"Arte en guerra", Llàtzer Moix

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Empezaron con una orgía y han acabado volcando coches de policía, alguno con agentes dentro. No son adictos al sexo ni guerrilleros urbanos: son los miembros del colectivo Voina -guerra,en ruso-,q ue se ha convertido en la más arrojada vanguardia del arte combativo. A su lado, artistas célebres como Damien Hirst, que parecen querer escandalizar al burgués con sus obras chocantes -aunque lo único que logran, vaya por Dios, es forrarse- parecen meros traidores a la causa. Y los responsables de instituciones como el Reina Sofía o el Macba, que reescriben la historia del arte con esmerada caligrafía progresista, a cargo del erario, parecen gente de orden. El arte de barricada, el que no se contenta con cosquillear al poder sino que se atreve a llamarle corrupto en la calle, arriesgándose a pagar la osadía con veinte años de cárcel, se denomina ahora Voina.

Las performances de este colectivo liderado por Alexei Plutser-Sarno, en la clandestinidad tras ser acusado de organizar un grupo criminal, son poco ortodoxas. No podían ser de otro modo. Varios de sus integrantes se presentaron en sociedad en Moscú dos días antes de que Dimitri Medvédev se hiciera cargo de la presidencia rusa: su acción consistió en practicar sexo en grupo en el Museo de Biología, bajo el lema "Cópula por el heredero del osito" (en alusión al osito Putin y contra una sucesión que estimaban fruto de "elecciones-farsa y pornográficas"). Luego simularon el ahorcamiento de emigrantes y homosexuales en un hipermercado de Moscú, para denunciar la supuesta xenofobia y homofobia del alcalde Luzhkov. Siguieron con un lanzamiento de gatos callejeros contra el personal de un McDonald´s. El pasado junio pintaron un descomunal pene de 65 metros sobre el tablero de un puente levadizo de San Petersburgo situado ante la sede del FSB (antes KGB), justo un minuto antes de que se alzara, con viril inclinación de 65 º . Propósito de la acción: enviar un monumental "que os jodan" a "las corruptas autoridades rusas", según la ruda explicación de Plutser-Sarno. Y luego llegó el volcado de coches patrulla, en respuesta a los excesos de sus ocupantes.

¿Es arte lo que produce Voina? A algunos les parecerá que no; que es una odiosa mezcla de pornografía, maltrato animal, necrofilia y vandalismo. Otros opinarán, por el contrario, que es una expresión artística un poco punkie, sí, pero revolucionaria, entre heroica y suicida, digna heredera, y no como otras, del dadaísmo o el surrealismo más descarados. Pero quizás esta discusión sea bizantina: Duchamp ya nos iluminó al decir que es arte todo lo que el artista presenta como tal. Y quizás pudiéramos añadir que, ante la tibieza de mucho arte engagé occidental y, sobre todo, ante el expeditivo poder ruso, que no se anda precisamente con chiquitas cuando alguien le afea las corrupciones o se entromete en sus negocios, el radicalismo de Voina halla su razón de ser.

6-III-11, Llàtzer Moix, lavanguardia