"Crisis en tres tiempos", Pilar Rahola

Lo primero, en pasado. ¿Por qué, en sólo seis meses, hemos transitado de los 200 puntos menos de prima de riesgo que Italia a estar muy por encima, y dispararse el riesgo global? Lo cierto es que cada día se justifica menos la situación en función de la herencia recibida, porque si esta era pesada, el Ejecutivo de Rajoy no ha dejado de empeorarla. Tardanzas, titubeos, declaraciones irresponsables en prensa extranjera, falta de reflejos, imagen desconcertante ante la doble tribuna, la propia y la exterior, y al final un gobierno que ha parecido tan diletante como improvisado. De ahí que las drásticas medidas finalmente tomadas no parezcan el fruto de un programa propio, sino la imposición de los guardianes del grial europeo, que han llegado para quedarse. Nadie puede saber si con menos improvisación y titubeo, y más capacidad, habrían llegado igualmente, pero Italia demuestra que las cosas se podían hacer antes y mejor.

Lo segundo, en presente. El presente tiene la dureza de la doble mano, en función de quien tiene las cartas. Por un lado, se estruja hasta el ahogo a las clases medias y a los autónomos, se desprotege aún más a los más desfavorecidos -desde parados hasta discapacitados- y se castiga la economía productiva, léase comercio, turismo, pymes y consumo en general. Del aumento del IVA al del IRPF pasando por el copago, las matrículas, el paro, etcétera, todo va dirigido a hincar en la yugular de clases bajas y medias el voraz colmillo del Estado. Por otro lado, se decretan indefendibles amnistías fiscales, se salva el naufragio de las Bankias del PP y no se toca el estatus de las grandes rentas. Y, por el camino, se mantienen infraestructuras multimillonarias que son deficitarias desde el minuto menos uno, y no se asume la reforma de la Administración. Es decir, el ahogo para los de siempre.

Y tercero, en futuro. ¿Puede alguien decirme una sola medida para reactivar la economía planteada por Rajoy? Porque lo único que vemos por doquier son medidas para frenarla aún más, sin ningún clavo ardiendo al que cogernos. Al final todo esto parece lo que parece ser: una capitulación en toda regla, tomada a destiempo y contra los sectores más vulnerables. No hay proyecto, no hay estrategia; sólo hay el descarnado movimiento de un autómata.

13-VII-12, Pilar Rahola, lavanguardia