"A vueltas con los horarios", Quim Monzó

El domingo, el Reina Sofía de Madrid abrió por la tarde y de ahora en adelante lo hará siempre, para "adecuar los recursos de la institución a las necesidades de los ciudadanos". Tiene lógica. ¿A santo de qué los museos tienen que cerrar las tardes de domingo? ¿Verdad que nos parecería extravagante que los domingos por la tarde los cines estuviesen cerrados? Pues lo mismo pasa con los museos y, aprovechando el debate sobre libertad de horarios que hay en Madrid, el Reina Sofía se ha puesto las pilas. El domingo, Madrid se convirtió en la primera comunidad autónoma con libertad completa de horarios en los comercios. Según las crónicas, las tiendas pequeñas estuvieron cerradas, como siempre los domingos. Los que sí abrieron fueron los grandes comercios, y fue poca gente. Algunos diarios insinúan que ha sido un fracaso. Fascina que los que vaticinaban que la libertad de horarios sería un éxito para las grandes superficies y la hecatombe para el pequeño comercio sean ahora los que, en vez de reconocer que no ha habido hecatombe ninguna, finjan que todo ha ido tal como preveían...

Ya basta de vendernos la imagen maniquea de los pobres comercios que ahora tendrán que abrir a la fuerza todos los días de la semana. Nadie obliga a nadie a abrir cuando no quiere. Simplemente se pide la libertad de que lo haga quien quiera hacerlo. Es un debate calcado al que hubo, hace lustros, cuando la ley del aborto. Había quien te la vendía como si, a partir del momento en que se aprobase, todo aquel que quedase embarazado estaría obligado a abortar. A otro perro con ese hueso, por favor.

18-VII-12, Quim Monzó, lavanguardia