VIERNES 17: concentraciones en todo el mundo por la libertad de las Pussy Riot
Join Pussy Riot Global Day 17 August
-en Barcelona, Londres, París...-
- PUSSY RIOT, el postpunk femenino contra Putin
La incertidumbre judicial de las tres jóvenes punk rusas terminará mañana, cuando se conozca la sentencia del tribunal que las juzga en Moscú. Las tres fueron detenidas en marzo, después de que varias integrantes del grupo de rock punk Pussy Riot improvisara una oración contra Vladímir Putin en la principal catedral ortodoxa de Rusia. El fiscal pide para ellas tres años de cárcel por vandalismo e incitar al odio religioso. Sus compañeras, en libertad pero protegidas con pasamontañas, han dicho a la agencia Reuters que seguirán sus protestas contra el presidente ruso. 16-VIII-12, G. Aragonés, lavanguardia
Antes de que protestaran en una catedral de Moscú contra el presidente ruso Vladimir Putin, las rockeras de la banda de punk Pussy Riot hicieron furor con sus radicales acciones artísticas. Sin embargo ha sido su polémica oración-punk contra el que fuera jefe de los servicios secretos lo que ha dado fama a las artistas.
Músicos de todo el mundo como Madonna o Sting y estrellas de cine como Danny DeVito y Stephen Fry han pedido la libertad de las tres encarceladas. En Rusia, sin embargo, el mundo de la cultura está profundamente dividido, pero no sólo por el trato dispensado a las Pussy Riot, sino al arte moderno en general.
No pocas personalidades rusas del mundo de la cultura y del espectáculo opinan que la banda de punk tan sólo actuó en la catedral del Cristo Redentor en Moscú (lugar sagrado de los cristianos ortodoxos rusos) para provocar y ganar notoridad. "Lo hicieron por publicidad barata y no por el bien del país", dijo Anastasia Volochkova, una de las figuras del ballet más conocidas.
"Que estas chicas estén en prisión es un regalo, su momento de gloria". Volochkova contradice así a parte de la elite cultural que defiende el derecho a expresarse libremente como las Pussy Riot. "Que luchen por la verdad sacando brillo a los baños públicos", replicó con desdén Volochkova.
Pussy Riot insta a derrocar a la "oligarquía autoritaria" de funcionarios corruptos y multimillonarios leales al Kremlin siguiendo el ejemplo de los violentos cambios en el mundo árabe. La mayoría de los rusos sin embargo rechazan esta postura.
Antes, el director de cine y actor Nikita Mijalkov (Quemado por el sol) condenó la acción de las rockeras porque con ello estaban hiriendo los sentimientos de los creyentes. El cineasta, que ha sido distinguido con el Oscar y es amigo de Putin, advirtió en contra de una "histérica dictadura del liberalismo" en Rusia.
Muchos otros personajes de la cultura prefieren no pronunciarse sobre los procesos políticos por temor a que haya repercusiones en su trabajo. El caso de las Pussy Riot está polarizando a la sociedad rusa como en pocas ocasiones ha ocurrido. Cada vez más escritores, gente del cine, entre ellos seguidores de Putin, así como músicos y otros artistas se han solidarizado con la protesta de las rockeras, aun cuando no compartan su punto de vista artístico.
Entre las firmantes de un llamamiento para la liberación de las tres mujeres figuran nombres ilustres como la escritora Ludmila Ulizkaya, el músico Boris Grebenshchikov y Andrei Makarevich, así como la actriz Chulpan Jamatova, que en las elecciones presidenciales de marzo abogó públicamente por Putin.
El grupo de las Pussy Riot con sus tres integrantes encarceladas -Nadeshda Tolokonnikova (de 22 años), Maria Alyojina (de 24) y Yekaterina Samuzevich (de 30)- están marcando tendencia en el mundo del arte de protesta ruso actual, dijo el investigador cultural Alek Epstein, quien acaba de presentar su catálogo Arte en las barricadas, antes de que el viernes se conozca el fallo en el juicio a las tres acusadas por vandalismo y odio religioso.
Decenas de artistas se han inspirado en este caso, que ven como un escándalo de la justicia sin precedentes, según describe Epstein. El resultado del juicio será una señal para el arte en el país más grande de la tierra. En una intervención en la galería de arte Gelman, en el centro de arte alternativo de Vinsavod de Moscú, Epstein establece paralelismos con el grupo Voina, que por sus acciones también fue a la cárcel.
