el mal negocio del comercio de armas (último baluarte de los dictadores)

La retirada militar sin victoria definitiva de Iraq y Afganistán marca un punto de inflexión sobre el curso de las guerras en este comienzo de milenio. Habrá guerras y conflictos hasta el fin de los tiempos. Pero tendrán que librarse de otra manera, con otros medios, utilizando más inteligencia y menos fuerza. El coronel Gadafi fue derrocado por las fuerzas de Europa, principalmente de Francia y Gran Bretaña, con toneladas de bombas arrojadas sobre los reductos de la resistencia del autoritario líder libio. Es curioso que los mismos países que ayudaron a armar a Gadafi en los últimos años le atacaran en cuestión de meses para destruir la munición y las armas suministradas por Europa.

Pero la caída de Mubarak y de Ben Ali no se perpetró con la fuerza, sino con la presencia masiva de egipcios y tunecinos en las calles para pedir el fin de las dos dictaduras. Es cierto que el ejército y la policía de los dos países no aceptaron el enfrentamiento con la sociedad que protestaba. Sin embargo, la caída de las dos largas autocracias se produjo sin el uso de las armas.

El hecho de que la superioridad militar de Estados Unidos y de la OTAN en Iraq y Afganistán no se tradujera en victorias rápidas plantea dos cuestiones interesantes. La primera es que las guerras habrá que plantearlas de forma distinta y las invasiones de países lejanos difícilmente se conseguirán con más soldados, más armas o mas aviones. Si la causa de la ocupación de un país no está lo suficientemente justificada, los ciudadanos ocupados acabarán resistiendo la invasión y echarán a los que han usurpado políticamente su territorio.

Una segunda cuestión es tomarse mucho más en serio la fabricación y suministro de armas a países que las pueden utilizar para reprimir a sus sociedades. Hay fábricas de armamento en muchos países europeos y también en España. Es exigible que sepamos todos cuántas armas se exportan desde España, a qué países, qué cuantía supone para los ingresos de las arcas públicas y qué se obtiene a cambio.

Venezuela es uno de los clientes preferidos para la venta de armas españolas. La realpolitik nos dice que la fabricación de barcos, aviones y demás herramientas de guerra comporta muchos puestos de trabajo para la economía nacional. Puede ser. Pero establecer negocios de armas con regímenes autoritarios es una temeridad que acaba pagándose muy cara.

Rusia ha sido una aliada histórica de Siria. Las armas utilizadas por el régimen de Asad contra sus propios conciudadanos pueden tener muchas procedencias, pero una parte significativa procede de Rusia. También Europa ha facilitado armamento al régimen de Damasco. A pesar de todas las armas recibidas de fuera, el régimen sirio es incapaz de silenciar a una población que protesta, muere y sufre la tiranía y que acabará ganando la pugna echando al dictador, cada día más aislado y solo.

9-II-12, Lluís Foix, lavanguardia