AI denuncia los lazos entre el Consejo de Seguridad de la ONU y la industria de armas

- el Presidente Eisenhower sobre el 'complejo industrial-militar', 1961 (youtube, 2')

Amnistía Internacional (AI) ha denunciado que los miembros del Consejo Permanente de las Naciones Unidas sean los que más se benefician de la venta de armas, un negocio muy opaco que en el 2010 movió más de 47.700 millones de euros. El informe anual de la organización destaca la urgencia de regular este comercio con un tratado internacional. La ONU negociará este acuerdo el próximo mes de julio en Nueva York. El objetivo es que los países productores se comprometan a no vender armas a los estados que pueden utilizarlas para violar los derechos humanos.

“No tiene ningún sentido que el Consejo de Seguridad, guardián de la paz y la seguridad, esté en manos de los países que más intereses tienen en vender armas”, afirma Imma Guixé, coordinadora de Amnistía en Catalunya. Los cinco miembros permanentes del Consejo –Rusia, China, EE.UU., Francia y Reino Unido–, junto con Italia y Alemania, son los que más armas venden, y lo hacen prácticamente sin ningún control sobre el uso que se va a hacer de ellas.

Esta dualidad permite que Rusia, por ejemplo, vete cualquier resolución del Consejo sobre Siria, sabiendo que Rosoboronexport, una de sus principales compañías armamentísticas, ha aumentado sus ventas al ejército sirio desde el inicio de la revolución hace más de un año.

El tratado, que lleva dos décadas negociándose, debe anteponer los derechos humanos a los beneficios económicos. Si las negociaciones fructifican, cada país deberá revisar las licencias que concede a la venta de armas y evaluar a fondo la situación en el país comprador antes de formalizar una venta. Hay, por ejemplo, 101 países con casos de torturas, otros 91 con limitaciones a la libertad de expresión y 55 grupos armados –ejércitos incluidos– con niños soldados a los que se les debería prohibir comprar armas sin un compromiso muy claro y verificable sobre su uso.

Aportar transparencia al negocio de las armas, a juicio de Amnistía Internacional, ayudará a reducir las muertes que causa la violencia. Entre 1989 y 2010 hubo un total de 523 conflictos armados. Los muertos en combate oscilan entre 900.000 y 1,2 millones. Además, los ataques a civiles provocaron la muerte de, al menos, otras 700.000 personas. El número de heridos y desplazados es incalculable.

24-V-12, Xavier Mas de Xaxàs, lavanguardia