En el arte ruso resulta difícil encontrar hasta hoy un "radicalismo intelectual", resumió el experto, que elogió a Pussy Riot por ello como "símbolo de la resistencia radical" y como "musas de un nuevo pensamiento", como feministas, que también tocan temas tabú como la homosexualidad y la interconexión de poder y religión.
Tradicionalmente el arte que juega con las provocaciones políticas y religiosas resulta difícil que prospere en Rusia. Es por ello que algunos artistas han decidido irse significativamente fuera del país tras el regreso de Putin al Kremlin el 7 de mayo. Algunos argumentaron que les faltaba aire para respirar porque el sistema ahoga la creatividad en su germen.
14-VIII-12, dpa, lavanguardia
Poco antes de que se conozca la sentencia en contra de tres mujeres de la banda Pussy Riot acusadas de vandalismo por odio religioso por su "rezo punk" contra el presidente ruso, Vladimir Putin, dos miembros del grupo que viven en libertad consideraron que la actuación fue un éxito.
"Aumentó el pluralismo, tanto político como religioso", citó el sitio "afisha.ru" a las mujeres, cuyos nombres no se conocen y que rechazan huir al exilio.
El 21 de febrero, las cinco integrantes de la banda realizaron un "rezo punk" en la catedral del Cristo Redentor en Moscú contra Putin. Por ello, tres de ellas afrontan largas penas de cárcel por vandalismo y odio religioso. La sentencia se conocerá el viernes.
Mientras, la policía rusa arrestó hoy a cuatro personas que participaban en una manifestación de apoyo a las tres integrantes del grupo ante la catedral del Cristo Redentor. La policía acusa a los detenidos de desorden público y reunión ilegal, informó la policía a la agencia de noticias Interfax.
Unas 20 personas, que llevaban el típico pasamontañas y la ropa colorida que suelen llevar las mujeres de la banda, levantaron en el acto carteles en los que se leía "bienaventurados son los misericordiosos", informó el diario "Novaya Gazeta", crítico con el Kremlin, en su edición online.
Los agentes de seguridad de la iglesia intervinieron reteniendo a los participantes hasta que llegó la policía. También actuaron contra la prensa, aseguraron periodistas.
En otro suceso en el mausoleo del ex líder soviético Vladimir Lenin, en la Plaza Roja, la policía detuvo el martes a un hombre que lanzó copias de fotos de las Pussy Riot en el suelo junto al sarcófago.
Las mujeres, que llevan encarceladas desde marzo, se enfrentan a hasta siete años de prisión, aunque la fiscalía pidió tres años. La sentencia del caso, que ha tenido gran repercusión internacional, se anunciará el viernes.
15-VIII-12, emol
Three activists protesting in support of jailed feminist punk band Pussy Riot were detained on Wednesday as tensions in the Russian capital heat up ahead of a verdict in a trial that is being seen as a key test of Vladimir Putin's crackdown on dissent.
Wearing the bright balaclavas made famous by Pussy Riot, 18 men and women gathered on the steps of the Cathedral of Christ the Saviour carrying a sign with the biblical quote "blessed are the merciful".
Guards at the cathedral broke up the peaceful protest, ripping off activists' masks, twisting their arms behind their backs and kicking at least one photographer in the face as he tried to take a picture.
Three members of Pussy Riot, jailed since March after performing an anti-Putin "punk prayer" inside the cathedral, are due to hear a verdict in their case on Friday. They have been charged with hooliganism motivated by religious hatred. Prosecutors have called for a three-year sentence.
The trial against the women – Maria Alyokhina, 24, Nadezhda Tolokonnikova, 22, and Yekaterina Samutsevich, 30 – has become the first step in Putin's crackdown on dissent following unprecedented protests against him that began in December, the women's supporters say. Prosecutors have also brought charges against opposition leader Alexey Navalny and more than a dozen people who took part in a 6 May protest that turned violent. Police have shut down businesses belonging to Gennady Gudkov, a leading opposition deputy, amid rumours he may lose his parliamentary mandate.
"The repressions will only strengthen with time and this will lead us to where Egypt, Libya and now Syria are," said Nikolai Polozov, a lawyer for the three women.
During a nine-day trial marked by procedural violations and absurd lines of questioning, the prosecution argued that the women's performance inside the cathedral was not political, but an attempt to offend all of Russian Orthodoxy. The women, in powerful closing statements delivered last week, argued that they sought to highlight the destructively close ties between church and state as part of the greater anti-Putin message that drives all their performances.
