Arctic World Archive, memoria cultural o idiotez estupidizante

Arctic World Archive, memoria cultural a prueba de bombas

Patrimonio

El proyecto, ubicado en el archipiélago Svalbard, pretende preservar las obras de peligros como desastres naturales o guerras

La entrada de la mina donde está situado el Arctic World Archive

La entrada de la mina donde está situado el Arctic World Archive

 

El archipiélago Svalbard es un territorio neutral desde 1925. Según el tratado firmado por hasta 40 naciones, este grupo de islas situadas alrededor del paralelo 78, que está bajo la jurisdicción de Noruega, debería quedar fuera de cualquier tipo de conflicto bélico.

Spitsbergen es una de las tres únicas islas habitadas de la zona y la más grande todo el archipiélago. Situada en la confluencia entre el océano Ártico y los mares de Groenlandia y Barents, la zona es famosa por albergar la Bóveda Global de Semillas, un “arca del juicio final” en la que se conservan unas 10.000 semillas, protegidas de una teórica guerra nuclear o de un cambio climático súbito.

Paralelo 78

Spitsbergen es una de las tres únicas islas habitadas del archipiélago Svalbard

Desde 2017 es, además, el lugar remoto que alberga al Arctic World Archive (AWA), una iniciativa de la empresa noruega de tecnología Piql AS para preservar "la memoria mundial" de los peligros de los desastres naturales, los cambios tecnológicos, la piratería o las guerras.

“Nuestra ambición es ser un archivo mundial seguro para ayudar a preservar la memoria digital del mundo y garantizar que las obras más irreemplazables del arte, la literatura y la cultura estén protegidas y disponibles para las generaciones futuras. No tenemos un límite en mente, solo recolectar y almacenar la mayor cantidad posible”, explica a La Vanguardia Patricia Alfheim, portavoz del AWA.

El AWA se sitúa cerca de Longyearbyen, el mayor asentamiento de Svalbard

El AWA se sitúa cerca de Longyearbyen, el mayor asentamiento de Svalbard

Piql AS

Una de las últimas adquisiciones de su colección ha sido una copia de los cerca de 400.000 objetos que albergará el nuevo Museo Nacional noruego, que tiene prevista su apertura para el año 2022, un archivo que incluye la obra más icónica del artista más célebre del país. El grito de Edvard Munch acompañará los documentos de la Fundación Felipe González, las actas de 1812 de los dos primeros plenos de la Diputació de Barcelona, manuscritos de la Biblioteca del Vaticano o las obras de Olga Tokarczuk, Nobel de Literatura de 2018, en los ficheros almacenados en el interior de una antigua mina de carbón de Longyearbyen, el mayor asentamiento de Svalbard.

Todos los textos, fotografías, películas y grabaciones se han trasferido a piqlFilm, un nuevo sistema analógica capaz de retener datos digitales y mantenerlos seguros sin conexión. Dicen que es un método especialmente eficaz frente al paso del tiempo porque, además de tener una vida útil de 1.000 años, lo único que se necesita para leerlo es luz.

CUADROS ROBADOS Y RECUPERADOS. El 31 de agosto de 2006 la policía noruega recuperó dos cuadros de Edvard Munch, El grito y Madonna, botín de un robo a mano armada que tuvo lugar en el Museo Munch de Oslo el 22 de agosto de 2004.

'El grito' de Munch 

Otras Fuentes

La custodia subterránea de artefactos y registros no es algo nuevo. Durante la Segunda Guerra Mundial, la National Gallery de Londres dispersó sus tesoros en Manod Quarry, una mina de pizarra cerrada ubicada cerca de la ciudad de Blaenau Ffestiniog, en Gales. Al doctor Xavier Roigé, especialista en Patrimonio Cultural y Museología de la Universitat de Barcelona, el Arctic World Archive le recuerda, salvando las distancias, a los 2,3 millones de microfilmes que reúnen la historia familiar de la humanidad y que los mormones almacenan a 200 metros bajo tierra en la cripta de la Montaña de Granito, en Utah (EE.UU.)

“Uno de los puntos más interesantes del AWA es que hay una voluntad de preservación del patrimonio de carácter internacional, cuando normalmente es nacional”, señala Roigé,. “Hasta ahora, se acostumbraba a guardar objetos en el lugar al que pertenecían o desde donde fue expoliado. Por eso es lógico que pueda haber cierto recelo a incluir los bienes en este catálogo”, añade.

Xavier Roigé (UB)

"Uno de los puntos más interesantes del AWA es que tiene carácter internacional"

Tampoco es habitual que la conservación se lleve a cabo como iniciativa privada. “Es cambiar el chip. La base del patrimonio era que estuviera catalogado y fuera público. Sorprende que aquí se deje en manos de una empresa y puede tener cierto riesgo, porque deja de pertenecer a todos”, señala.

Nausikaä El-Mecky, experta en censura y destrucción de arte a lo largo de la historia, entiende que el proyecto tiene un punto “romántico y utópico”. “Generar copias digitales para poder reproducirlo para siempre genera la sensación de que la cultura no se puede destruir. Pero nunca va a ser lo mismo que ir a ver unos objetos o caminar a través de edificios históricos”.

“Es imposible preservar una obra de arte. Aunque se hiciera una réplica perfecta, solo mostraría el 5% porque no tendríamos el tacto, el olor, la forma en que la luz cae, el tamaño, el edificio en el que está... originales. Y si sólo digitalizamos la parte visual perdemos todos los demás aspectos sensoriales para siempre”, añade El-Mecky.

