"La burbuja futbolística", Pilar Rahola

¿Cuándo estallará la burbuja futbolística?, se pregunta el amigo Cuní desde que Gay de Liébana, con su brillante estilo de pasaba por aquí, le explicara la implacable contundencia de los números. Lo cierto es que el fútbol vive como si esto fuera Marte y no sufriéramos el diluvio universal. Los grandes números continúan adornando las cuentas futbolísticas, tanto en lo que cobran como en lo que gastan, como en lo que deben y no pagan. Esto último es lo más sangrante, porque en un país donde Hacienda puede embargarnos por cien euros, a los clubs se le perdonan millones, no fuera caso que la falta de circo nos hiciera recordar la falta de pan. Es así como acumulan más de 3.000 millones de deudas, entre deudas privadas, Hacienda y seguridad social. Sin embargo, ese agujero negro no es óbice para que gasten millones de euros en excesos, incluyendo, por supuesto, las locuras que pagan por un jugador. Y ahora que sabemos que lo de Kaká y Ronaldo fue financiado por Bankia, que desde el 2009 sólo se han pagado intereses, y que Bankia ha estallado como si fuera Andrómeda chocando con la Vía Láctea, es cuando debemos preguntarnos hasta cuándo.

¿Hasta cuándo? De momento aún estamos en el preámbulo de la pregunta, y así los amigos del balompié continúan su carrera hacia el despropósito, como si el país aún estuviera en la burbuja de los nuevos ricos. Veamos lo último del atracón, las primas que los jugadores ganarán con la Eurocopa, a partir de semifinales. Pregunta del millón, ¿con qué país competiremos en primas, con Grecia, Irlanda, Portugal? ¡Quita bicho!, con Alemania, que para eso España es el titán de la pelota. Y así unos jugadores que ganan una pasta gansa, cobrarán 300.000 euros cada uno si tocan la gloria, 80.000 más que en el 2008, con la única salvedad que tributaran a Hacienda, porque antes el fisco no vio un euro.

Dicen en su defensa que estas primas son la mitad de lo que ganaron en el Mundial, 600.000 euros, y que ya cotizaron entonces.

Pero se ahorran decir que cuando España ya estaba hundiéndose en la crisis, estos héroes de la pelota intentaron no cotizar las primas, amparándose en una vieja ley de Franco. Se le llama solidaridad futbolística. Y, por supuesto, a diferencia de los italianos, que darán parte de las primas a los afectados del terremoto, estos callan como linces. De manera, pues, que la España al borde del abismo tiene primas futbolísticas de los países en la élite económica, y nadie considera que eso no está bien. Es cierto que después del despilfarro en todos los ámbitos, es el chocolate del loro. Pero en los tiempos del desánimo aumenta la cotización de lo moral. Y aunque sea legal, empieza a ser muy inmoral lo que pasa en el fútbol. Inmoral e insostenible, porque también esta burbuja estallará por los aires, como todas. Incluso para los marcianos, España empieza a ser un territorio muy frío.

2-VI-12, Pilar Rahola, lavanguardia