la colusión Iglesia-Gobierno condena a dos años de cárcel a las Pussy Riot
Dos años de cárcel. Nadezhda Tolokónnikova (22 años), Maria Aliójina (24) y Yekaterina Samutsévich (29), tres integrantes del grupo punk feminista ruso Pussy Riot, fueron condenadas ayer a dos años de cárcel por un tribunal moscovita. Su crimen: haber irrumpido el 21 de febrero en la catedral ortodoxa del Cristo Salvador, en la capital rusa, para cantar Virgen María, líbranos de Putin, una canción protesta contra el tercer mandato presidencial de Vladímir Putin y contra el apoyo que recibe de la Iglesia ortodoxa. Según la juez Marina Sirova, que dedicó tres horas a leer su veredicto, las Pussy Riot son culpables de gamberrismo impulsado por el odio religioso, y de haber socavado crudamente el orden social. Citando a testigos de la acusación, la juez afirmó también que lo tratado en el tribunal no era un acto político, sino un caso de blasfemia...
Desde la óptica de una democracia occidental, el veredicto del caso Pussy Riot viene a sugerir que estamos, en efecto, ante una condena ejemplarizante, dictada por la judicatura sensible al influjo de Putin para frenar la contestación social. El juicio ha despertado la solidaridad de los grandes de la música pop: el siempre comedido ex Beatle Paul McCartney ha sido uno de los últimos en alzar su voz, al unirla a la de Sting, Björk, Madonna et altri. Y, aunque tiene penosas consecuencias para las condenadas, esta sentencia tiene la virtud de revelar al público global el autoritarismo de Putin, así como los apoyos institucionales que le permiten ejercerlo. Por ello declaraban las Pussy Riot, el día antes de conocer su sentencia, que "sea cual sea el veredicto, ya hemos ganado". Porque el objeto de su actuación no era otro que denunciar que en Rusia la libertad presenta lagunas preocupantes. También que una sentencia como la que han recibido no hace sino confirmarlo. Como dijo Tolokónnikova en una declaración difundida el jueves, "nuestro encarcelamiento es un signo inequívoco de que la libertad está alejándose de este país". Y, por si no estuviera suficientemente claro, numerosos manifestantes favorables a las Pussy Riot fueron detenidos el viernes por la policía mientras se manifestaban delante del Palacio de Justicia moscovita, donde se falló el caso. Entre ellos, el excampeón de ajedrez Gari Kaspárov o el opositor Serguéi Udalstov.
No es esta la primera ocasión en la que el régimen de Putin da pruebas de su modus operandi. Esto es, de su acoso a las libertades, vehiculado por un mensaje implícito que viene a decir: a mi lado gozarás de ventajas; contra mí, puedes acabar en la cárcel. Antes sufrieron dicho acoso oligarcas que no se plegaron a la línea de Putin (y hoy purgan su decisión en Siberia), también otros artistas plásticos contestatarios o simples funcionarios. Pero quizás sea esta la vez en la que la desproporción entre el crimen y la condena sea mayor; en que el abuso del sistema ha resultado más patente.
18-VIII-12, lavanguardia
El proceso judicial del año en Rusia terminó ayer como muchos temían. Tres integrantes del grupo de música punk Pussy Riot fueron condenadas a dos años de prisión por el delito de gamberrismo cuando escenificaron en febrero una oración punk contra Vladímir Putin en la catedral de Cristo Salvador de Moscú. Cientos de seguidores y miembros de la oposición se concentraron alrededor del juzgado mientras se leía la sentencia, que el Defensor del Pueblo de Rusia, Vladímir Lukin, calificó de “injusta”. La juez, Marina Sirova, que tras declarar la culpabilidad de las jóvenes leyó durante casi tres horas las motivaciones, dijo que con su acción habían cometido una “falta de respeto absoluta” hacia los creyentes y que habían “socavado gravemente el orden social”.
El tribunal cree que no deberían haber utilizado un lugar sagrado.
