que las bodas mueven mucho dinero.
Marta: Y habrá matrimonios clandestinos.
"El niño ha de poder imaginar"
Para la cabeza visible de la Associació de Mares i Pares de Gais i Lesbianes (Ampgil), Esther Nolla, la ley llega en su momento pero debe ir acompañada de pedagogía social. "Las personas que opinan en los medios de comunicación en contra de esta igualdad de derechos adolecen de falta de información; deberían callarse y aprender. Nunca es tarde para aprender. La capacidad para aprender por amor no tiene límites. Deben tener en cuenta que probablemente alguien de su familia es homosexual y puede oírles. Y lo que oye le duele. Por otra parte, abolir el matrimonio es algo que quieren muchos heterosexuales. No es un invento homosexual, pero no hay que privar a niños y adolescentes de la capacidad de imaginar que en un futuro podrán casarse y tener una familia. Sea cual sea la institución, debe ser para todos".
"Es fabuloso, me casaré"
Isaias Fanlo, autor del flamante volumen El llibre rosa de gais i lesbianes, aporta un contrapunto positivo a la visión del mundo gay. A sus 24 años lo aborda con pragmatismo e ironía, "luchando contra las visiones trágicas de la homosexualidad". "Es un momento dulce, los jóvenes tenemos más referentes, aunque tendemos a olvidar que hace poco las cosas no eran tan fáciles. ¿El matrimonio, la adopción? Me parece fabuloso. Me casaré. Es una institución reaccionaria, pero también lo era cuando había que abogar por el matrimonio interracial. No es momento de radicalizarnos. Si hace 50 años nos dicen que hoy tendríamos la igualdad de derechos y el colectivo gay lo discutiría... Espero que en 150 años se rían de nuestros matrimonios de la misma raza y distinto sexo. El objetivo de mi libro es que un día no sea necesario".
Maricel Chavarría, lavanguardia, 10/10/2004