"Gana Trump", Álex Rodríguez
Atemorizado, irritado, vacilante, inseguro, dividido, más racista que nunca y con los demócratas y republicanos divididos en sus propias filas. Así estaba Estados Unidos en noviembre del 2016, cuando Hillary Clinton ganó por tres millones de votos pero perdió el colegio electoral y, con ello, la presidencia a manos de Donald Trump. Cuatro años después, el país vuelve mañana a las urnas más crispado, dividido y enfrentado si cabe. Con un presidente y candidato a la reelección que sostiene, como si de una república bananera se tratara, que habrá fraude electoral y que no acatará el resultado si pierde, algo que vaticinan todos los sondeos. También lo hicieron hace cuatro años, pero ganó. Si ahora pierde, y lo hace por un estrecho margen, es más que probable que abra un litigio judicial que puede prolongarse varias semanas. Cinco tardó el Tribunal Supremo en resolver el recuento de votos en Florida a favor de George W. Bush en detrimento de Al Gore en el 2000. Estados Unidos y el mundo, pues, deben estar preparados para otro pleito.
Muchos analistas sostienen que son las elecciones más importantes desde 1932, cuando un auge populista similar llevó a la Casa Blanca a Franklin D. Roosevelt, quien superó la Gran Depresión, salvó la democracia y cambió la política estadounidense para las siguientes dos generaciones. Y lo son, aunque puede decirse que Trump ya las ha ganado. ¿Por qué? Porque su legado le sobrevivirá. Ha nombrado a tres magistrados del Tribunal Supremo en un solo mandato reforzando la mayoría conservadora (seis frente a tres) por años, si no décadas. Y será este tribunal el encargado de resolver el eventual pleito electoral. Ha logrado, además, que un 30% de los 300 millones de estadounidenses cierren filas con el trumpismo, transformando la política americana. Como también lo ha hecho con la política exterior. Si gana el demócrata Joe Biden restablecerá lazos con los aliados, pero mantendrá la firmeza desplegada con tintes de guerra fría por Trump contra China. Eso no cambiará. Los estadounidenses pueden batir mañana en las urnas un récord de participación. Pero, pase lo que pase en ellas, ya habrá ganado Trump.