médicos contra el Real Decreto 16/2012: no es objeción de conciencia, es desobediencia civil

Para los expertos en bioética del Col·legi de Metges, el Institut Borja o el Comitè de Bioètica de Catalunya, la revuelta de los médicos que han decidido seguir atendiendo a sus pacientes excluidos del sistema no es una objeción de conciencia, “porque esta se refiere a un acto concreto que interpela a la moral personal”, explica Núria Terribas. Y se apoya en la libertad de pensamiento, por ejemplo, ante la atención al aborto, a la fertilización asistida, a la selección de candidatos para una investigación... En su lugar, la desobediencia civil encaja con el convencimiento de que una norma que obliga a no cumplir con los preceptos profesionales se puede saltar en beneficio del paciente, que va primero. Y además puede ser una postura colectiva.

> el video de la campanya, youtube, 1'09'' <

En la revuelta de París de 1830, el famoso cirujano Dupuytren, acusado de atender a unos rebeldes, contestó a la autoridad que él nunca sabría distinguir otra condición que la de estar heridos”. La cita es del presidente del Comitè de Bioètica de Catalunya, Marc Antoni Broggi. Es un antecedente clásico de rebelión profesional, a caballo entre la desobediencia civil y la objeción de conciencia. Los médicos se encuentran de vez en cuando con dilemas que les ponen frente a la norma. Y la exclusión de los sinpapeles del sistema sanitario ha sido la última.

“Por la presente manifiesto mi voluntad de querer ejercer la objeción de conciencia ante la norma promulgada por el Gobierno español en el RD 16/2012 que deja sin prestación sanitaria a personas que hasta ahora habíamos atendido en nuestras consultas. Mi lealtad con los pacientes hace que no sea posible faltar a mi deber ético profesional e incurrir en el abandono (…) Es mi voluntad poder seguir atendiendo a las personas que son mis pacientes y que no tienen permiso de residencia”. Firmado, 1.744 profesionales, en su mayoría, médicos, aunque también lo han hecho enfermeras.

Afiche 1 - Objeción del personal sanitario“Somos una sociedad científica con 20.000 socios que publica guías de práctica clínica que se utilizan en todo el país y son referencia internacional”, aclara Josep Basora, el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), la organización que ha impulsado la rebelión de conciencia o la desobediencia.

“Sabemos de qué hablamos y el real decreto de medidas urgentes nos enfrenta a la dejación de nuestras obligaciones profesionales. No podemos dejar de velar por la salud de nuestros pacientes”.

Llevan presentando informes, negociando, escribiendo cartas sin descanso desde que en abril supieron que sus pacientes se podrían quedar sin tarjeta sanitaria si no tenían o perdían el permiso de residencia. Han seguido intentando que se rectificara esta decisión hasta 24 horas antes de su entrada en vigor.

Han explicado hasta la saciedad que lo que pretende ahorrar el Ministerio de Sanidad es ínfimo, que están de acuerdo en que se persiga el turismo sanitario y se reparta el copago en función de la renta, pero que no se trata de eso. Que mandar a los pacientes por la puerta de urgencias no sólo es más caro, sino un desastre sanitario, porque atenderles antes evita el agravamiento de los problemas. Que los que se quedan fuera del sistema son los más sanos y el 90% de sus problemas de salud se resuelven en la asistencia primaria y con acceso a vacunas y medicina preventiva. Y que dejarlos fuera del paraguas los hace más vulnerables en el momento económico más difícil.

Al final, cuando los argumentos no dieron resultado, esa sociedad científica, que agrupa a 20.000 médicos de familia y comunitarios, echó mano de los deberes profesionales y explicó al mundo cómo contrarrestar “la irracionalidad del real decreto”

Afiche 4 - Objeción del personal sanitario - Médicos del MundoUna declaración de principios que ha dado la vuelta al mundo rico. Otras organizaciones, de Médicos del Mundo a Cáritas pasando por Amnistía Internacional, se han sumado a ese “basta”.

31-VIII-12, A, Macpherson, lavanguardia