*el destino del liberal en España*, entrevista a Juan Pina

El último 'viejo' libertario en España: "Si Margaret Thatcher viera a Vox se quedaría horrorizada"

Muchos libertarios de todo el mundo se han sumado a la causa de las nuevas formaciones de derecha radical, desde Trump hasta Vox. Pero el hombre que ha encarnado esas ideas durante años en España tiene un mensaje para ellos.

entrevista a Juan Pina, por Carlos Barragán,

08/01/2022 - elconfidencial

Juan Pina no reserva munición cuando dispara contra Vox. Si charla con sus amigos liberales que se han pasado a las filas del partido de Santiago Abascal, Pina les dice que "han creado un monstruo estatalista" del que se van a arrepentir. Y muchos de ellos contraatacan asegurando que se ha vuelto un "progre" o que el partido verde es la única opción para frenar "el comunismo" en España.

Pina (Canadá, 1968) se define como un libertario que procede del liberalismo clásico, pero en el contexto político español, aunque muchos repiten esa definición, él parece de los pocos que la cumplen: con todas sus contradicciones, sigue defendiendo el libertarismo tanto en su acepción económica como moral. No hay aspecto en su CV que no incluya la palabra 'liberal' o libertario". Estuvo en el CDS, fue presidente de la Internacional Liberal y trabajó para la Fundación Friedrich Naumann (asociada al partido Liberal alemán FDP). En 2009 fundó y lideró el Partido de la Libertad Individual (P-LIB) porque creía "que el liberalismo se había aburguesado". La formación, que ahora se conoce como Partido Libertario, nunca ha terminado de despegar ni lograr más de unos pocos miles de votos, demostrando el poco calado de sus ideas en España.

Sin embargo, pese a este sonoro fracaso y a convivir en los márgenes de la irrelevancia política, Juan Pina ha podido auscultar el interés de sus amigos libertarios —y liberales— por otros movimientos políticos "con más posibilidades" de gobernar, desde Convergencia hasta UPyD o Ciudadanos. Y el último de esta larga lista ha sido Vox. "Los liberales españoles siempre han estado necesitados de subirse a la chepa de alguien", explica. Ahora, Pina compagina sus labores académicas con el papel de secretario de Relaciones Internacionales del partido, posición que le ha servido para observar cómo ha evolucionado el libertarismo en España y en el resto del mundo.

La pequeña Shanghái de Murcia: un sueño libertario e ilegal sobre barracas flotantes

Rafael Méndez

Muchos libertarios, que ven en el papel intervencionista del Estado el origen de la mayoría de nuestros males, se han pasado en masa en los últimos años a apoyar a los nuevos partidos de derecha radical, desde Donald Trump hasta Vox pasando por otras formaciones similares en Latinoamérica y Europa. Azuzados por la pandemia y gracias a una estética joven y rebelde en Internet, los libertarios son la punta de lanza de estos movimientos políticos contestatarios que recogen el descontento tras una década de crisis sociales y económicas. Pero Juan Pina tiene un mala noticia para sus compañeros españoles: Vox, dice en esta larga conversación, os está haciendo el abrazo del oso.

PREGUNTA. ¿Por qué algunos liberales y libertarios se han pasado a Vox?

RESPUESTA. Cuando surgió Vox hubo cantos de sirena muy seductores hacia liberales y libertarios. Sí que se fue mucha gente. Al principio su programa económico parecía el más liberal de todos. Algunos han vuelto porque se han decepcionado; otros se han quedado. No se puede negar que una parte del movimiento liberal o libertario en España ha sido seducido por Vox. Tarde o temprano, muchos liberales se arrepentirán de haberle dado alas a lo que se está convirtiendo en un monstruo que puede dar el sorpaso al Partido Popular en unos años.

No se puede negar que una parte del movimiento liberal o libertario en España ha sido seducido por Vox

P. ¿Cree que Vox acabará en el Gobierno?

R. Es muy probable que haya un movimiento pendular y el PP cometa la misma barbaridad de meter en el Gobierno de España a personas de un partido que se sitúan más allá de los límites de la democracia liberal. Como mínimo está con un pie en la democracia y con un pie en otro sitio. Es muy preocupante. Pero lo es de la misma manera que Pedro Sánchez ha cometido la locura de no imponer un cordón sanitario frente a la extrema izquierda y meter a Podemos en el gobierno de España... ¡con ministros comunistas! Es inaudito en Europa.

P. En internet, algunos libertarios no se toman muy bien que usted, un libertario, critique al partido de Abascal. Un paseo por sus charlas en YouTube o sus tuits contra Vox traslucen odio. ¿Por qué?

R. Mis críticas escuecen mucho porque vienen de donde vienen. El liberalismo en España tiene un problema de pereza y de no creer en su propia capacidad para cambiar la realidad. Siempre está necesitado de subirse a la chepa de alguien. A nivel nacional primero a UCD, después a Alianza Popular y al PP de Aznar. Después a UPyD, pese a que su líder provenía de la izquierda. Después a Ciudadanos y ahora a Vox.

