"La inquebrantable vigencia de ‘Celtiberia Show’", John William Wilkinson

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Luis Carandell presentó con su Celtiberia Show (1970) un fabuloso retablo con pelos y señales de la sociedad española de los años sesenta. En las historias reales que relata procedentes de cualquier rincón del país, por mucho que lo grotesco a menudo se hermane con lo esperpéntico, nunca anda lejos un humor negro que hermana, a su vez, a todos los españoles, empezando por los que niegan padecer semejante desgracia, a decir de ellos.

Ahora bien, si alguien pensara que hace ya tiempo que dejó de existir esa España sórdida, empobrecida, en blanco y negro, pues nada más tiene que abrir los ojos y los oídos para percatarse de la inquebrantable vigencia del mundo que retrató en su día con maestría Luis Carandell. Es más: se diría que los cincuenta años desde la publicación de su libro han dado para subir el listón, sobre todo entre los españoles que niegan con vehemencia ser españoles, pues es la irrefutable prueba del algodón que demuestra que lo son hasta las cachas.

A falta de internet y las redes sociales, en los años 60 la gente encontraba en los quioscos publicaciones para todos los gustos, con la venía de la censura, claro. Uno de los anuncios que recoge Carandell de una revista ofrece, por el módico precio de 37 ptas., un libro encuadernado que explica cómo dominar a las mujeres… ¡pero dominarlas sin látigo! “Usted, sin ser ningún héroe ni ningún excepción, podrá dominar como quiera a las mujeres, ya sean ellas novias o esposas.” Si esto da grima, sepan que el resto del anuncio es aún peor.

Los trabajadores de una residencia de mayores donde hubo decenas de muertos montaron un banquete sin mascarillas ni distancia de seguridad. Luego, exultantes, subieron las fotos a la red

Otro ofrece, a cambio de 640 ptas. del ala, “Apolo” -un amigo indispensable. En éste se ve lo que ahora se dominaría un fálico consolador a pilas, pero que se hacía pasar por un aparato “ideal para combatir las arrugas, la celulitis, el cansancio y las hemicranias. Especial por el uso con cremas y lociones.”

Un cine de Lugo anunciaba de la siguiente manera el estreno de El asesino, con Marcelo Mastronianni y Cristina Gajoni: “Asesino sí, pero no de personas, sólo se dedica a las mujeres”.

Estos tres espeluznantes ejemplos son del capítulo “Celtiberia sexual”, pero también hay capítulos dedicados a Celtiberia piadoso o político… como, asimismo, a la España negra y tantas cosas más. Pues bien, la lectura de la prensa durante este verano del coronavirus ofrece abundantes muestras de que la Celtiberia ha entrado en su Siglo de Oro. Las serpientes de verano ya son cosa del pasado, con la excepción del cocodrilo del Nilo que fue visto a principios de junio en la confluencia del Pisuerga y el Duero. O tal vez fuera una nutria gigante, o…

En mayo, los trabajadores de una residencia de mayores madrileña donde se habían registrado decenas de muertos, montaron por todo lo alto en la planta baja un banquete cuyo plato principal era un cochinillo asado. Comieron, bebieron y bailaron… sin mascarillas, equipos de protección ni guardar la distancia de seguridad. Luego, exultantes, subieron las fotos a la red.

Por esas mismas fechas se hallaron en un frasco procedente del gabinete de curiosidades del la familia Salvador dos fragmentos del mítico meteorito de Barcelona de 1704. La caída de este cuerpo celestial fue interpretada como una señal divina en la guerra de Sucesión. ¡Ahí es nada!

A finales de julio, los Mossos detuvieron en un piso del Eixample a una mujer por arrancarle en plena pelea un dedo a otra de un mordisco y tragárselo.

Hará un par de años, la Guardia Civil desarticuló en La Mancha una banda que comerciaba pelos de huevos de pelirrojo como si fuera el muy cotizado azafrán de esta región. ¡Cómo se entere Mehgan Markle!

23/08/2020 lavanguardia 

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