*regalos de Navidad*, Lluís Bassat

http://www.jotdown.es/2012/02/luis-bassat-todavia-no-he-sido-capaz-de-enfrentarme-a-mad-men/

¿La Fundación que gestiona el Museo (Fundació Privada Carmen i Lluís Bassat) es su manera sistemática de devolverle a la sociedad parte de lo que la sociedad le ha dado a usted? ¿Le inspiró saber que, en el entierro de su abuelo, gente que era desconocida para su padre se dirigía a él no para darle el pésame sino las gracias por lo que su abuelo había hecho por ellos?

Esta es una de las cosas que más me impactaron cuando la supe, y no me la contó mi padre, sino mi madre. Mi padre no quería atribuir tantos méritos a su padre, pero mi madre sí quiso contármelo y pensé que si yo pudiera morir el día de mañana y que la gente fuera a darle el pésame a mi mujer o a alguno de mis hijos diciéndoles que son algo gracias a mí, creo que significaría que he hecho lo que hay que hacer en la vida. La Fundación hace muchas más cosas aparte del Museo, y mucho más importantes. Nosotros ayudamos, entre otros, a los niños de África y aquí sí que es donde creo que devuelvo un poco o bastante de lo que la vida me ha dado a mí. Te contaré por qué. Una Navidad, hace muchos años, recuerdo que fui de cráneo comprando regalos para toda la familia: para mis cuatro hijos, para mi mujer, para mi madre… igual que hizo toda mi familia. Del 1 al 20 de diciembre todos íbamos locos buscando cosas. Nosotros también celebramos la Navidad porque es una fiesta de aquí, entrañable y familiar (no lo mezclamos con la religión) y durante la comida les dije a todos: ¿de verdad creéis que nos hacen falta más cosas? ¿No tenemos suficiente con todo lo que tenemos? ¿Por qué tenemos que comprar cosas que no nos hacen falta? Y mi mujer y mis hijos me dieron la razón. ¿Y por qué el año que viene no ponemos dentro de una caja todo el dinero que dedicaríamos a los regalos de Navidad y lo mandamos a un lugar donde haga falta? Así lo hicimos y me sorprendí del dinero que reunimos. Mi mujer y yo pusimos el dinero que dedicábamos a los regalos, pero mis hijos, proporcionalmente a lo poco que ganaban, pusieron mucho más. Así que nosotros decidimos doblar el dinero de toda la caja y lo mandamos a un pueblo de Guatemala, que había sufrido un terremoto ese año y estaba en muy mala situación. A partir de ese año, cada Navidad, durante la comida, discutíamos adónde mandábamos el dinero. Un año murió de cáncer el hermano del marido de mi segunda hija, Ana, arquitecta, y ese año no hubo dudas, lo entregamos a la lucha contra el cáncer. Y así hasta que a mi cuarto hijo, que primero hizo medicina, luego pediatría, y luego medicina tropical, lo acabaron destinando a Mozambique para luchar contra la malaria. Algo que hacemos muy bien aquí en Barcelona, en el Clínic con el Dr. Pedro Alonso al frente. Ese año mandamos el dinero a nuestro hijo Quique, para que lo usara en la lucha contra la malaria. Y nos quedamos tan sorprendidos… Hacía años que enviábamos dinero y nunca sabíamos con certeza cómo se había utilizado, solo lo intuíamos. Pero él nos mandó fotos de todo lo que hizo con ese dinero y resulta que en un hospital más al norte del suyo no había ni electricidad, ni agua corriente… y con el dinero que le mandamos se llevó la electricidad no solo al hospital, sino al pueblo. Lo mismo con el agua corriente. Se hizo un ala nueva del hospital y dos salas de partos. Todo eso con el dinero que le mandamos, que no era tantísimo. Con el mismo dinero, en Barcelona, no hubiéramos podido hacer ni la mitad de la mitad de lo que hicimos ahí. Allí todo es más barato, apenas había coste en mano de obra porque se lo hicieron ellos mismos… Nos hizo muy felices y, desde entonces, decidimos hacerlo de manera más profesional a través de una fundación que habíamos creado mi mujer y yo, que desde entonces ayuda básicamente a niños en África. Estamos muy satisfechos. Tiempo atrás, cuando fuimos al notario para crear la fundación, nos preguntó si no queríamos hacer nada más con ella, porque ese era el momento de incorporarlo. Se me ocurrió que no en ese momento, pero que quizá algún día me gustaría que nuestra fundación ayudara también al desarrollo del arte contemporáneo. Y lo pusimos. Hace cinco años, cuando empezamos con el museo, ya no fue necesario añadir nada nuevo a los estatutos de la fundación.