"El aforista Wagensberg", Llàtzer Moix

Recortar la inversión estatal en I+D+i es un error. Recortarla un 25%, tal como ha hecho el Gobierno Rajoy (siendo el promedio de recorte en los presupuestos generales del 9%), confiere a este error una reveladora dimensión programática. A mí me basta para confirmar que la política gubernamental no va bien. Y no sólo porque el PP vaya a lesionar la investigación española. También porque, al hacerlo, va a complicarnos el futuro sin aliviar las estrecheces del presente. Eso sí que es matar dos pájaros de un tiro.

¿Es muy sorprendente esta deriva? No. Si bien se mira, un político es lo más opuesto a un científico que quepa imaginar. En particular, los políticos que reiteran, una y otra vez, que se rigen por principios sólidos, inamovibles, como si eso fuera el colmo de la inteligencia. De hecho, no lo es. Cuanto más dogmático e inflexible es un político, más asno puede llegar a ser. En cambio, lo que rige la actividad del científico es precisamente la duda. "Sólo se puede tener fe en la duda", nos recuerda Jorge Wagensberg en Más árboles que ramas, su último libro, luminosamente subtitulado Cambiar de respuesta es evolución, cambiar de pregunta es revolución...

Más árboles que ramas es el décimo título publicado por Wagensberg en la colección Metatemas de Tusquets. En esta suma de 1.116 aforismos -"un aforismo es una conserva de comprensión", resume el autor-, Wagensberg exhibe su método de aproximación a la realidad, y lo plasma con una transparencia de acentos filosóficos o poéticos. Me gustaría reproducir aquí muchos de los aforismos que contiene este tomo. Pero sólo citaré tres. Uno, porque levanta el ánimo: "Si no fuera por la crisis, aún seríamos todos bacterias". Otro, porque enciende una luz al final del túnel: "La simbiosis es un buen negocio; el parasitismo mata". Y un tercero porque, desoyendo el consejo de Wagensberg, tiendo al pensamiento circular (y también porque me ayuda a abrochar esta nota en la misma clave que la inicié): "Los países ricos saben que si son ricos es porque hacen ciencia, mientras que los países pobres creen que si los países ricos hacen ciencia es porque son ricos".

29-I-12, Llàtzer Moix, lavanguardia