por una cultura del vino

-en construcción-

Monvínic, excepcional espacio al servicio del vino

5 a Taula ha esperado dos años para hablar de Monvínic. La natural cautela y la vinculación con su fundador y propietario -quien por cierto se ha mantenido completamente al margen de la valoración- han sido sus causas. Pasado un tiempo de prudente distancia hemos decidido abordar el comentario de este local, uno de los más novedosos e interesantes de la ciudad.

Monvínic es, ante todo, un centro para la divulgación de la cultura del vino. Su razón de existir es convertirse en una referencia internacional como centro de conocimiento e información en un momento histórico en el que la cultura del vino ha alcanzado niveles de complejidad y de extensión geográfica impensables hace 20 años. Efectivamente, las bases culturales y de experimentación en el conocimiento del vino han dejado obsoletos a la mayor parte de elementos bibliográficos de antaño y la aprensión de toda esta nueva información hace casi imposible estar mínimamente al día. De ahí la generosidad de su creador, Sergi Ferrer-Salat, quien puso a disposición del proyecto su gran experiencia vinológica y su extensa y multicultural bodega personal.

Monvínic nace en julio del 2008 estructurado en cinco áreas. El bar de vinos, que permite viajar por los caldos del mundo ampliando conocimientos de una forma dinámica y amena en un espacio cómodo y distendido, acompañado, si lo desea, con la degustación de platos y tapas de auténtico lujo. El centro de documentación, que acoge una completa y rigurosa selección de libros, revistas y catálogos de subastas que son referencia entre los aficionados y que pocas bibliotecas pueden ofrecer. La sala de catas, conferencias y presentaciones, luminoso espacio abierto al patio interior donde expertos y gurús de esta cultura divulgan clases magistrales y ofrecen catas para todos los niveles. La bodega, eje vertebrador del local y razón de ser de Monvínic. Aquí se guarda, en excelentes condiciones, una fantástica selección de las botellas representativas de las principales zonas vinícolas del mundo, miles de referencias escogidas con la máxima intencionalidad por un bravo equipo de siete sumilleres liderado por el multipremiado César Cánovas y por Isabelle Brunet. Y, cómo no, finalmente, el espacio culinario, formado por dos mesas comunitarias (se acaban de reformar para ganar más confort y proximidad) para 32 comensales.

Monvínic es un local diferente a todos los conocidos. Puede usarse como biblioteca, como lugar de reunión con amigos para tomar una buena copa de vino, para explorar en los cursos y catas que se organizan o, simplemente, para degustar una entrañable, casera y afinadísima cocina en manos de Sergi de Meiá.

Detengámonos en esta culinaria que bien vale un comentario propio. La disyuntiva podría haber sido: poner la cocina al servicio del vino o, al contrario, los vinos acompañan una culinaria afecta y compatible. Sergi de Meià, premio nacional de la Academia Catalana de Gastronomía 2009, ha encontrado la solución inspirándose en lo más próximo y conocido: la cocina tradicional catalana puesta al día, tocada con respeto y basada en productos cuyo origen y trazabilidad están garantizados. De ahí las imágenes proyectadas que ilustran los personajes que alientan el producto: payeses, ganaderos, avicultores..., que aportan su garantía personal a los ingredientes de esta cocina culta y de raíz popular.

La carta cambiante presenta estos días algunos tesoros: la crema de verduras y garbanzos es de una sutileza magistral, la sardina ahumada con hojas silvestres de aroma persistente e intenso, el salteado de setas delicioso, el morro y tripa de bacalao con garbanzos preciso y gustoso, el conejo de Baldomar con alcaparras y cigalas, un clásico bien interpretado, o los pies de cerdo guisados con pulpo, antológicos y la codorniz de caza asada en su jugo, pequeña joya de nuestro terroir.

Otros platos completan un recetario poco extenso pero que cubre con creces las necesidades de una comida bien sentada y con el margen de excepción que representa poderla degustar con los mejores vinos del mundo, copa a copa, en botella y con el asesoramiento experto y, a la vez, amable y divulgativo del equipo de sumillers. Jay McInerney, el prestigioso crítico de The Wall Street Journal,considera Monvínic el mejor bar de vinos del mundo. La influyente revista Food and Wine lo ha seleccionado como uno de los top cinco del planeta. Para nosotros es, sencillamente, el más refinado, moderno y culto espacio de vinología gastronómica que hemos conocido.

17-IX-10, ´5 a taula´: Miquel Espinet, Sergi Ferrer-Salat, Miguel Gay, Josep Maria Sanclimens y Josep Vilella , lavanguardia