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Las cifras asustan, son propias de un país en guerra. En los once primeros meses del 2008, la violencia ligada al narcotráfico ha provocado en México 5.031 muertes. En los últimos 42 días se han registrado 1.031 asesinatos: al menos 24 al día, uno por hora. Al ritmo actual, los fallecidos este año duplicarán los 2.800 causados por el crimen organizado en el 2007. En los dos años del mandato de Felipe Calderón ya se han contabilizado 7.882 asesinatos.
El Universal,periódico que hace el cómputo diario de muertos por sicarios del narcotráfico, destaca que en lugar de contenerse, la espiral de violencia aumenta. Pasar de 4.000 muertes a 5.000 tomó sólo 42 días; llegar de 3.000 a 4.000 se dio en 48 días. En contraste, los primeros mil muertos del año se produjeron en 113 días. En un año, en México se han registrado más muertos por el narcotráfico que bajas mortales sufridas por el ejército de Estados Unidos (4.209) tras la invasión de Iraq en el 2003.
Cien días después de la firma del Pacto de Seguridad Nacional (suscrito por el presidente Calderón, gobernadores, alcaldes, jefes militares y policiales, y dirigentes de la sociedad civil), que debía acorralar al crimen organizado, los resultados no pueden ser más desalentadores. Las detenciones de capos o los decomisos de cocaína no han disminuido la inseguridad. En algunos casos la han agravado.
Los datos duros muestran que los cien días transcurridos desde la firma del pacto anticrimen han sido los más violentos. El analista Ricardo Alemán denuncia en El Universal que el estado de Chihuahua está "en manos del crimen organizado y el narcotráfico, que ya impuso su ley, que recolecta impuestos para dar protección a los propios criminales".
La violencia, que golpea a millones de mexicanos, se convirtió en pesadilla. En Ciudad Juárez se amenaza a las escuelas y se exige a los maestros que entreguen parte del aguinaldo a cambio de no hacer daño a los niños. En varios estados, los delincuentes extorsionan a los empresarios para garantizar su seguridad. Muchos mexicanos sacan a sus familias fuera del país para protegerlas de secuestros y amenazas.
La operación Limpieza de la fiscalía y cuerpos de seguridad arroja resultados terribles. La policía federal, que era la joya de la corona por disponer de los agentes más capacitados, mejor seleccionados y bien pagados, está corroída por la corrupción. Altos mandos, incluidos del área de inteligencia, colaboraban con los capos a cambio de unos 350.000 euros mensuales. Entre los detenidos, Ricardo Gutiérrez Vargas, director de Interpol México.
Aunque Calderón ha desplegado 35.000 soldados por medio país para combatir al narcotráfico, la guerra no se gana al no contar con una policía honrada y eficiente. En puntos neurálgicos, la policía local está al servicio del hampa. Según el propio Gobierno, la mitad de los policías son inútiles e incapaces: el 49,4% de los evaluados fueron calificados de "no recomendables". Sin embargo, la violencia también golpea duramente a la policía. Del 22 de octubre al 2 de diciembre murieron 90 mandos y agentes.
El colmo. Los policías de Chihuahua hicieron huelga cuatro horas en protesta por la creciente inseguridad. En las últimas horas fueron asesinados el subdelegado de la fiscalía y su secretaria, un comandante, un agente y nueve ciudadanos; en la puerta de un cuartel dejaron la cabeza de un decapitado. Los policías iniciaron el paro tras la muerte del comandante Víctor Natera, acribillado en su patrulla. El estado norteño de Chihuahua es el más castigado por el narcotráfico. En los últimos 45 días se han registrado 284 asesinatos (la mayoría en Ciudad Juárez) y ya suman 2.015 en el 2008, entre ellos decenas de policías. Hace cinco días, un comando mató a ocho personas en un restaurante; dos días antes, siete jóvenes fueron asesinados en un campo de fútbol. Los otros estados más violentos son Baja California, con 258 asesinatos, y Sinaloa, con 142.
5-XII-08, J. Ibarz, lavanguardia