*No es la riqueza, son los sentimientos*, Cassandra
"...Smith fue un catedrático de Filosofía Moral que trató la economía política como una mera cuestión más de interés intelectual, y advirtió sobre la cantidad de peligros e inconvenientes potenciales de la sociedad comercial. Smith dio clases de Ética, Jurisprudencia y Retórica, y escribió ensayos sobre la formación de las lenguas y la historia de la astronomía..." (Dennis C. Rasmussen; "El infiel y el profesor", p. 29)
El liberalismo moderno nace en/de la Ilustración Escocesa, en el ambiente moral presbiteriano de The Kirk, la iglesia 'nacional' escocesa.
Sin que le falte ningún título ni mérito para ser referencia fundamental del 'liberalismo", el relato histórico sobre Adam Smith viene, probable y paradojalmente, masivamente percibido desde la perspectiva del siglo XX, en el que la dominancia cultural socialista situa el eje de la definición en la producción y el comercio, en un predeterminado logos supuestamente 'económico' que muchos (al menos de los auto)denominados liberales asumen como propio, sin darse cuenta de que están en campo contrario. Y jugando con el equipo contrario.
Parezca o sea que es así, en la búsqueda de un libro del que poder hacer bandera liberal en un relato coherente, claro... y liberal, es habitual que haga ese papel "La riqueza de las naciones". Y es este el error. Un error radical, por que la raíz de la cosa (el liberalismo) no está en las técnicas de producción sino en los valores que justifican el practicarlas.
No, no es en "La riqueza de las naciones" donde ver la riqueza de las naciones sino allí donde el deliberar sobre los sentimientos morales pueda provocar toda una teoría. Donde la teoría explique la riqueza; no al revés.
VIII-21, Cassandra