Eurovision Azerbaijan 2012: un atentado a la música... y a los Derechos Humanos

> "Allow Free Speech, Stop Illegal Evictions", HRW <
> "Eurovision's dirty secrets", ELDR <
> #douze points for freedom <

En Bakú todo está preparado para la final de Eurovisión esta noche. Representantes de 26 delegaciones desfilarán por el escenario del recién estrenado Crystal Hall, quizás sin saber que la organización del concurso ha atraído múltiples acusaciones de violaciones a los derechos humanos.

El recinto donde se celebrará la gala luce fastuoso a orillas del mar Caspio. No hace ni un año, en los alrededores del Crystal Hall se erigían varios bloques de apartamentos. Cientos de personas han sido desalojadas con el fin de dejar espacio libre para la construcción de varios proyectos urbanísticos, que el Gobierno insiste estaban planeados años antes de la victoria en Eurovisión en el 2011. Giorgi Gogia, investigador adjunto de Human Rights Watch para el Cáucaso Sur, afirma que aunque eso fuera cierto es indudable que la organización del festival aceleró el proceso: "El 14 de mayo se ganó Eurovisión. El 31 se firmaron varios decretos de expropiación. Y en junio se produjeron los primeros desalojos".

El objeto de las críticas contra el Gobierno de Azerbaiyán parece no ser tanto la reubicación de cientos de familias, sino más bien la forma como se ha llevado a cabo. Human Rights Watch ha denunciado que algunas familias no recibieron notificación alguna de que sus casas iban a ser derribadas, y que la primera noticia que tuvieron fue cuando vieron las excavadoras, a veces en medio de la noche. Algunos tuvieron el tiempo justo de coger algunos enseres y salir corriendo.

Se han documentado casos de edificios que empezaron a ser desmantelados con sus inquilinos dentro. A algunos edificios se les retiró el techo y se cortó la electricidad para forzar a los vecinos a que se marcharan. A veces se trataba de familias que habían accedido a mudarse pero que aún no habían encontrado otra vivienda. O de personas que reclamaban una compensación más cercana a los valores reales del mercado. De hecho, según Gogia, algunas familias estuvieron de acuerdo en dejar sus apartamentos pero no al precio ofrecido.

Gogia afirma que en varios casos las demoliciones habían sido expresamente detenidas por decisiones judiciales, por lo que muchas familias confiaron en que podrían quedarse en sus casas. "No se explica como un país que quiere basarse en el respeto a ley haga caso omiso de la orden de un tribunal".

Ali Hasanov, responsable del departamento de administración presidencial, ha replicado que las afirmaciones de Human Rights Watch nada tienen que ver con la situación real del país. Hasanov ha acusado a la diáspora armenia (Azerbaiyán y Armenia nunca llegaron a firmar la paz tras el conflicto del Alto Karabakh en los años noventa) de orquestar una campaña anti-Eurovisión, subrayando que Azerbaiyán es un "país normal" en que las relaciones entre el Gobierno y la ciudadanía son buenas. Dijo que "es cierto que 10 o 100 personas han tenido que dejar sus casas", pero que es un sacrificio que merece la pena porque la infraestructura beneficiará a miles de personas.

Una de las personas desalojadas fue la activista política Leyla Yunus, que afirma que su oficina fue derribada sin previo aviso. Las autoridades la acusan de aprovechar la coyuntura para recabar apoyo internacional para sus actividades políticas y han calificado su comportamiento de "provocación".

Por su parte, la Unión Europea de Radiodifusión, a cargo de la organización del festival, afirmó que Eurovisión es un certamen apolítico y que las cuestiones políticas deben abordarse en otras ocasiones.

"Todo el mundo ha perdido algo con Eurovisión", dice Yunus, que denuncia el gasto público que ha acarreado. El economista Zourab Ismayil, a cargo de una auditoría independiente, ha subrayado que en el 2011 el Gobierno recortó 50 millones de euros en programas de depuración de agua fuera de Bakú, la misma cifra que oficialmente ha costado organizar Eurovisión.

La música empezará pronto a sonar en el Crystal Hall. Quizás no sean muchos los que entre los deslumbrantes acordes se acuerden de las víctimas de Eurovisión.

26-V-12, M. del Valle, lavanguardia