The trial has revived passions inside Russia against Putin's return to the presidency, with critics comparing the campaign against Pussy Riot to a Stalinist witch hunt. The Russian opposition has called on supporters to gather in front of the courthouse in balaclavas on Friday at 2pm (11am GMT), one hour before the verdict is due to be delivered.
"No matter what we hope for, we are looking at this situation realistically. Considering how trials happen in Russia, we think it will probably be a guilty verdict with a serious sentence in a penal colony," Polozov said.
Artists around the world have seized upon the case. Actors at the Royal Court in London will stage readings of the women's closing statements on Friday, and in New York actors, including Chloe Sevigny, will conduct a reading on Thursday.
Madonna, Bjork, Franz Ferdinand the Red Hot Chili Peppers are among those who have performed in support of the group.
Dozens of cities have joined the call of Pussy Riot's supporters to conduct a Global Pussy Riot Day on Friday, with protests planned from Barcelona to Vienna.
Not all protest attempts have been successful. Amnesty International said the Russian embassy in Washington, DC thwarted its attempt on Tuesday to deliver a petition with 70,000 signatures calling for the women's release. An embassy employee "not only rejected Amnesty International's pleas to take our concerns to Moscow, he unceremoniously dumped the petitions on the pavement," the group said in a statement. "If this and other actions taken by Russian authorities are any indication, Putin's vision for the country is a complete breakdown of a free and just society."
Amnesty International has declared the three women prisoners of conscience.
The Russian opposition has called for a day-long protest on Sunday to commemorate those who lost their lives defending the Russian White House during a 1991 coup attempt. The event will seek to capitalise on the growing anger against the Putin government's handling of Pussy Riot.
15-VIII-12, M. Elder, guardian
El maltrato denunciado por las tres jóvenes cantantes del grupo punk Pussy Riot durante el juicio (se las está juzgando por haber cantado una canción contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en un templo ortodoxo), son el día a día de los procedimientos judiciales. Así lo estiman varios abogados y expertos legales, que denuncian abusos cotidianos en el sistema judicial ruso.
Una de las abogadas de las Pussy Riot, Violetta Volkova, anunció el 7 de agosto que recurriría al Tribunal Europeo de Derecho Humanos para protestar contra las torturas infligidas a las jóvenes, para las que la Fiscalía solicita tres años de prisión.
"No les dejan dormir, apenas las alimentan, las han humillado", declaró Volkova. La abogada afirmó también que las pruebas presentadas habían sido manipuladas por el tribunal y denunció que varios de los testigos de la defensa no habían podido presentar su testimonio.
Los abogados de las Pussy Riot han presentado hasta tres recursos para quejarse de la duración de las audiencias, que se prolongan durante 10 o 12 horas diarias, y de no tener tiempo para ver a solas a sus clientes. El tribunal ha rechazado todas las peticiones de la defensa.
Pero estas violaciones de la legislación, expuestas desde el inicio de este proceso judicial (muy mediatizado tanto en Rusia como en el extranjero), son prácticas corrientes, según varios abogados y expertos rusos.
Muchos abogados ya interpusieron estas críticas durante el proceso al ex magnate del petróleo ruso, Mijail Jodorkovski, detenido desde 2003, y durante la instrucción del jurista Serguei Magnitski, que murió en 2009 en una cárcel de Moscú.
Indiferencia de los tribunales
Para Ella Paneïakh, del Instituto de Problemas de Aplicación del Derecho, de la Universidad de San Petersburgo, "lo que pasa bajo nuestros ojos- con las Pussy Riot- pasa todos los días en la justicia rusa".
Pero, según esta misma experta, todos estos abusos "pasan en silencio, sin ningún sentimiento de compasión", en la inmensa mayoría de los asuntos.
La privación de comida, las horas que los detenidos pasan encerrados en furgones de policía, la larga duración de las vistas, la detención en celdas diminutas sin ventilación, o la imposibilidad de que los abogados y sus clientes se reúnan de forma confidencial, son prácticas comunes en Rusia, donde 136.000 personas estaban en prisión provisional en 2011.
"Los tribunales en Rusia no respetan las condiciones de detención" de los justiciables, observa Guenrikh Padva, el principal defensor de Jodorkovski, abogado desde hace 60 años.
Rusia ya ha sido condenada en varias ocasiones por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por tortura y tratamientos inhumanos o degradantes a los detenidos.
16-VIII-12, afp, elmundo
LAST Wednesday, in the culminating day of their rather rushed, nine-day trial, the three defendants from the punk-art collective “Pussy Riot” had a chance to read out their final statements to the court. The women, Maria Alyokhina, Yekaterina Samutsevich and Nadezdha Tolokonnikova, face three years in prison for hooliganism, stemming from their performance of a pointed and crass protest song called “Our Lady, Chase Putin Out!” inside Moscow’s Cathedral of Christ the Saviour in February. The verdict will come this Friday.
