La reacción del Gobierno chino a la reunión que mantuvieron el sábado el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el líder espiritual tibetano, Dalai Lama, no se ha hecho esperar. El viceministro de Asuntos Exteriores, He Yafei, convocó al embajador francés en Pekín para comunicarle su más enérgica protesta por la reunión y solicitarle que Francia corrija sus errores para que las relaciones entre los dos países se mantengan estables.
Pocas horas antes, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Liu Jianchao, ya había dejado claro que a su entender la cita entre Sarkozy y el Dalai Lama había constituido una "grave intromisión" en los asuntos internos de China y "había herido profundamente los sentimientos del pueblo chino".
Asimismo, el portavoz del Ministerio de Exteriores instó a Nicolas Sarkozy a "considerar seriamente las preocupaciones chinas, adoptar una actitud adecuada" y "corregir su error".
El viceministro de Asuntos Exteriores chino, He Yafei, transmitió más tarde al embajador de Francia en China, Hervé Ladsous, su protesta por la entrevista entre Sarkozy y el Dalai Lama. "El Gobierno chino se opone de manera firme y protesta enérgicamente por esta acción", declaró He. En opinión del viceministro de Exteriores, el encuentro de Gdansk ha sacudido los fundamentos de las relaciones chino-francesas y chinoeuropeas, según informó la televisión china (CCTV). Así, en una declaración separada, más airada, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino no dudó en considerar que la cita entre Sarkozy y el Dalai Lama "había hecho mucho daño a las relaciones bilaterales chino-francesas" y que costará tiempo volver a la normalidad.
No obstante, la nota oficial concluye en un tono más conciliador.
Insta a Francia "a corregir sus errores a fin de permitir a las relaciones chino-francesas mantener un desarrollo sano y estable".
Este gesto conciliador también apareció en internet. Todos los foros que pedían a lo largo de la semana boicotear los productos franceses habían desaparecido de la red. Así, hasta ayer se podía leer: "El asunto de Tíbet toca los intereses internos de China. Quien cruce esa línea tendrá que pagar por ello, y no es algo que ni el pueblo chino ni el francés querrían ver", algo que escribió un internauta identificado como Qiu Jianming en el foro de internet News. cn. Y otro añadía: "No es la primera vez que Francia ha usado el tema de Tíbet para interferir en los asuntos internos de China".
En cualquier caso, ayer la cadena de supermercados Carrefour, blanco habitual y preferido por los consumidores chinos para boicotear los productos franceses, vivió una jornada normal. No se registraron incidentes y el flujo de compradores fue el habitual en un domingo.
Las autoridades chinas posiblemente no estén interesadas en tensar demasiado la cuerda del boicot a los productos franceses y preferirían demostrar su enfado de forma oficial. Prueba de ello es la anulación de la cumbre China-UE que debía celebrarse el pasado día 1 en Lyon.
El Gobierno de Pekín es consciente de que no son tiempos de abrir una guerra comercial, cuando la crisis internacional azota a prácticamente a todo el mundo y los gobiernos intentan estimular la demanda interna. Una situación que vive el propio Gobierno chino, que ha adoptado un paquete de medidas destinadas a animar el consumo.
8-XII-08, I. Ambrós, lavanguardia
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo caso omiso de las insistentes protestas y amenazas de China para que se abstuviera de entrevistarse con el líder espiritual de Tíbet y celebró ayer tarde una reunión bilateral con el Dalai Lama en la ciudad polaca de Gdansk.
Sarkozy restó dramatismo a su entrevista. "Hay que mirar las cosas con calma. Yo siempre he considerado Tíbet parte de China. Y el propio Dalai Lama no pide la independencia", contemporizó Sarkozy tras su encuentro. "Le he reiterado lo importante que es para mí que el diálogo entre el Dalai Lama y China prosiga", añadió. Sarkozy dijo que como presidente de Francia y del Consejo de la UE "tenía plena libertad de reunirse con cualquier persona".
En señal de protesta contra los planes de Sarkozy de reunirse con el Dalai Lama, Pekín llegó a posponer una cumbre en Lyon con la UE, que Francia preside este semestre, y amenazó con reducir sus relaciones económicas con París.
Estos avisos, sin embargo, no parecen suficientes a la sociedad china, que exige una respuesta más firme. Los consumidores parecen dispuestos a empezar ya una nueva campaña de boicot a los productos franceses. Más de cien mil chinos se habían mostrado dispuestos a dejar de comprar artículos made in France en un foro de internet hasta el pasado jueves. Una cifra que ha seguido creciendo a medida que han ido pasando las horas.
"Nuestro país no puede permitir esto. Debe protestar. No puede permitir una cosa así", decía un jubilado chino delante de un hipermercado Carrefour, uno de los objetivos preferidos de las campañas contra los productos franceses. Sin embargo, diversos analistas coincidían en apuntar sus dudas acerca de la eficacia de esta nueva campaña, en comparación con la registrada en el mes de abril. Entonces China estaba a las puertas de la celebración de los Juegos Olímpicos y el sentimiento nacionalista estaba a flor de piel y había mucha más tensión que ahora.
Unas dos mil empresas francesas están implantadas actualmente en China. Entre ellas destacan Carrefour - objetivo preferido de las campañas de boicot-,la aeronáutica Airbus, Alstom - dedicada a la construcción de trenes-y el grupo de tecnología nuclear Areva.
Sarkozy y el Dala Lama coincidieron ayer en Gdansk con huéspedes de primer orden en la celebración del 25. º aniversario de la concesión del premio Nobel de la Paz a Lech Walesa, antiguo líder de la oposición al régimen comunista y presidente de la Polonia democrática. A Walesa le llovieron elogios de una larga lista de célebres invitados como símbolo de Polonia y de la lucha por la libertad y como anfitrión ofreció una calurosa bienvenida al líder tibetano. También el jefe de Gobierno polaco, el liberal Donald Tusk, mantuvo una entrevista a solas con el Dalai Lama.
Lech Walesa celebró ayer en Gdansk, a bombo y platillo, el 25. º aniversario de la obtención del premio Nobel de la Paz. El líder del movimiento Solidarnosc, que en 1989 acabó con el comunismo en Polonia, y que, posteriormente, fue el primer presidente democráticamente elegido del país, estuvo acompañado de numerosas personalidades. Entre ellas, premios Nobel como el Dalai Lama, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, el sudafricano Frederic de Klerk o la iraní Shirin Ebadi, y políticos como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, el presidente francés y otros líderes de países de la UE. Todos ellos festejaron aquel memorable galardón que en 1983 sacudió al régimen comunista polaco, que acababa de ilegalizar Solidarnosc y encarcelar a Walesa y a decenas de opositores. Los invitados participaron en la conferencia "¿Puede existir una paz global?", cuyo mensaje central fue la lección de Solidarnosc para el mundo global del futuro y la lucha actual contra la crisis económica mundial. La nota discordante fue la ausencia del presidente polaco, Lech Kaczynski, enemigo acérrimo de Walesa.
7-XII-08, A. Stasinski/I. Ambrós, lavanguardia