*Nada suele haber donde nada hubo,*, Rafa Villaró

Del máximo común (divisor!) al mínimo común (múltiplo!),

o la contradictio del Partido Liberal.

 

El mayor problema de lo liberal en las Españas,

y en las Españas lo liberal es un problema mayúsculo,

es, afirmo, que liberal se es por autoafirmación,

juzgando falta de criterio cualquiera no propio,

fastuoso ejemplo de una cultura política gonádica,

ergo condenada a un régimen de insoslayable liberticidio.

 

En aquello liberal, el formato es el serlo. Sin peros.

En la cultura política de este lado del Canal,

la partitocracia es sistema, y régimen, político,

donde el modelo, el formato, de partido es aquel

que, quizás en Zuric, Lenin calcó lo vaticano.

 

Mal de muchos, la versión española del asunto,

hija de una Transacción entre la dictadura superviviente

y la dejación de sus (otra vez!) autoafirmados opositores.

Un comedero donde algunos de sus titulares, obsoletos,

son substituidos por inocuos demohomologables.

 

Anécdota con taxi y hospital aparte,

la tragedia liberal española se muestra

en la ausencia de autoridad referente reconocida

garante de una acción política liberal específica,

faro de los valores propios, exclusivos,

del ejercicio de la libertad, de todas ellas.

 

Lo liberal no necesita de partido.

Puede convenirle, pero su necesidad primera,

si de España conjeturamos, es esa auctoritas

que pula, fije y de esplendor.

 

Lo liberal necesita de un formato liberal,

pues, por ejemplo, la basilar igualdad de oportunidades

no puede medrar en formatos jerárquicos,

privilegiantes, discriminantes, ...deshonestos.

Sólo puede medrar allí donde el propio y pleno ejercicio individual de las responsabilidades personales

generan el suficiente respeto al otro, a los otros, como para trenzar asociaciones voluntarias

fundamentadas en el mérito, la solidaridad, el apoyo mutuo...

 

 

Nada suele haber donde nada hubo,

pero hoy es iniquidad

omitir Lassalle, negligir Rallo;

hoy es alarma cuando Pina amaga

seguir el camino de Madariaga.

 

9-I-22, Rafa Villaró.