Oom Dawid Kruiper, líder del pueblo san

Hace unos años, durante una entrevista, Oom Dawid Kruiper interrumpió su respuesta para hacer notar un pequeño detalle. “Escucha –dijo al entrevistador–, ahora mismo mientras te hablo suena el canto de un pájaro tejedor”. Esa conexión con la naturaleza le definió toda su vida. Curandero tradicional, Oom Dawid se convirtió en el líder de los bosquimanos khomanis de Sudáfrica y en icono para todo el pueblo San.

Defendió con un empeño a prueba de derrotas los derechos de su gente y luchó para recuperar las tierras del sur del Kalahari que históricamente habían pertenecido a los suyos y de las que fueron expulsados a principios del siglo XX. En 1999 convenció al gobierno sudafricano para que les permitieran volver a su hogar. Lo logró. Murió a los 71 años y fue enterrado con honores de Estado.

Oom Dawid fue un albañil de su pequeña nación, un conservacionista tenaz y un defensor de las tradiciones y la cultura San. Fue líder por su combate feroz por los derechos de su pueblo, pero no quiso gloria ni notoriedad. Tampoco pretendió dinero. Su propio discurso, transparente y desnudo de modernidad, le describe mejor que las letras de otros. “Soy el líder del pueblo San, pero no quiero vivir como un millonario. No quiero esa vida, no es para mí. Simplemente quiero vivir en la naturaleza. Así es como me siento cómodo, como si fuera ese pájaro tejedor. Si su nido cae o se incendia por un rayo, para él es fácil buscar nuevas ramas y reconstruir su casa. Yo puedo moverme donde quiera, en todo momento. Puedo recoger mi hogar, mis ramas y construir mi casa. Y así es como quiero ser. Como ese pájaro, si pudiera tener libertad y derechos, sería feliz”.

Sus acciones le describieron todavía más que sus respuestas. Después de que su familia fuera expulsada a la fuerza del Kalahari porque las tierras de su pueblo se declararon Parque Natural, Oom Dawid creció en un campo de reasentamiento cercano, donde bailaba para los turistas a cambio de comida y alojamiento.

Nunca flaqueó en su sueño de volver a la tierra de sus ancestros. Defendió su cultura tradicional tanto en Sudáfrica como en la tarima internacional y consiguió reunirse con el entonces presidente sudafricano, Thabo Mbeki. Le convenció. El gobierno sudafricano dio acceso a los San a instalarse en 36.000 hectáreas del parque ( posteriormente 25.000 de ellas en propiedad del pueblo San) y a usar sus recursos naturales. Mbeki reconoció el valor de un pueblo que estuvo cerca de ser aplastado. “Es un paso hacia el renacimiento de un pueblo que casi pereció debido a la opresión. Esta es vuestra tierra. Tomadla. Cuidad de ella. Prosperad en ella”, pidió.

La lucha de Oom Dawid continúa porque los bosquimanos siguen amenazados en el sur de África por una modernidad que se come sus tierras. Un ministro que le conoció bien quiso despedirse de aquel hombre bajito del desierto sudafricano en un periódico local. Acabó rindiendo homenaje a su legado. “Las huellas de Oom Dawid –escribió– en su amado Kalahari permanecerán para siempre, igual que su memoria permanecerá entre nosotros y nos continuará inspirando”.

Oom Dawid pidió el apoyo del mundo para defender a su pueblo. Pero dio también la clave para que esa presión internacional nunca más fuera necesaria.

“¿Cuál es la solución? La solución es que el mundo me deje en paz a mí y a mi pueblo y podamos continuar nuestra vida en la naturaleza y con nuestra sabiduría tradicional”.

12-VII-12, X. Aldekoa, lavanguardia