"La candidatura" (de Madrid 2020), Jordi Balló

- In Spain, a Thrifty Olympics Bid

El Gobierno español tiene un plan con Madrid 2020 y no nos lo cuenta. Me lo pregunté el día de la inauguración de los Juegos de Londres: ¿por qué los locutores no citaron ni una sola vez la candidatura madrileña? Con tanto gusto patriótico parece imposible que nadie hiciera una mínima comparación de futuro. Pero no hubo mención ni entonces ni en los días sucesivos, como si este silencio fuera una consigna. Este mismo día de la inauguración, Soraya Sáenz de Santamaría declaraba solemnemente en una rueda de prensa que nunca, jamás, habría rescate de España. A estas alturas nunca es un adverbio de chiste, pero fue llamativa tal insistencia en evitar la palabra maldita. Y entonces lo entendí: si el Gobierno español asume el rescate, Madrid se queda sin Olimpiada, porque no me imagino a los votantes de los países ricos europeos, que son parte crucial del COI, aceptando dar los Juegos a un país a los que ellos están sosteniendo económicamente.

El plan gubernamental debe ser este: se trata de pasar de puntillas con la candidatura hasta la elección final en el muy lejano septiembre del 2013, sin hablar demasiado de ella, haciendo trabajo interior, sin grandes exhibiciones, para no generar la animadversión de la prensa internacional (el Wall Street Journal ya ha dado el primer puñetazo -In Spain, a Thrifty Olympics Bid-), ni de las instituciones europeas, ni de los propios madrileños. Y en esa perspectiva ir disimulando sobre el rescate, no tomar decisiones que puedan perjudicar (autovías de pago, por ejemplo) e intentar llegar a septiembre negando la realidad, de la manera como se llegó a las elecciones andaluzas. Y después, adelante con todo.

El Gobierno presenta estos Juegos de Madrid como una iniciativa capaz de activar la economía y crear ocupación, una coartada difícil de sostener. Pero también es una operación cultural, y por eso se le dan todas las facilidades (léase IVA) frente al trato destructor que el mismo Gobierno manifiesta contra otras industrias de la cultura. Lanzar un mensaje internacional de una España recentralizada, con capital única y ciudades satélites, debe ser una tentación irresistible. Pero, claro, eso sólo se puede contar de puertas para adentro; por ahora todo son buenas palabras para el recuerdo de 1992.

La única promoción audiovisual que he visto sobre este tema es un anuncio en inglés de la comunidad de Madrid que se intercala de vez en cuando en las transmisiones olímpicas de la cadena internacional Eurosport. No se dice nada de la candidatura, sólo se ofrece una imagen de la capital española como ciudad acogedora. Sus protagonistas son varios jugadores del Real Madrid, un pincho de jamón, la Cibeles y un rasgueo de guitarra que culmina con un ¡Olé! de Sergio Ramos. O sea que ya sabemos algo más del plan oculto: si en el 2020 ya no quedan cineastas en activo, Florentino Pérez dirigirá la ceremonia inaugural.

1-VIII-12, Jordi Balló, lavanguardia