Suecia evalúa su estrategia antiprohibicionista ante el covid-19

Suecia hace mea culpa de su laxa gestión de la crisis

  • Hay demasiados muertos, admite el epidemiólogo estatal
Núria Vila, Malmö. Servicio especial
03/06/2020 - lavanguardia

Por primera vez desde el inicio de la crisis del coronavirus, el epidemiólogo estatal de Suecia y principal responsable de la gestión, Anders Tegnell, ha admitido que el país debería haber impuesto más restricciones, reconociendo que se han producido demasiadas muertes.

“Si nos encontráramos con la misma enfermedad, con exactamente lo que sabemos ahora, creo que optaríamos por un camino del medio entre lo que ha hecho Suecia y lo que ha hecho el resto del mundo”, afirmó ayer Tegnell en la radio pública. “Creo que hay potencial de mejora en lo que hemos hecho en Suecia, claramente”, reconoció, aunque remarcó que sigue considerando negativo un confinamiento total. “Habría sido bueno saber más exactamente qué cerrar para prevenir mejor la propagación”, añadió, argumentando que, como casi todos los países europeos cerraron repentinamente, es difícil saber qué medidas funcionaron mejor.

La estrategia para proteger a la población de riesgo claramente ha fallado, así como la práctica de tests

Suecia ha mantenido abiertas escuelas y negocios, incluidos bares, restaurantes y centros comerciales, en una de las estrategias más laxas de Europa. El Gobierno de centroizquierda ha seguido al pie de la letra los consejos de la Agencia de Salud Pública y de Tegnell, argumentando que había que seguir las directrices de los expertos y no tomar decisiones políticas.

 

Se prohibieron las concentraciones de más de 50 personas, se cerraron las clases presenciales en institutos y universidades, y se restringieron las visitas a las residencias de ancianos (aunque ya muy avanzada la infección). La gestión sueca se ha fundamentado en la recomendación de minimizar el contacto social y extremar la higiene, evitando así restricciones drásticas como han hecho la mayoría de países del continente, incluidos sus vecinos escandinavos.

Según los últimos datos oficiales, la Covid-19 ha provocado 4.468 muertes en Suecia, mientras que en Dinamarca han sido 580 y en Noruega, 237. Estas cifras sitúan a Suecia como el sexto país del mundo –excluyendo los microestados– con más fallecidos con relación a la población: 443 muertos por millón de habitantes, cuatro veces más que Dinamarca y diez que Noruega.

A la pregunta de si ha habido demasiados muertos, Tegnell no deja lugar a dudas: “Sí, absolutamente”. ¿Se podría haber hecho algo para prevenirlo? “Es lo que deberíamos considerar en el futuro, si había alguna forma de prevenirlo”, dijo.

El principal objetivo de la estrategia sueca fue proteger a la población de riesgo, y es en este punto en el que claramente ha fallado. El 90% de los muertos eran mayores de 70 años y, de estos, la mitad vivían en residencias y otro 25% en su casa con cuidados a domicilio. Varias informaciones han evidenciado que el personal de las residencias no estaba formado y carecía de material de protección. La preparación del país “no fue suficientemente buena”, admitió ya a mediados de abril, el primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven.

Otro fracaso admitido por el Gobierno ha sido la falta de tests. El objetivo era llegar a los 100.000 a la semana a mediados de mayo, pero aún no se ha llegado a 30.000. La explicación es la falta de coordinación entre diferentes organismos estatales, regionales y municipales. El Ejecutivo anunció este lunes que antes del verano habrá creado una comisión para analizar la gestión.