No matter the exact outcome the often bizarre, at times absurd trial has elevated the trio into the realm of global dissident celebrities. With their last words to the court, the young women added their own, surely durable contributions to a very particular brand of Russian protest speech: the “last word” in court. They spoke of art, of freedom, of a search for meaning, peppered with references to the Gospels and to Montaigne’s "Essays" and to “ontological humility”.
Their speeches prompted Kirill Serebrennikov, a noted film and theater director, to comment last week on the “rare oral genre of literature” contained in the last statements of the accused in politically motivated trials in Russia, from the victims of the Stalin show trials of the 1930s, to the poet Joseph Brodsky, to the former oil tycoon Mikhail Khodorkovksy. As Mr Serebrennikov put it, the statements of the three women from Pussy Riot are “already a classic of the genre”.
One of the most frequent openings in that genre is the refusal to speak directly to the charges at hand or to even acknowledge the legitimacy of the court proceedings, and instead to use the opportunity to speak about other matters entirely. In his final statement in 1968, Yuri Galanskov, a poet and activist on trial for publishing various samizdat journals said that, “I see no reason right now to prove my innocence in terms of the presented charges,” as they were “absolutely unsubstantiated and untrue.” Vladimir Bukovsky, a dissident activist who documented the Soviet state’s abuse of psychiatric institutions for political reasons, told the court in his final statement in 1972 that he was not going to “touch on the legal side of the charges”, because to him, the whole trial was “groundless”.
The women of Pussy Riot took a similar approach. Usually in a closing statement, said Ms Samutsevich, a defendant is meant to repent, express regret or voice some attenuating circumstances for his or her crime. But in their case such an approach would be “completely unnecessary”, Ms Samutsevich said, so instead she would use her statement to “voice some thoughts”. For her part, Ms Tolokonnikova added that, “the three members of Pussy Riot are not the ones on trial here.”
Instead, the Pussy Riot defendants used their last statements as platforms to issue a sort of combined manifesto about the intersection of art and protest, and to position the band as a philosophical collective as much as a musical one. Ms Tolokonnikova explained Pussy Riot as “dissident art or political action that engages art forms.” She went on to say that Pussy Riot were “the students and heirs” to the poets and artists in the short-lived OBERIU absurdist collective in the 1920s and 30s, who “unintentionally proved that they were right to consider irrationality and senselessness the nerves of the era.”
Indeed, declarations on the meaning and practice of the artistic craft come up again and again in the history of last statements. Mr Sinyavsky, who was on trial in 1965 for publishing anti-Soviet material abroad along with Mr Daniel, spoke of the need to study literary forms, to understand that “word is not deed; the artistic image is relative, the author is not identical to the hero.” He went on to talk of the need to separate “agitation and propaganda” from “artistic literature”.
Perhaps the most famous exchange on the artistic profession in a Soviet or Russian courtroom came during the trial of Mr Brodsky for “social parasitism” in 1964 (the dialogue took place as part of questioning, not during Mr Brodsky’s final statement). “Who recognised you to be a poet?” the judge asked Mr Brodsky. “No one. And who put me in the ranks of humanity?” he answered. Mr Brodsky went on to say that his chosen profession was “from God”.
Most final statements end on a note of hope. At the last statement in his second trial in 2010, Mr Khodorkovksy called hope “the main thing in life”. He spoke of hope as “the main engine of big reforms and transformations” and worried of a moment when hope would be “supplanted by profound disillusionment”. Mr Bukovsky closed his last statement by finding hope in noticing that the “process of society’s spiritual enlightenment has already begun”, and that once started, “stopping it is impossible”. In his own way, Mr Galanskov, too, displayed a certain kind of hope: he closed his statement by suggesting that a future, yet unknown appeal to overturn the verdict against him would “play a large role in proving the huge moral potential of socialism.” (That was not to be: he died in 1972 in a labour camp.)
In court last week, the timbre of hope from the members of Pussy Riot came in their belief that they, even in handcuffs and in the defendant’s cage, enjoyed more freedom than their accusers. “Truth really does triumph over deception,” said Ms Tolokonnikova. “We can say everything we want,” she said, whereas, pointing at the prosecutors and court officials, “their mouths are sewn shut.” Judge Marina Syrova will have her turn to speak on Friday.
15-VIII-12, economist