Bruselas, 4 de junio de 2008 – El Presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, ha inaugurado la sala de prensa de la sede de Bruselas, dedicada a Anna Politkóvskaya, asesinada el 7 de octubre de 2006 a la entrada de su domicilio en el centro de Moscú. La iniciativa fue lanzada y coordinada en septiembre de 2007 por Marco Pannella, único diputado italiano y europeo que asistió a sus funerales, y Marco Cappato. Para Cappato es una señal positiva en memoria de tantos periodistas que han perdido la vida –un recuerdo particular merece el radical Antonio Russo- y de aquellos que arriesgan cada día su propia vida para ofrecer a los ciudadanos el precioso bien del conocimiento. A pesar de las promesas de clarificar este homicidio, y de que el pasado mayo, la Comisión de investigación diese la orden de liberar a tres de los nueve sospechosos, tras la revelación del nombre del presunto ejecutor material del asesinato (los nombres son de origen chechenio), la Fiscalía general rusa no ha notificado aún la decisión, considerando “ilegal” el procedimiento de la Comisión. En septiembre de 2007, diez personas fueron encarceladas, entre las que había importantes miembros del potente Servicio de Seguridad de Moscú. Sobre este punto no se han facilitado más informaciones. Se sospecha que varias partes están involucradas: chechenos colaboracionistas con las fuerzas de los Servicios de Seguridad rusos. La cuestión chechena ha demostrado que esas dos guerras han sido y son el testimonio de una política de terror y autoritarismo por parte de un miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Debía morir. Y lo sabía. Es vergonzoso el silencio de la comunidad internacional, corresponsable de los delitos y de la muerte de la democracia de un país que dirige las elecciones desde la propia Duma, impidiendo incluso el ejercicio de la oposición. La normalización en Chechenia ha tenido un altísimo coste en vidas humanas, además de anular la ya ínfima noción de Estado de derecho: es horrible vivir así. Basta con leer el trabajo de esta periodista, que documentaba cómo la progresiva erosión de la democracia en Rusia era acompañada de un sistema corrupto y criminal que aceleraba los crímenes contra la humanidad en Chechenia e Ingusetia, donde se habla de “chechenización”, en la noche del 21 al 22 de junio de 2004. Siempre se usa la misma expresión: “operaciones contra el terrorismo”. La explosión en el metro de Moscú, el accidente en el parque acuático de Jasenevo, las dudosas investigaciones sobre la matanza del teatro Dubrovka, el asesinato de Achmet Kadyrov, la tragedia de Beslan. Falta conocer cuál será el próximo incidente. Daguestán? Cuando debería llegarse al final de la investigación de este asesinato, ocurrido mientras Vladimir Putin era en Dresde con la canciller alemana Angela Merkel -ciudad de Alemania del Este, donde Putin fue agente del KGB en los años ochenta-, debemos recordar aquello que la periodista rusa, hija de diplomáticos ucranios ante la ONU y nacida en Nueva York, “A veces, la gente paga con su propia vida por decir en alto lo que piensa”.
20-VI-08, A. Russomando, radicalfax
Anna Politkóvskaya
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