Siete años después del derrocamiento del régimen talibán, la OTAN, la organización militar a cargo de la misión de la ONU en Afganistán, se plantea implicarse directamente en la lucha contra el narcotráfico. La responsabilidad está formalmente en manos de las autoridades afganas, que ayer por primera vez pidieron ayuda a los ministros de Defensa de la Alianza, reunidos en Budapest, para atajar esta lacra, principal fuente de financiación de la insurgencia talibán.
"Nuestros soldados están siendo asesinados con armas compradas por los talibanes con el dinero de la droga", subrayó Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la Alianza Atlántica. La petición de ayuda del ministro de Defensa afgano, Abdul Rahim Wardak, fue, a su juicio, "una señal importante" para muchos aliados sobre la necesidad de combatir activamente el tráfico de estupefacientes en Afganistán, productor del 90% de opio del mundo. Según fuentes diplomáticas, una decena de delegaciones - entre ellas, Francia, Alemania e Italia- expresó sus reservas a la iniciativa, defendida abiertamente por EE. UU., Reino Unido y Canadá. Pero "una noche y una mañana son mucho tiempo en política", afirmó De Hoop Scheffer, convencido de que hoy cerrarán un acuerdo en esta dirección.
La ministra española Carme Chacón mostró sus reservas a la propuesta y defendió en cambio "dar tiempo al tiempo" para que la nueva estrategia política para Afganistán, pactada por la comunidad internacional en la cumbre de Bucarest, en abril, dé sus frutos. El Gobierno reclamó el estricto cumplimiento de la resolución de la ONU que respalda la presencia en Afganistán y concluyó que, en respuesta a la demanda del Gobierno afgano, los aliados deberían "ayudarles a aumentar sus capacidades para que emprendan las tareas de seguridad". La cuestión es "cómo combatir contra el narcotráfico, si hacerlo o no directamente", subrayó Chacón en un encuentro con los medios. En la misma línea, su homólogo francés, Hervé Morin, advirtió que "no hay que ir más allá del mandato de la ONU".
La OTAN desoyó durante años los llamamientos de las agencias antidroga de laONUa implicarse más en este tipo de actividades, pero el comandante supremo de la Alianza, el general norteamericano John Craddock, rompió el tabú hace unas semanas. La solicitud del Gobierno afgano pretendió reforzó la legitimidad de la propuesta. La acción aliada se centraría en destruir laboratorios de heroína e interceptar cargamentos de droga y precursores químicos, sin mezclarse en la erradicación de los cultivos para evitar "enemistarse con la población local", explicaron fuentes aliadas. Robert Gates, secretario de Estado estadounidense, reclamó que los países que no quieran participar "no bloqueen a los que sí están dispuestos".
10-X-08, B. Navarro, lavanguardia
Estados Unidos tendrá las manos libres para participar en operaciones antidroga en Afganistán. Los aliados superaron ayer sus diferencias sobre esta iniciativa, requerida por Kabul, y autorizaron a los países que lo deseen a implicarse directamente en actuaciones contra instalaciones y narcotraficantes. La OTAN revisará los resultados de esta nueva estrategia en su próxima reunión, dentro de cuatro meses, según acordaron ayer en Budapest los ministros de Defensa.
También el Reino Unido, Canadá y Holanda defienden que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) se dedique a estas actividades en las provincias del sur. Es allí donde, según fuentes aliadas, convergen claramente las actividades de los narcotraficantes y la insurgencia talibán, mafia que con el cultivo y la transformación del opio en heroína en laboratorios afganos ingresa entre 60 y 80 millones de dólares al mes, según datos de Estados Unidos.
Los países de la vieja Europa reaccionaron divididos a la demanda de ayuda de las autoridades afganas, tanto por sus dudas sobre si es compatible con el mandato de la ONU como por el temor a que empeore el clima social. Además, según la ONU, el cultivo de opio en el país se ha reducido en un 20% durante el último año. Francia, Alemania y España lideraron la oposición a ampliar las tareas de la ISAF, que ya ayuda a los afganos con información de sus servicios secretos, pero optaron por no bloquear la iniciativa y ponerla a prueba durante unos meses.
En cualquier caso, la implicación de las tropas en estas misiones requerirá la autorización expresa de los gobiernos. El acuerdo incluye algunas precauciones para evitar que la ISAF se convierta en una unidad antidroga que cercene los poderes de las autoridades afganas, que deberán seguir al mando de las operaciones. El acuerdo de Budapest indica que deberán evitar "al máximo" las víctimas civiles y centrarse en la detención de traficantes, la destrucción de laboratorios y cargamentos de opio y heroína.
El acuerdo estipula que la ISAF sólo participará cuando las actividades de narcotráfico estén "ligadas a la insurgencia talibán", un punto que no está claro cómo se definirá a la hora de decidir la participación de tropas aliadas. "Todo aquel que se dedique a esto debería andarse con cuidado", declaró Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la OTAN.
Las operaciones antidroga comenzarán en las "zonas prioritarias", explicaron fuentes aliadas, en principio las provincias del sur, aunque se han detectado laboratorios en la zona norte. Las zonas en que se encuentran las tropas españolas "no están en una situación tan excepcional como otras", destacaron fuentes del Ministerio de Defensa, que no precisaron si autorizarían estas misiones en caso de que las autoridades afganas lo solicitaran.
De Hoop Scheffer reiteró su llamamiento a los gobiernos para que envíen más tropas a Afganistán y aclaró que no están relacionados con sus nuevas tareas. La organización militar considera que la misión ISAF, que cuenta actualmente con 51.000 soldados, necesita otros 12.000 más. El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, reclamó a los aliados al menos un aumento temporal para facilitar la celebración de las elecciones presidenciales a finales del 2009.
La penuria de medios aéreos de la OTAN es tal que el secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, considera una buena idea aceptar la oferta de algunos países del Este y remozar sus viejos helicópteros de la era soviética para volver a utilizarlos en territorio afgano. De Hoop Scheffer criticó ayer a los gobiernos aliados por su indecisión. "Hay miles de helicópteros en la flota de la OTAN, no debería haber problema en mandar unos cuantos allí donde tenemos operaciones", afirmó. Las aportaciones al fondo común para adaptar los aparatos a las condiciones climáticas de Afganistán tampoco van al ritmo previsto. "Hay problemas económicos y técnicos, pero lo que falta es voluntad política". De Hoop recordó que faltan no sólo aparatos de combate o transporte, sino incluso para evacuaciones médicas.
11-X-08, B. Navarro, lavanguardia