P. ¿Y por qué se han sumado a Vox?

R. Que los liberales se sumen a Vox es una aberración. Vox es un partido antilibertario e iliberal. Es el partido que sigue en España las ideas de Viktor Orbán, que acuñó en 2014 la expresión democracia y estado iliberal. Quieren caminar hacia eso, justo lo contrario del liberalismo. Se justifican diciendo que Rubén Manso Olivar hizo un programa económico que era el más liberal de España. Me da igual. Son un partido político que, como toda la extrema derecha, es de izquierdas en economía y de derechas en lo moral. Han montado un sindicato que aspira a ser uno de los grandes con UGT y Comisiones Obreras. Son proteccionistas hasta unos extremos absurdos. Quieren seguir el ejemplo de Polonia y decirles a las mujeres: ¿Por qué no os quedáis en casa para tener muchos hijos? Eso es una quiebra en la igualdad ante la ley muy preocupante. Y eso es lo que Vox querrá hacer.

P. Cuando habla con colegas liberales o libertarios, ¿cómo se lo justifican?

R. Suelen ser libertarios que le dan mucha importancia a la economía y poca a las libertades morales o individuales. O no creen que la acción de Vox en estos temas vaya a ser tan grave. Vox al principio decía ser liberal-conservador. Liberales en lo económico y conservadores en lo moral. Ahora ya no dicen lo de liberales por alinearse con el grupo ECR (Conservadores y Reformistas Europeos). Para mí tampoco son conservadores. Yo no soy conservador, pero a los conservadores como a Margaret Thatcher, Ronald Reagan o Winston Churchill los respeto. Si Margaret Thatcher levantara la cabeza y viera lo que están haciendo en nombre del conservadurismo los húngaros, los polacos, los italianos o los señores de Vox en España se quedaría horrorizada.

P. Hace poco usted dijo que el alma que está triunfando poco a poco en Vox es la "falangista" con Jorge Buxadé a la cabeza. Escribió: "Creen que con un populismo delirante seducirá a la mayoría y lo malo es que hay precedentes. Terribles por cierto".

R. El recorrido que hacen los partidos de derecha radical siempre es el mismo. Primero surge un partido extremista que se presenta públicamente como moderado para tener una audiencia más amplia. Surgen en las ciudades en un voto de centroderecha liberal-conservador cabreado. Con eso llegan a las instituciones y, a partir de ahí, empieza su labor de captación y ósmosis del centroderecha convencional. Intentan succionar todo. Llegan a ser tercera o cuarta fuerza. Y el siguiente paso, en el que se encuentra Vox, es la base de competir con la izquierda para captar el voto obrero. Y para eso montan sindicatos, van a las zonas rurales a hacer proteccionismo frente a las lentejas sudafricanas. Y para eso siguen siendo muy de derechas en todo lo moral y nacional, de un nacionalismo español delirante, pero también cada vez más de izquierdas a nivel económico. Las caretas liberales caen. ¿Y qué tenemos? La antigua Falange o el Frente Nacional.

Los libertarios somos lo opuesto al comunismo y al fascismo

P. Pero si es así, ¿por qué no hay más libertarios en España escandalizados con esto? ¿Son demasiado pocos o les parece un mal menor?

R. La psicología humana funciona con dicotomías y hay liberales o libertarios que se ven seducidos por la extrema derecha porque juegan con presentarse como lo contrario a la extrema izquierda. Y eso es lo único que está haciendo Vox. Ahora la situación en Latinoamérica es muy grave porque tenemos extrema izquierda y extrema derecha. Los autoritarios son muy similares entre sí pese a que a nivel estético no se parezcan. En el fondo, cuando ves las políticas de unos y otros resulta que tienen más puntos de conexión entre ellos que con los demócratas. Hayek denominaba liberal a la posición simultáneamente opuesta al socialismo y al conservadurismo. Y los libertarios somos lo opuesto al comunismo y al fascismo. Somos profundamente individualistas y partidarios de devolver el poder a cada persona. Y estamos en las antípodas de lo que alguien de Vox o de Podemos pueda pensar. Yo creo que Vox va a decepcionar a muchos liberales.

 

Gary Johnson, el candidato libertario que pasaba por allí

Argemino Barro. Nueva York

P. El último ejemplo de un libertario que ha acabado virando a la derecha radical es el de Javier Milei, el líder político argentino que más está despuntando en los últimos tiempos. Usted ha acabado muy decepcionado con su historia porque cuando vino a España se reunió con Vox.

