Japón: dependencia y rechazo de la energía nuclear

Con el recuerdo del accidente de Fukushima muy latente y unas crecientes protestas antinucleares instaladas frente a su oficina, el primer ministro, Yoshihiko Noda, estudia estos días con su equipo de fieles cuál debe ser el futuro energético de la tercera potencia mundial.

Antes del 11 de marzo del 2011, Japón tenía claro que su futuro estaba ligado a las centrales nucleares. Cerca del 30% de la producción eléctrica procedía de la energía atómica y los panes previstos eran elevar esta dependencia hasta el 53% en el 2030. Sin embargo, el potente seísmo de 9 grados y el posterior tsunami, que provocaron el peor accidente nuclear desde 1985 truncó todos los planes.

El miedo y la desconfianza hacia sus dirigentes se apoderó de los japoneses. El Gobierno realizó pruebas de resistencia de sus 50 reactores nucleares y los fue cerrando paulatinamente hasta llegar al apagón nuclear en mayo, debido a que no superaban las pruebas de seguridad. Esta semana pasada se reactivó el primer reactor en la central nuclear de Ooi, entre las protestas de la población y miles de manifestantes paseándose por el centro de Tokio.

Con ese ambiente antinuclear, las autoridades niponas decidieron revisar la política energética del país. El Gobierno descartó elevar la dependencia nuclear hasta el 53% y ahora baraja tres opciones. La más radical es la de 0% de dependencia, otra del 15% y otra que oscila entre el 20 y el 25 por ciento. El Ejecutivo del primer ministro Yoshihiko Noda tiene que tomar una decisión las próximas semanas, pero no lo tiene fácil.

Los expertos están divididos acerca del grado de subordinación atómica que debe tener el país. El grupo Genpatsu zero (cero centrales nucleares), que agrupaa parlamentarios y senadores antinucleares de diversos partidos, advierte que 24 de los 50 reactores que hay en Japón deben ser desmantelados por representar riesgos importantes. Y, por otra parte, cada vez es mayor el número de japoneses que se muestran claramente contrarios a la energía atómica. La campaña de recogida de firmas contra la presencia de nucleares en el país supera ya los 7,5 millones de rúbricas.

8-VII-12, I. Ambrós, lavanguardia