Yemen, o la codicia sobre puertos e islas geoestratégicos

Yemen del Sur se proclama autónomo por la vía de las armas

  • Emiratos apoya la secesión contra el Gobierno prosaudí
, Estambul. Corresponsal, 26/04/2020 - lavanguardia

El fantasma de Yemen del Sur ha aprovechado este Ramadán bajo la sombra del coronavirus para echar a andar de nuevo. Desde la medianoche de ayer, los secesionistas apoyados por Emiratos Árabes Unidos (EAU) han declarado el estado de excepción para desplegar la autodeterminación de las zonas que controlan, incluyendo Adén.

Los milicianos del Consejo de Transición del Sur han vuelto a tomar los centros neurálgicos de la capital temporal, como ya hicieron en agosto pasado. Hubo que esperar a noviembre para que un acuerdo en Riad restableciera la paz entre las facciones islamistas apoyadas por Arabia Saudí y el movi-miento sudista patrocinado por Emiratos.

Adén y Socotra, a cientos de kilómetros de la batalla por Saná, son los auténticos trofeos en juego

Ese pacto es desde ayer papel mojado, aunque hace una semana ya había indicios de una guerra inminente, con emboscadas entre proemiratíes y prosaudíes. Para mayor enredo, las máximas autoridades de cinco de las provincias sureñas incluidas en la proclamación unilateral de autonomía han expresado su rechazo a esta. Entre ellos se encuentra el gobernador de la isla de Socotra, que sobrevivió a principios de mes a un oscuro intento de asesinato.

Aden, la gran ciudad portuaria del sur, acoge sobre el papel al Gobierno reconocido por las Naciones Unidas, de Abed Rabo Mansur Hadi, pero este vive en realidad en Riad, bajo protección saudí.

El Ejecutivo de Hadi, que calificó los sucesos de agosto de “golpe”, habla de momento de “las consecuencias peligrosas y catastróficas” de la nueva crisis, sin que esté claro si será posible reconducirla o Yemen se encamina a una reconfiguración.

De momento, se reactiva el frente interno, dentro de la propia guerra de Yemen. En esta, paradójicamente, impera en estos momentos una frágil tregua unilateral de la coalición saudí, frente a sus adversarios hutíes en el norte del Yemen.

KHALED ABDULLAH / Reuters KHALED ABDULLAH / Reuters (Reuters)

Fue la oposición a estos milicianos chiíes que, armados por Irán, habían tomado la capital yemení, Saná, lo que desencadenó la sangrienta e inútil intervención árabe capitaneada por Riad, hace cinco años.

Pero dentro de dicha coalición árabe alérgica a las primaveras, cada vez es más evidente que Arabia Saudí y Emiratos siguen guiones distintos. Para evitar confrontaciones, el año pasado Abu Dabi retiró sus tropas del Yemen continental, días antes de que las milicias que apoya tomaran Adén. En el fondo, flota la batalla sin cuartel del jeque de Abu Dabi contra todo lo que huela a Hermanos Musulmanes e islamismo político. Mientras tanto, Riad apoya sin complejos a los islamistas de Al-Islah, como su mejor asidero en el puzle de la antigua Arabia Felix. Estos son la fuerza principal que apoya al exiliado Mansur Hadi.

Los emiratíes, además, tienen puestas grandes esperanzas en el valor estratégico de la isla de Socotra –donde han sido discretamente reforzados en los últimos meses por marines estadounidenses y baterías antiaéreas. También en el puerto de la antigua colonia británica de Adén. Entre ambos puntos navegan la mayor parte de los petroleros con destino a Europa.

Jordi Esteva, autor de varios libros sobre Socotra, reconoce la actitud ambivalente de los socotríes acerca de los Emiratos, que buscarían una cesión por 99 años de una base en la isla. “Son muchos los que tienen familiares en el emirato de Sharjah, donde vive el hijo mayor del antiguo sultán. Muchos, de hecho, se sienten ajenos al Yemen y ven más futuro en asociarse de algún modo a Emiratos, aunque también se dejan querer por Arabia Saudí y por otros”.

Aprovechándose de la descomposición del Yemen, que no es ajena a los miles de toneladas de bombas arrojadas, Arabia Saudí estaría apoderándose de otra isla yemení, Zuqar, en pleno Mar Rojo.

No cabe duda de que Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos tienen planes avanzados en caso de nueva disgregación de Yemen, unido apenas entre 1990 y el 2015 –sin contar la primera intentona secesionista en el sur en 1994–.

Yemen del Sur tiene el doble legado británico y prosoviético que lo distingue de la cultura política tribal, religiosa y tradicional de Yemen del Norte, que durante la guerra fría se mantuvo en la órbita saudí y por ende estadounidense. Adén, de hecho, era administrado desde Bombay. Un escenario que no podría ser más cinematográfico si no bordeara la más calamitosa catástrofe humanitaria.

Los Emiratos se agarran más fuerte a Adén y Socotra, una vez que, en el mes de diciembre, su ambición de contar con una base naval en Berbera, en la autodenominada Somaliland, fue rechazada. Antes, habían sido expulsados de Yibuti.