"Soluciones privadas para problemas públicos", Ignacio Arroyo Martírnez

¿Con qué legitimidad puede una corporación municipal, provincial, autónoma o estatal, endeudar el presupuesto de cinco o diez quinquenios sucesivos? ¿El voto que dimos los ciudadanos permite a los elegidos endeudar las arcas públicas por periodos que van más allá del mandato para el que fueron elegidos?

Si del sector público descendemos al ámbito privado, a los sujetos que se encuentran en situaciones concursales, el derecho privado impone las soluciones siguientes. Congelación de la deuda por intereses, destitución y nombramiento de nuevos administradores, aprobación de un convenio con efectos remisorios y dilatorios, y apertura de una pieza separada para calificar si a esa situación se llegó de manera fortuita, culpable o fraudulenta, y consiguiente depuración de la responsabilidad de los administradores.

Sin embargo, el diagnóstico y la solución cambian radicalmente cuando, afrontando la misma situación, sus protagonistas son los políticos y los estados. Primero, no se reconoce la situación, o se retrasa intempestivamente. Segundo, no se califica como concurso. Tercero, ni se congelan los intereses ni se anticipan los vencimientos. Cuarto, no se sustituye necesariamente a los gobernantes, ni tampoco se intervienen las operaciones. Quinto, la solución por el cauce del convenio no suele contemplar la rebaja de los créditos. Y sexto, nunca hasta el momento se ha juzgado la posible culpabilidad y mucho menos la responsabilidad personal y patrimonial de los administradores gobernantes. ¿Será que los administradores públicos son de naturaleza distinta del resto de los mortales?

Es cierto que los gastos y el endeudamiento público han sido a todas luces excesivos pero, al margen de las corrupciones, fueron en beneficio de todos. Todos, públicos y privados, nos hemos beneficiado de los excesos, y todos debemos contribuir a devolverlos, pero es inadmisible que paguen justos por pecadores. Porque no podemos admitir que se apliquen distintos remedios para paliar problemas idénticos. Solo porque se cambia la nomenclatura. A veces nos quieren privados. A veces nos quieren públicos. Qué casualidad. Solo cuando nos necesitan.

9-IV-12, Ignacio Arroyo Martínez, catedrático UAB, lavanguardia