España cañí -56: inaugurada una autovía que va de ninguna parte a... parte ninguna (II)

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La inauguración, por sorpresa, del primer tramo abierto al tráfico de la autovía A-14, entre Lleida y Val d'Aran, que no lleva a ninguna parte, suma más despropósitos, pues el Ministerio de Fomento ha abierto ese trayecto de siete kilómetros sin haber pagado todavía a los vecinos propietarios de las fincas atravesadas por la vía el importe acordado por las expropiaciones de los terrenos. Pascual Izquierdo, alcalde de Almenar, reveló ayer, en declaraciones a La Vanguardia, que el importe adeudado por el Gobierno se acerca a los seis millones de euros. Los vecinos afectados por el impago de esta cantidad rondan el centenar. Pero la lista de despropósitos con la inauguración de ese tramo de autovía, sin continuidad hacia el norte ni hacia el sur, no acaba ahí. Decenas de vecinos de Alguaire y Almenar -los dos municipios atravesados por esos siete kilómetros de carretera desdoblada- aún tienen pendientes de cobro facturas de cientos de miles de euros por trabajos realizados en la ejecución de los trabajos de construcción de la nueva carretera. Entre estas víctimas se cuentan personas que cedieron máquinas o realizaron trabajos, como subcontratados de la UTE que ejecutó la obra, y restaurantes y bares que sirvieron a los operarios de la autovía.

Visto el panorama, no extraña la indignación que se respira entre los vecinos de esas localidades del Baix Segre, que además de constatar, en primera persona, la poca operatividad de esos siete kilómetros de flamante autovía (con un coste de 37 millones de euros), han sufrido pérdidas económicas por el impago de deudas e incumplimiento de los compromisos sellados con el Ministerio de Fomento. La respuesta del Gobierno a las reiteradas reclamaciones hechas los últimos tres años para que abone esos seis millones de euros por las expropiaciones siempre es la misma: "Ahora no hay dinero por los recortes". Lo cuenta un vecino de Alguaire, con un terreno atravesado por ese tramo de autovía.

La Subdelegación del Gobierno en Lleida emitió una nota el sábado para informar de la decisión de Fomento, informaba ayer La Vanguardia. La forma en la que se ha inaugurado ha conseguido enfurecer a vecinos y alcaldes de la zona. "Nadie del Gobierno nos informó de ese estreno", afirma el alcalde de Almenar. La delegada del Gobierno en Lleida, Inma Manso, indicó ayer que se ha decidido abrir ese tramo, que admite que no tiene continuidad, "para evitar su deterioro y las carreras ilegales".

Los afectados por el impago del importe de las expropiaciones no han tenido ni tiempo, revela el mismo vecino de Alguaire, de manifestarse para exigir el pago de esa deuda: "Habíamos estudiado la posibilidad de recorrer, con tractores, ese tramo cuando aún no estaba abierto al tráfico de vehículos y hacer, así, visible nuestro enfado. Pero al estrenarlo por sorpresa, ya no podemos hacer ni eso, pues los únicos perjudicados por esa protesta serían ahora los pocos vehículos que van a circular por ese tramo".

La falta de información sobre el estreno de ese tramo ha estado a punto de causar algún accidente. Y es que el pasado domingo un vecino de Alguaire circulaba en bicicleta en sentido contrario por la autovía, como hacía habitualmente, al no haberse enterado aún de que la carretera ya estaba abierta al tráfico.

22-V-12, J. Ricou, lavanguardia

Junto al aeropuerto de Alguaire, un equipamiento de 90 millones de euros que en la actualidad registra un único vuelo semanal, se ha puesto en servicio este fin de semana el primer tramo de la autovía A-14, siete kilómetros presupuestados en 37 millones de euros. Dicha infraestructura, concebida para enlazar Lleida con Val d'Aran, constituye en su fase inicial un monumento al absurdo. Ahora mismo no sirve para lo que cualquier carretera: acoger el tráfico de vehículos entre un punto y otro. Porque, al ser un tramo intermedio del trazado, sólo puede accederse a él tras recorrer dos kilómetros desde la Nacional 230 (N-230) a la altura de Alguaire, o a la de Almenar, y otros dos para volver a tal carretera. Es decir, para usarlo como alternativa a la N-230, y disfrutar durante 7 kilómetros de su firme y señalización hay que recorrer cuatro kilómetros suplementarios para regresar, inevitablemente, a la vieja ruta.

El Ministerio de Fomento, que ha abierto el referido tramo con gran sigilo -los alcaldes de la zona se enteraron el sábado por un comunicado remitido a la Subdelegación del Gobierno en Lleida-, no ha brillado en esta ocasión a gran altura. Sus razones tendrá para haber empezado el trazado por donde lo hizo. Pero es indiscutible que hubiera sido mucho más razonable iniciar la obra por uno de sus extremos. Por ejemplo, en algún punto de la autovía que rodea Lleida por el norte. Así se hubiera podido empezar a utilizar la A-14, de modo limitado pero ventajoso, desde el primer día. Por desgracia, no es este el caso. Y, de momento, no se conoce la fecha para la continuación ni, mucho menos, para el término de sus obras.

Las reservas hasta aquí expuestas respecto a la gestión de Fomento no suponen un rechazo a la pertinencia de la A-14, llamada a sustituir a la N-230. Por esta última vía, cuyas condiciones distan de ser óptimas, circulan ya unos 6.000 vehículos diarios, muchos de ellos camiones que transportan cereales o frutas. Pero, a resultas de cómo se han hecho las cosas, lo que ahora tenemos al norte de Lleida es un pedazo de territorio donde coinciden un aeropuerto casi sin aviones y un tramo de autovía sin tráfico significativo.

Es de desear que Alguaire acabe registrando, en el futuro, un volumen de tráfico suficiente -gracias a los vuelos veraniegos a las Baleares, por ejemplo, o a los pasajes de esquiadores invernales- y que la A-14 enlace algún día Lleida con Val d'Aran. Pero, a día de hoy, estas dos obras no reflejan, como deberían, el progreso colectivo, sino una planificación deficiente: algo siempre censurable y, en plena crisis, incomprensible.

22-V-12, J. Ricou, lavanguardia