El 'piqlFilm' puede durar más de 1.000 años

El 'piqlFilm' puede durar más de 1.000 años 

Piql AS

Su colega Caro Verbeek, integrante del proyecto Odeuropa, que intenta reconstruir y preservar (también digitalmente) los olores históricos, le ha “hecho comprender que las obras de arte no son sólo visuales” y que los archivos digitales no tienen en cuenta toda una serie de elementos imperceptibles que acompañan a cualquier objeto, destaca la profesora de la UPF.

Sobre los sentidos, coincide con Roigé. “Actualmente le damos mucho valor a lo físico, pero la emoción y el tipo de experiencia que genera un objeto no la consigue aún aquello digital”, argumenta. En el futuro, sin embargo, todo puede cambiar. “Quizás dentro de 500 años, cuando ya no exista el original de una obra, la copia (o su fotografía) mantengan el valor simbólico y consigan transmitir emociones”, dice el experto de la UB. Pero tampoco hay que ir tan lejos.

RI31. RÍO DE JANEIRO (BRASIL), 02/09/2018.- Vista general del Museo Nacional de Río de Janeiro, uno de los más antiguos de Brasil, mientras es consumido por las llamas debido a un incendio de grandes proporciones hoy, domingo 2 de septiembre de 2018, en Río de Janeiro (Brasil). Un incendio devoró hoy el Museo Nacional de Río de Janeiro, que alberga unos 20 millones de piezas que datan de la época imperial brasileña y que celebra este 2018 sus 200 años de historia. El Cuerpo de Bomberos sigue trabajando para contener el incendio, mientras las autoridades informaron de que aún no es posible detectar las causas que provocaron el inicio de las llamas. Las llamas comenzaron cuando ya estaba cerrado al público y solo había cuatro vigilantes en su interior. No obstante, según la información ofrecida por el propio Museo, no hay heridos ya que todos lograron salir a tiempo. EFE/Marcelo Sayão

El Museo Nacional de Río de Janeiro, durante el incendio de 2018 

EFE

Con la pandemia del covid-19, los museos han perdido el 75% de su público y buscan fórmulas para hacer llegar su catálogo a los ciudadanos, abriendo sus colecciones a través de internet o generando copias con impresoras 3D para llevarlas a hospitales, residencias y escuelas donde se pueden realizar exposiciones o debates.

El incendio de 2018 que destruyó el Museo Nacional de Brasil, ubicado en Río de Janeiro, ya hizo saltar las alarmas. Allí se perdieron más de 20 millones de artículos, desde huesos de dinosaurios y momias egipcias hasta miles de utensilios de las civilizaciones amerindias. También contribuyó a este efecto la destrucción de Palmira a manos de ISIS.

Nausikaä El-Mecky (UPF)

"Corremos el riesgo de caer en el esnobismo y transmitir una sociedad distorsionada, una ilusión”

La propuesta del Arctic World Archive es una forma de minimizar daños de este tipo, aunque plantea otro problema, según los especialistas consultados por La Vanguardia: ¿Qué se decidirá preservar? La respuesta a esta pregunta puede parecer obvia, pero no lo es tanto. “Estamos muy influenciados por la alta cultura, pero corremos el riesgo de caer en el esnobismo y transmitir a las generaciones futuras una sociedad distorsionada, una ilusión”, revela Nausikaä El-Mecky.

“Tenemos una idea muy sencilla de un archivo -añade-, pero hay que tener en cuenta que no es algo objetivo, si no que es muy subjetivo. Se diseña de una forma determinada e incluye lo que alguien decide de forma determinada, excluyendo muchas cosas”.

Método seguro

El sistema analógico utilizado por el AWA se puede leer utilizando solo la luz

Xavier Roigé es de la misma opinión. “De todos los objetos que se crean, solo una pequeña parte se conserva. El azar juega su parte, y el valor simbólico también. Pero normalmente se preservan más cosas de las clases ricas y altas que de las populares. El debate, además, se complica mucho ahora mismo por cantidad ingente de cosas que producimos y porque muchos de los materiales usados tienen una duración efímera. A la hora de conservar cosas, el debate es técnico, pero también político. Y, sobre todo, muy difícil”, concluye.

La escritora Doris Lessing publicó en 2006 la novela The Story of General Dann and Mara's Daughter, Griot and the Snow Dog ('La historia de la hija del general Dann y Maria, Griot y el perro de nieve'). La obra se sitúa en un futuro post apocalíptico en el que el hielo derretido cubre todo un continente.

photograph by XAVIER CERVERA 06/2010 trace from MS Fram, Hurtigruten vessel, in a thin ice, melting ice in St. Jonsfjorden in west Spitsbergen island, archipelago of Svalbard (Norway) ;climate change affects dramaticly this side of the Earth

Hielo deshaciéndose en la isla de Spitsbergen 

Xavier Cervera

El protagonista principal, Dann, se obsesiona con una biblioteca que los antiguos dejaron sellada detrás de una especie de plástico, y corre contra el tiempo y la violencia de otras tribus, tratando de comprender los textos antes de que las páginas se desintegren por el agua o queden destruidas por la guerra. ¿Y si el mundo se acaba tal y como lo conocemos, qué quedará de nosotros?

“El Arctic World Archive y otros espacios como este me parecen, como reflexión final, que son lugares que buscan lo imposible, que es preservar toda nuestra cultura. Pero es la misma idea romántica que refleja el arte, que también busca alcanzar lo imposible. Aunque la meta sea inalcanzable, es muy válida”, asegura El-Mecky.