Hong Kong, primera línea de la democracia liberal
En las protestas de Hong Kong, los rostros se vuelven armas. A medida que han crecido las marchas masivas en el territorio semiautónomo, quienes protestan han recurrido cada vez más a las máscaras. No es solo por el gas lacrimógeno: los sistemas de reconocimiento facial, de uso cada vez más frecuente en China continental, están siendo usados en su contra para identificarlos y detenerlos. Sin embargo, no son los únicos afectados por esa tecnología. Muchos policías que vigilan las protestas también están cubriendo su cara debido a canales de la aplicación Telegram que se dedican a “desenmascararlos”; varios oficiales y sus familias incluso han sido amenazados.