R. Yo he hablado varias veces con Milei y ha participado en varios programas para la Fundación Para la Libertad. Es lamentable y triste. Yo no puedo afirmar con pruebas que haya transacciones económicas detrás, pero sí sé que el movimiento nacional-populista europeo cuenta con un cheque en blanco. Steve Bannon desembarcó en Europa cuando dejó la administración Trump y vino con las maletas cargadas de dinero. Ese dinero procede de algunas asociaciones cristianas y católicas estadounidenses o latinoamericanas como es el caso de El Yunque, en México. Todo esto es muy preocupante. Porque detrás de este avance de la ultraderecha veo mucho Estado. A los libertarios no nos gusta ningún Estado, pero menos aún Estados como el húngaro o el polaco.

P. ¿Pero qué ha pasado en concreto con Milei?

R. Vox, a través de la carta de Madrid organizada por la Fundación Disenso, está recorriendo América Latina con "deep pockets" y están comprando a la oposición latinoamericana. Llegan a un país y preguntan: ¿Quién es el principal líder de la oposición contra la extrema izquierda? Da igual quien sea. Le impulsan, le apoyan y así le influyen. Vox y estas fundaciones han salido de compras por América Latina y se están haciendo con todo. El caso de Milei es tristísimo. A mí nunca me han gustado sus modales y puestas en escena, pero puede que haya un público para eso y si el libertarismo se puede extender así, bienvenido sea. Pero no me parece de recibo que un partido libertario lleve en su lista a dos personas (número 2 y 4) diciendo que las Juntas Militares de los 70, 80 o 90 no fueron tan malas.

P. ¿En España el libertarismo está condenado al fracaso?

R. Hay espacio para hacer política libertaria. Ese espacio existe y la prueba la tenemos en EEUU, donde el Partido Libertario ha llegado a cosechar en 2016 con Gary Johnson más de cinco millones de votos. Es admirable. Nunca ha caído en esa servidumbre hacia otros movimientos más grandes. Es un país muy grande y no es comparable con España. Aquí parece que los liberales no creen que puedan ser capaces de hacer algo por sí solos. Por eso fundamos en 2009 el Partido de la Libertad Individual y en 2015 por Partido Libertario, tratando de ser esa casa amplia para los liberales.

P. A juzgar por los resultados, no ha funcionado mucho.

R. En un principio generó ilusión y ya hemos conseguido que se inscriban 4.000 personas, pero es cierto que muchas personas dicen que somos ingenuos por montar el partido. Yo les digo que los ingenuos son ellos, llevan usando la estrategia contraria de sumarse a diferentes caballos ganadores durante cuarenta años y tampoco han conseguido nada. Hoy por hoy vivimos en el país de Europa más refractario a las ideas del capitalismo. Y vemos que cuando nuestras ideas pueden llegar a conseguir pequeñas migajas dentro de un partido, siempre es únicamente en lo económico, de una manera muy moderada y pagando un precio en el resto de libertades que no deberíamos pagar.

Hoy por hoy vivimos en el país de Europa más refractario a las ideas del capitalismo

P. ¿A qué partido vota un libertario?

R. Los libertarios que quieran ser pragmáticos deben apoyar a partidos liberales. En España no hay un partido liberal y quizá se podría hacer algo en el PP, Ciudadanos o en su momento en Convergencia. Son posibilidades muy complejas. Pero si te llamas libertario no puedes estar en Vox, un partido fuertemente contrario a la libertad individual en todas las cuestiones morales y desde el punto de vista territorial también.

P. Hace unos días escribió un tuit que, tengo que decirle, me pareció una crítica a Vox poco común en nuestro país. "¿Cómo conseguir que la gente de derechas apoye el socialismo y el intervencionismo de un Estado todopoderoso? Sencillo. Envuelves ese proyecto en la bandera nacional y le plantas el crucifijo. Y luego ya puedes hacer proteccionismo, montar sindicatos o lo que quieras".

R. Esa gente de Vox no están en una campaña política permanente sino en una cruzada mística permanente. Es una cruzada religiosa. Su grado de convicción raya en el delirio místico. Cuando oigo hablar a los del PP respecto a los de Vox con tacticismo pienso que se equivocan muchísimo. Los de Vox son tremendamente viscerales e ideologizados. Mi temor es que si Pablo Casado llega a ser presidente del Gobierno con cuatro o cinco ministros de Vox, la ósmosis que se puede producir durante los cuatro años de legislatura es la contraria a la normal, la de que el pez chico se coma al grande.

P. No parece muy optimista respecto al futuro de España.

R. El grado de convicción que tienen algunos en Vox es tan férreo, sobre todo gente como Buxadé que pertenece a una corriente más falangista, que me preocupa muchísimo. Esas personas nunca van a tener una posición contemporizadora. Y si no dan el sorpaso en las siguientes elecciones se quedarán en una situación de casi empate. Y, en ese caso, estaremos dentro de cinco o seis años en una situación similar a la de Hungría o Polonia. En esa situación yo empezaré a pensarme el exilio, como Salvador de Madariaga.