La técnica conminatoria de crear emergencias para pedir dinero con que resolverlas ha sido empleada con frecuencia por el régimen libio, que se ha caracterizado ente otras cosas por el uso cínico, y desestabilizador para nuestro país, del drama de los clandestinos que se embarcan en las costas libias”. Lo ha declarado Sergio D’Elia, secretario de ‘Que Nadie toque a Caín’ interviniendo en la polémica entre la embajada libia en Italia y el ministro del Interior Roberto Maroni.
“Libia obtuvo ya en los pasados años, gracias a la ley 271 del 2004 ayudas para construir al menos tres centros de detención para inmigrantes, y los resultados de esta ayuda se han visto en las costas italianas”, declaró D’Elia.
El problema –continúa D’Elia- es que Italia no ha condicionado estas ayudas al respeto de los derechos humanos fundamentales y las reglas internacionales mínimas para la detención en las estructuras de internamiento, donde las violaciones de los derechos humanos son sistemáticas”.
“Confirman estos abusos no sólo las organizaciones humanitarias, sino la cúpula de los servicios secretos italianos, como el ex director del SISDE Mario Mori que en 2005, durante una declaración ante el comité parlamentario de control de los servicios secretos, declaraba que en Libia ‘Los clandestinos son cazados a lazo como perros, subidos en furgonetas y sacados de ellas en centros de acogida donde los vigilantes para entrar tienen que ponerse el pañuelo delante de la boca por el olor nauseabundo…’ “
“En el centro de acogida de Seba, uno de los cuatro centros de detención financiados por los italianos, adonde también eran dirigidos los clandestinos rechazados por los centros de permanencia temporal italianos, según Mori, que lo visitó en enero de 2005 “había 650 personas, en lugar de las cien de capacidad del centro, amontonadas unas encima de otras sin respeto de ninguna norma higiénica y en condiciones terribles.”
24-IX-06, handsoffcain newsletter