España cañí -67: responsabilidad gubernamental y solidaridad interterritorial

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Hace unos días llegaron a Lleida dos autobuses en los que viajaban cien inmigrantes, solos, procedentes de Huelva y la mayoría sin papeles. Tal como explicaba el alcalde leridano Àngel Ros a Javier Ricou en este diario, todo hace pensar que alguien cogió a los inmigrantes, los metió en los autobuses, pagó los billetes y los envió lo más lejos posible. Es la segunda vez que pasa. Hace tres años, también en verano, lo mismo. Alguien se dedica, en Huelva, a quitarse de encima a los inmigrantes en cuanto han hecho el trabajo que interesaba que hiciesen. Y, puestos a quitárselos de encima, nada mejor que enviarlos a la otra punta del Estado. Que escojan Lleida tiene sentido, porque en Lleida se coge mucha fruta y, con esta excusa y falsas promesas de trabajo, los cien hombres no recelan de la trampa que les tienden.

¿Quien los debe facturar? Pues quizá amigos de los mismos a los que, cuando les interesa, les pagan para coger fruta en los vergeles de Huelva. (Presuntos amigos, ¡eh!, no tuviésemos problemas.) Una vez exprimidos los inmigrantes, ¿qué significan los pocos euros que cuestan unos billetes si, a cambio, Huelva se libra de personas que, sin trabajo, malvivirían en las calles? ¡Que se encarguen los leridanos, si tens cuyons!, deben comentar entre carcajadas mientras pagan los billetes a la compañía de autobuses.

Es una jugada mezquina. Mezquina porque enarbola, orgullosa, su irresponsabilidad: se quita de encima un estorbo y lo envía a mil kilómetros, a una ciudad que nada tiene que ver. Es mezquina porque, si los inmigrantes son a menudo tratados como ganado por los que los contratan -en Catalunya, en Andalucía y en medio mundo-, que los carguen en autocares, engañados y sin que su voluntad tenga ningún valor, nos devuelve a las épocas más nefastas de la historia. ¿Qué tiene que hacer ahora, Lleida? ¿Volver a engañarlos, meterlos en autobuses y enviarlos a algún otro lugar con la promesa de trabajo? ¿A Asturias, haciéndoles creer que ahora hay la cosecha de la manzana xuanina? ¿A Galicia, tras explicarles que ahí hay muchos nabos, con sus grelos correspondientes, a punto para la recolección? Dice el alcalde Ros que ha pedido a la subdelegada del Gobierno español en Lleida que aclare con la subdelegada de Huelva qué ha pasado exactamente. Deben pensar que somos idiotas. ¿Ustedes creen que se sabrá nunca quién los metió en los autobuses y quién pagó los billetes?

3-VII-12, Quim Monzó, lavanguardia