NAGORNO KARABAKH, 9-XI-20, entre el éxodo y el genocidio

Irán despliega unidades blindadas en la frontera con Azerbaiyán y Armenia

Redacción
06/11/2020 17:17

Teherán, 6 nov (EFE).- El Ejército iraní anunció este viernes el despliegue de unidades blindadas en la región noroestel fronteriza con Azerbaiyán y Armenia, con el objetivo de proteger el territorio iraní ante el conflicto en Nagorno Karabaj.

El comandante de la Fuerza Terrestre, el general de brigada Kiumars Heidarí, aseveró hoy que el Ejército hará "todo lo posible para mantener la seguridad y la paz en las zonas fronterizas".

"Ningún poder puede intentar cambiar la geografía de la región, no lo toleraremos", aseguró Heidarí, citado por la televisión estatal.

Refiriéndose al conflicto de Nagorno Karabaj, instó a ambas partes a respetar las fronteras internacionales y a resolver sus problemas mediante el diálogo.

Heidarí indicó que no se ha planteado "ningún peligro" para las regiones fronterizas en el noroeste de Irán, aunque sí han impactado proyectiles.

"Nuestra línea roja es garantizar la seguridad, la paz y la estabilidad de la población", agregó.

Desde el cuartel general del Ejército en esta zona, que está ubicado en la ciudad de Urmia y cuyos efectivos han sido reforzados, se han enviado fuerzas a la frontera para supervisar la situación.

Esta región fronteriza fue también ayer visitada por el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, Hosein Salamí, quien advirtió que las Fuerzas Armadas darán una "respuesta decisiva" a cualquier acto de agresión.

La guerra en Nagorno Karabaj, que estalló el pasado 27 de septiembre, prosiguió en esta jornada con ataques azerbaiyanos contra la capital Stepanakert y contra la segunda ciudad más importante del enclave separatista, Shushi.

Irán está mediando entre las partes en conflicto y ha elaborado una iniciativa de paz, que fue presentada la semana pasada por el viceministro de Exteriores, Abas Araqchí, en un viaje a Bakú, Moscú, Ereván y Ankara.EFE

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El éxodo armenio deja sitio para la batalla en Stepanakert

Miles de civiles huyen de la capital de Nagorno-Karabaj ante el avance de las fuerzas azeríes

El éxodo armenio deja sitio para la batalla en StepanakertSoldado armenio herido el jueves cerca de Stepanakert (RICARD GARCIA VILANOVA / AP)
Meritxell Verdaguer | Stepanakert, Stepanakert. Servicio especial
09/11/2020 00:47 | Actualizado a 09/11/2020 09:25

Fue la calma precedió a la tormenta. Una calma tremenda, entre ocho y nueve de la mañana del sábado, envolviendo la ciudad de Stepanakert.

Las fuerzas azeríes llevaban más de una semana a solo diez kilómetros, en Shushi, y las dos últimas noches los combates se oían muy cerca de la capital de Nagorno-Karabaj. La total oscuridad de sus calles dejaba ver las tristes luces de la artillería en el pueblo vecino. Al mediodía del sábado todo se precipitó y saltó la alarma de evacuación. A las cuatro de la tarde ya no quedaba ni un armenio sin uniforme en Stepanakert.

No se sabía cuántos civiles quedaban en la ciudad. Más de la mitad de la población huyó cuando empezó la guerra, a finales de septiembre, y durante todo el mes hubo un goteo de refugiados hacia Armenia. Aun así, el sábado por la tarde, una interminable cola de coches colapsó el camino no del todo asfaltado abierto hacia Ereván: los combates obligaron a cerrar el jueves el corredor de Lachin, la carretera más rápida hacia la capital de Armenia. El estrés duró el tiempo necesario para recoger las cosas, subir al coche y dejar lejos el último bloque soviético de los suburbios de Stepanakert.

La evacuación de la ciudad alimentó las dudas sobre quién controla Shushi. Mientras los armenios sostienen que siguen luchando para empujar al enemigo y garantizan tener el control de esta estratégica localidad, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, publicó ayer en su Twitter: “Tengo la suerte de haber conseguido la voluntad de mi padre. ¡Hemos liberado Shusha [así se llama en azerí]! ¡Esto es una gran victoria!”. Pero fue negado, una vez más, por las autoridades armenias.

