contragolpe demoislámico en Egipto: ¿el Ejército sometido al Gobierno?

El presidente egipcio, Mohamed Morsi, destituyó ayer al jefe de la cúpula militar, mariscal Mohamed Husein Tantaui, le concedió la más alta condecoración del país y lo envió al retiro. Pero, más importante aún, con el mismo decreto anuló las prerrogativas legislativas que se atribuyó el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas –presidido por Tantaui– tras las elecciones de junio, algo percibido entonces como un golpe de Estado blando por parte del ejército.

Mohamed Morsi devuelve así el golpe a Tantaui, y lo hace además en plena campaña de las fuerzas de seguridad egipcias en la península del Sinaí.

El 17 de junio, en cuanto se cerraron las urnas en la segunda vuelta electoral, el Consejo Militar anunciaba una enmienda a la declaración constitucional del 30 de marzo del 2011, que hasta entonces servía de hoja de ruta para la transición egipcia. Añadiendo su enmienda a la declaración como un anexo de ésta, la cúpula militar se arrogaba el poder legislativo de forma temporal, lo que coincidía con la disolución de parte del Parlamento por el Tribunal Constitucional alegando defectos de forma. El mariscal Tantaui, con todo ello, se colocaba por encima del presidente en cuanto a poderes de guerra, aseguraba la independencia del ejército del poder civil y se garantizaba el puesto de ministro de Defensa y jefe de las fuerzas armadas hasta la aprobación de una nueva Constitución.

De esta forma, Tantaui echaba un pulso al nuevo poder salido de las urnas y vertía un jarro de agua fría a las ya muy diluidas esperanzas de la revolución de la plaza Tahrir. Con la enmienda, los militares también se atribuían competencias en orden público del mismo cariz que las que regían en la época de Mubarak.

La lectura que hizo ayer el portavoz presidencial Yaser Ali del decreto de Mohamed Morsi decía: “El presidente ha decidido anular la declaración constitucional adoptada el 17 de junio”. Según el analista Gamal Soltan, “este choque entre el nuevo presidente y el consejo militar se esperaba, pero no tan rápido”. El islamista Mohamed Morsi asumió la presidencia el 30 de junio. Su decreto de ayer era de aplicación inmediata.

En la misma declaración leída, Morsi mandaba a retiro al mariscal Tantaui (de 76 años), al jefe de Estado Mayor, general Sami Anan, y a los jefes de la Armada, de la defensa antiaérea y de las Fuerzas Aéreas. En compensación, a Anan y Tantaui se les nombra “asesores” de la presidencia y se les concede la medalla del Nilo. Según el general Mohamed al Asar, miembro del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, la decisión del presidente fue tomada tras consultar con el alto órgano militar. “La decisión se basó en una consulta con el mariscal de campo (Tantaui) y el resto del consejo militar”, dijo El Asar a la agencia Reuters. Según otras fuentes, Morsi, Tantaui y Anan habrían cenado juntos esta semana en el Sinaí.

El nuevo ministro de Defensa será, eso sí, un general, Abdelfatah el Sisi. Otro general, Sidki Sobhi, asume la jefatura de Estado Mayor, y el exjefe de la Armada Mohab Mamish asumirá la responsabilidad de la Autoridad del Canal de Suez. Al mismo tiempo, hay un cambio de sillas entre los altos mandos militares.

Pero no son los únicos nombramientos. Morsi ha designado a un vicepresidente, que será el antiguo juez Mahmud Meki, célebre por su defensa de la independencia de la judicatura en la época de Hosni Mubarak y es hermano del recién nombrado ministro de Justicia, Ahmed Meki. Mubarak nunca había nombrado un vicepresidente. El único hasta ahora fue el general Omar Suleiman, que estrenó el cargo a raíz de la revuelta de la plaza Tahrir, en febrero del 2011.

Con su decreto, Mohamed Morsi pretende restaurar los poderes presidenciales, basados en la Constitución provisional de marzo del 2011, que –de forma muy significativa– incluye el de nombrar una nueva Asamblea Constituyente “si hay algún impedimento para que pueda completar su trabajo” de redactar una nueva Constitución. Según el diario egipcio Al Ahram, Meki y el general El Sisi juraron sus cargos de vicepresidente y ministro de Defensa ayer mismo, apenas anunciado el decreto.

13-VIII-12, agcs/red, lavanguardia

Algunas opiniones y análisis sobre el golpe asestado a los militares egipcios:

12-VIII-12, http://recortesdeorientemedio.com/

El tema de si el nuevo jefe del Estado, que al finalizar el mes de junio juró su cargo, adoptó esta iniciativa consultando a los generales del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas es controvertido. No hubo ninguna reacción pública de este poderoso órgano, establecido por Mubarak en las últimas horas de su mandato para dirigir provisionalmente la república hasta la elección del nuevo poder civil. Tan sólo la agencia oficial de noticias citó a un mando militar –sin identificarlo– que afirmaba que no habido ninguna “reacción negativa” entre los uniformados. Y una página de Facebook considerada próxima al ejército calificaba de “naturales” los cambios en la cúpula militar con vistas a dejar paso “a una nueva generación de egipcios que protegerá el país”.

Es indiscutible que Mohamed Morsi ha aprovechado el desafío a la seguridad del Estado, los ataques de yihadistas contra el ejército, contra sus guardias fronterizos en el Sinaí, la humillación sufrida entre las tropas por estas bandas de terroristas, para afirmar su autoridad, sobre la que hay tantas dudas, habida cuenta del poder de las fuerzas armadas y de las limitaciones impuestas a última hora en el proceso electoral sobre sus atribuciones reales.

Ha habido, no obstante, dirigentes de partidos políticos, personalidades independientes como Mohamed el Baradei –que al principio pensó en presentar su candidatura a la presidencia de la república–, quien, congratulándose por el fin del poder militar, ha advertido también sobre el peligro de que Mohamed Morsi cuente con superpoderes como jefe del Estado. El premio Nobel de la Paz egipcio se refería al decreto del presidente atribuyéndose el poder legislativo tras la supresión por el Consejo Supremo militar del Parlamento, anulado también el domingo, acumulando de esta suerte el poder ejecutivo y el legislativo.

El Baradei defiende la división de poderes en la denominada Segunda República de Egipto y argumenta que debe ser la Asamblea Constituyente la que reemplace al Parlamento hasta la promulgación de un nuevo texto constitucional. El temor a que la cofradía de los Hermanos Musulmanes, que domina el disuelto Parlamento, el Gobierno y la presidencia, acapare el poder está a flor de piel.

Los últimos nombramientos de Morsi de dirigentes políticos y militares han recaído sobre aliados y compañeros de viaje. Hay intelectuales egipcios que han puesto en entredicho la legalidad de los decretos del domingo...

Los Hermanos Musulmanes, que tan pacientemente han esperado llegar al poder, han actuado con prudencia para evitar enfrentarse directamente con su histórico rival, el ejército, prefiriendo contemporizar, negociar paso a paso en su difícil cohabitación. Sería prematuro creer que la cofradía ha decidido en este “terremoto político”, como lo han escrito diarios de El Cairo, dar un golpe civil espectacular para poner a los militares en el camino de una transición democrática muy abrupta. Su contundente gesto le ha hecho cobraraMorsi el aspecto de presidente que, pese a sus inciertas competencias, esta empeñado en gobernar.

14-VIII-12, T. Alcoverro, lavanguardia