“La violación de las reglas de conducta en la catedral fue una forma de expresar falta de respeto y odio religioso hacia la sociedad, hacia un grupo social por parte de las acusadas”
Sus acciones atizaron la llama del odio, dice la juez.
“Degradaron e insultaron a gran parte de los ciudadanos, en este caso creyentes, y provocaron el odio y la hostilidad en ellos, lo que constituye una violación de la Constitución rusa”
También violaron las normas sociales, según el tribunal.
“Para decidir si se violó el orden público, el tribunal considera que las activistas de Pussy Riot no reaccionaron ante las advertencias de los guardias de seguridad de la catedral”
El juicio también ha levantado una ola de protestas en todo el mundo, y Amnistía Internacional las declaró “presas de conciencia”. Han recibido apoyo de grandes figuras de la música, como Sting y Paul McCartney, Madonna o Björk. Ayer se celebraron manifestaciones de apoyo en más de 40 ciudades, incluidas Kíev, París, Dublín, Londres, Berlín o Barcelona, donde medio centenar de personas se manifestaron ante la Sagrada Família. Sus partidarios, la oposición, juristas y los más liberales de la iglesia ortodoxa consideran desproporcionada la pena de cárcel que finalmente se les ha impuesto.
El Defensor del Pueblo de Rusia, Vladímir Lukin, calificó la sentencia de “injusta” y señaló que su acción podría haber sido castigada como una falta administrativa. Mijaíl Fedótov, al frente del Consejo presidencial de Derechos Humanos, se mostró dispuesto a apoyar una petición de indulto, si se tercia. Desde sectores religiosos se propuso servicios a la comunidad como una alternativa al castigo de prisión.
18-VIII-12, lavanguardia
Una quincena de activistas convocados por la plataforma internacional Speak Up han pedido "justicia" este viernes ante la Sagrada Familia de Barcelona por las tres rusas componentes del grupo de rock Pussy Riot, declaradas culpables de actuar con "vandalismo motivado por odio religioso" en un concierto espontáneo contra el líder ruso, Vladimir Putin, en la catedral ortodoxa de Cristo el Salvador en Moscú.
Ante centenares de turistas animados y sorprendidos por la protesta, una quincena de personas ataviadas con medias en el rostro y disfrazadas con minifaldas, al estilo Pussy Riot, se han citado ante la basílica barcelonesa, en un acto celebrado en una cincuentena de ciudades de todo el mundo.
Además de bailar y cantar temas de la formación rusa, los convocantes han emulado gestos religiosos, siendo fotografiados por numerosos turistas curiosos y con adhesiones de algunos compatriotas que visitaban en aquel momento la Sagrada Familia. La protesta ha consistido en dar una vuelta alrededor de la Sagrada Familia, con pancartas como 'Libertad de expresión' y 'No pasarán', y con abucheos y gritos como 'Sin justicia no hay paz'.
Una de las participantes en la convocatoria, Ana Ruiz, ha criticado en declaraciones a Europa Press que Rusia está impregnada por el neoliberalismo de Putin, gracias a quien un 70% del poder político "es de la KGB".
De hecho, uno de los convocantes, habitualmente residente en Londres, Andrey Sidelnikov, ha explicado a Europa Press que no le estaba permitido salir y entrar de su país [Rusia] al pertenecer al Partido Liberal, una formación "demócrata y minoritaria". "No tenemos democracia", ha dicho Sidelnikov con un ramo de claveles en la mano, y ha pedido ayuda a todos los países para generar una corriente internacional contra el dirigente.
Serguei Yenia ha explicado que su amigo, homosexual, no puede vivir en Rusia, y ha calificado de "estúpido" al dirigente ruso, por no entender la protesta de las Pussy Riot y acusarlas de satánicas, cuando sólo son feministas, ha dicho. Precisamente, la plataforma ha querido matizar que su concentración es contra los poderes económicos y políticos rusos, que les privan de una vida digna, y no contra las creencias de cada persona.
17-VVIII-12, ep, lavanguardia