la buena Transición se hace con una nueva Constitución

Chile elige quién redacta la nueva Constitución ganada en las calles

La primera constituyente paritaria del mundo se vota este fin de semana

Supporters of Jorge Baradit, candidate to the Constituent Assembly, hold flags during the campaign rally of his campaign in Santiago, on May 13, 2021, ahead of May 15 and 16 elections to choose mayors, councillors and a commission to rewrite the constitution. (Photo by MARTIN BERNETTI / AFP)

Seguidores de Baradit, candidato independiente a la Convención Constitucional, ayer en Santiago de Chile

MARTIN BERNETTI / AFP

Chile vivirá este fin de semana una experiencia política completamente inédita en el país andino, pero también será novedosa a nivel mundial en algunos aspectos. La revuelta ciudadana del 2019 provocó el referéndum del año pasado en que los chilenos decidieron masivamente finiquitar la Constitución neoliberal de Pinochet de 1980 y redactar una nueva Carta Magna, de la que se ocuparán los 155 miembros de la Convención Constitucional que serán elegidos este sábado y domingo.

Será la primera vez en el mundo que una Constitución sea redactada por una asamblea constituyente paritaria, es decir, a partes iguales de mujeres y hombres. Además, su elaboración estará sometida a un proceso de exposición pública nunca visto. La luz y los taquígrafos serán las mismas redes sociales que vehicularon la revuelta ciudadana que comenzó en octubre del 2019 con una protesta estudiantil para no pagar un aumento de cuatro céntimos de euro en el metro de Santiago.

Las redes sociales escudriñarán la redacción del texto fundamental y los constituyentes sentirán la presión popular ante cada artículo, que deberá ser acordado por dos tercios de la Convención, para que el resultado sea una Carta Magna de corte progresista que deje atrás el modelo económico y social ultraliberal blindado por la dictadura (1973-1990) y garantice derechos básicos y gratuitos, que ahora se rigen por la lógica del libre mercado, como la sanidad, la educación o las pensiones. El 78% de los electores se inclinó el 25 de octubre del 2019 por un nuevo contrato social.

También será la primera vez que los chilenos elijan a sus constituyentes democráticamente. Lo harán durante los dos días del fin de semana para prevenir la pandemia, que ya provocó varias veces la postergación de los comicios –la última, hace un mes–, que también son municipales y regionales.

La Convención estará formada por 155 miembros, 17 de los cuales serán indígenas, la mayoría mapuches

Otro factor novedoso para el país es que hay 17 escaños reservados para representantes de los pueblos originarios, siete de ellos para los mapuches, el colectivo mayoritario, y el resto para las otras nueve minorías indígenas. Hay 95 postulantes en esta categoría, que solo pueden ser votados por los ciudadanos que se autodefinieron como indígenas en el último padrón, más de dos millones de personas de una población de 19 millones de habitantes.

Para los 155 asientos, hay 1.373 candidatos a convencionales, la mayoría independientes, otro fenómeno producto de la revuelta popular en Chile, donde las encuestas señalan la masiva desafección de la clase política, sin que se salve ningún partido, ni siquiera la izquierda radical. Sin contar a los indígenas, 793 son independientes y 485 miembros de partidos. Hay 649 mujeres y 629 hombres, religiosamente intercalados en las listas, que son abiertas, aunque los candidatos se han agrupado por cercanía ideológica, en el caso de los independientes, o por ser de un movimiento político.

La derecha gobernante se ha aglutinado en una sola lista, mientras que el centroizquierda opositor se ha dividido en varias, lo que beneficiaría al sector conservador por efecto de la ley D’Hont, aunque difícilmente consiga los dos tercios para impedir una Constitución reformista. Por el mismo motivo, la dispersión de los independientes, algunos de los cuales se especializan en hacer campaña sobre aspectos concretos, como el derecho al agua u otras cuestiones medioambientales, podría generar una baja representación en la Convención, lo que algunos analistas entienden que causaría frustración en la ciudadanía y podrían revitalizarse las protestas callejeras.

“Podría pasar que el 70% de los escaños se los lleven las dos grandes coaliciones políticas tradicionales”, afirma a La Vanguardia desde Chile la politóloga de la Universidad de Santiago, Lucía Dammert, que explica que el hándicap para los independientes es que son muy desconocidos, mientras que “los partidos están llevando en sus listas a figuras muy conocidas por la población”. Dammert cree que el resultado de los comicios puede generar desilusión pero que, sea cual sea la composición de la Convención, “las protestas en la calle van a seguir apenas se levante el toque de queda”, bien para presionar a los convencionales, bien para presionar al Gobierno derechista de Sebastián Piñera.

El descrédito de la clase política provoca que la mayoría de candidatos sean independientes

Los convencionales tendrán entre nueve meses y un año para redactar el texto, lo que coincidirá con los comicios presidenciales del 21 de noviembre y con una pandemia que sigue con contagios récords pese a que casi la mitad de los chilenos ya se ha vacunado con dos dosis.