La guerra continúa. “Tenemos que evitar otro genocidio”, decía Hovik, uno de los treinta civiles que quedaban en Martakert, cerca de la frontera con Azerbaiyán. La mayoría de este pueblo, donde antes vivían cinco mil personas, se había marchado. Eran cinco hombres viviendo en la misma casa y compartiendo estos días duros. “No sé nada de mi hijo, lo llamo y no me contesta”, decía otro de ellos, Opor, que no sabía nada de su hijo desde el primer día de la guerra, cuando se fue al frente. Como señal de duelo, se ha dejado la barba larga. Es el único de su calle que queda en el pueblo. “Me han llamado ya diez vecinos preguntando por sus casas, el pueblo ha sido bombardeado varias veces”. Una bomba destruyó su casa y la de enfrente, y tuvo que contárselo a su vecino por teléfono.

En la guerra de abril del 2016, que duró solo cuatro días, la mayoría de la población de Martakert también huyó. Pero regresaron. Ahora está todo vacío, quedan los graneros con sus frutas por recoger, las manzanas, los huertos con los pimientos caídos, alguien tiene que cuidar los animales que no se llevaron. De vez en cuando suena una sirena que anuncia la caída de un nuevo cohete. Dicen esperar una intervención internacional. “Se están vulnerando los derechos humanos y en el frente turco están luchando terroristas sirios. Esta es nuestra casa, los azeríes avanzan porque tienen el apoyo de Turquía”, se lamentaba Hovik. La guerra ha sido desigual desde el inicio por el uso de drones turcos e israelíes por parte de los azeríes.

Centenares de coches de la época soviética esperaban el sábado frente a puntos de control gestionados por soldados armenios visiblemente nerviosos, mientras en sentido contrario llegaba artillería y camiones del ejército. Los militares revisaban los coches para no dejar marchar a ningún hombre en edad de luchar, para no dejar salir ningún kaláshnikov.

Era un éxodo, un nuevo éxodo, extrañamente calmado. La mayoría de los que huían era gente mayor, con coches que seguramente ya habían utilizado para escapar de otras guerras por la República de Artsaj.

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Nagorno Karabaj admite que ha perdido el control de la ciudad clave de Shushi

Redacción
09/11/2020 15:02 | Actualizado a 09/11/2020 15:37

Tiflis, 9 nov (EFE).- Las autoridades de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj admitieron hoy que la estratégica ciudad de Shushi, la segunda más importante del enclave separatista, está en poder de las fuerzas de Azerbaiyán.

"Lamentablemente, la sucesión de fracasos nos persigue y la ciudad de Shushi está totalmente fuera de nuestro control. El enemigo está en las inmediaciones de Stepanakert y la existencia de la capital está en peligro", escribió Vahram Pogosián, portavoz del líder karabají, Araik Aratunián, en su cuenta de Facebook.

Shushi -o Shushá para los azerbaiyanos- se encuentra a apenas 11 kilómetros de Stepanakert.

Este domingo el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, anunció que el Ejército azerbaiyano había tomado esta ciudad, hecho que calificó de "victoria histórica" tras 28 años de "ocupación armenia", hecho que Ereván no reconoció hasta hoy.

Pese a reconocer esta derrota, Pogosián no se dio por vencido y señaló que para recuperar Shushi "Artsaj (nombre armenio de Nagorno Karabaj) debe ser preservado".

"Hoy debemos emplear todas nuestras capacidades para organizar una defensa confiable de Stepanakert y otros sectores del frente. Esta es la garantía real y confiable para el éxito", afirmó.

La importancia estratégica de la ciudad radica en que está situada en una meseta que se eleva cerca de 1.400 metros sobre el nivel del mar y que domina el valle en que se encuentra Jankendi, el nombre azerbaiyano de Stepanakert.

Además, por la ciudad pasa una de las carreteras que une la capital del enclave separatista con Armenia, por lo que al caer en manos de Azerbaiyán cierra el paso de la ayuda militar armenia. EFE